martes, 26 de abril de 2016

Seven Minutes in Heaven - Capítulo 18 - Lo que sube...



            Cuando sentí la mano en mi hombro, me di vuelta, con el miedo apretándome la garanta. Por un momento, no puedo creer lo que veo. Garrett está parado a centímetros tras de mí, sus facciones tensas en una mueca de amargura. Está suficientemente cerca como para que yo pueda oler el whiskey en su respiración. Su cabello es un loco desorden, y una de sus rodillas está rasmillada más debajo de sus shorts caqui. El rasmillón goteaba sangre por su pantorrilla.
            - ¿Qué estás haciendo aquí? – resoplé, tambaleándome unos pasos hacia atrás. Tras de mí el sendero se inclina bruscamente. Recupero el equilibrio en una piedra.
            Su risa me atraviesa como una daga. A estas alturas estoy acostumbrada a los cambios de humor de Garrett, su comportamiento errático, pero eso no significa que me guste. El Garrett Bueno podrá ser un dulce y sincero perrito—adorable y simpático e incluso un poquito vulnerable, quizás—pero el Garrett Malo es una historia completamente diferente. Y para mi suerte, adivina cuál de los dos está aquí ahora.
            Me mira a través de la oscuridad, sus ojos rojos y desenfocados. – No necesito preguntar qué es lo que estás haciendo aquí, - se ríe maliciosamente. – Te ves como una puta con esos shorts.
            Debería ignorarlo. Debería darme la vuelta y bajar la montaña sin decir otra palabra. Pero como siempre hago con Garrett, muerdo el anzuelo. – Te gustaban bastante el otro día. – Digo cortantemente. Hace sólo unos días habíamos ido a ver una aburrida película de superhéroes, y había estado tan distraído por mis piernas apoyadas en las de él, que no vimos mucho de la película.
            - Eso fue antes de que estuvieras usándolos a media noche en medio de la nada, - dice. Sus palabras se arrastran. - ¿Estás intentando que te ataquen?
            Sé por qué dice esto, de dónde viene su veneno, pero eso no significa que no duela. Me doy vuelta para esconder las lágrimas en mis ojos. – Vete a casa, Garrett. Estás borracho, y estás siendo un verdadero idiota.
            Pero se estira y me toma el brazo. – Deja de actuar como si fueras tan inocente, - me grita. – Deja de intentar hacerme sentir como el chico malo. Sé lo que está ocurriendo.
            - Tú no sabes nada, - digo enojada. Después de todo por lo que he pasado esta noche, ya no tengo paciencia para una de las rabietas del temperamento de Garrett. – Y de verdad que no aprecio que estés actuando como si yo fuera una prostituta sólo porque quiero… - no puedo terminar esa oración. Todo el verano he estado esperando que Garrett y yo podamos cementar nuestra relación, que finalmente podamos llevarla al próximo nivel. Creo que, bien en el fondo, una parte de mi espera que si finalmente hacemos el amor, podré comprometerme a él y sólo a él, que podré dejar ir a Thayer y dejar de andar a escondidas y mentir. Le he dado a Garrett miles de oportunidades para que me seduzca, y me ha despreciado en cada una. Es casi suficiente para hacer que cualquier chica dude de sus encantos—pero yo sé que es tan solo que los raros complejos de Garrett lo detienen. Él es raro con el tema del sexo desde lo que le pasó a su hermana.
            Pero ahora, agradezco que no hayamos llegado a ese nivel. Ya no quiero estar más con él. Lo que Thayer y yo tenemos es mucho más real que cualquier cosa entre Garrett y yo. Simplemente no puedo creer que me ha tomado tanto tiempo para notarlo.
            - Sé lo que estabas haciendo aquí afuera, con quién estabas, - dice Garrett. Me suelta, y me tropiezo hacia atrás. Mi muñeca se siente delicada en la parte donde me tenía afirmada.
            - ¿Por qué? ¿Me has estado siguiendo? – Y pienso en la sensación que he tenido toda la noche de que alguien me ha estado observando, y me da escalofríos. – Eso es asqueroso, Garrett.
            Se ríe burlonamente. – Sabes, fui a la casa de Nisha esta noche. Buscando a mi ¿novia? – dice esa última palabra casi  sarcásticamente. – Ya que ahí es donde me dijiste que ibas a estar esta noche. Pero dicen que no has estado allí en toda la noche.
            Me encogí de hombros. – Decidí no ir a la patética fiesta de Nisha. ¿Y qué?
            - Y estaba sacando el auto de su entrada y de casualidad te veo corriendo por el sendero. Pensé en venir a sorprenderte. Pero no estabas aquí sola, ¿o sí?
            Las nubes que estaban alrededor de la luna se mueven, generando extrañas sombras dispersas en el sendero. A mi izquierda, Tucson brilla como si estuviera hecho de luces navideñas. A mi derecha está la caída al barranco. Esta es la parte del sendero sobre la que mi papá solía advertirme—cuando yo era pequeña me hacía tomarle la mano cuando pasábamos por esta parte. Siempre me decía que el barranco era demasiado inclinado para que bajen los alpinistas, y que al fondo había cuerpos que nadie había logrado recuperar. Un escalofrío sube por mi espalda.
            - Admítelo, - Garrett dice, su voz era grave. – Estabas con Thayer, ¿No es así?
            Se me seca la boca. Ya ni siquiera tengo corazón para negarlo. Pero tampoco quiero admitir la verdad ahora mismo—no en medio de la nada, cuando está así de borracho, así de enojado. Antes de poder moverme, él arranca un árbol nuevo de raíz y lo parte en la mitad, gritando con rabia.
            - ¡Maldición, Sutton! – su voz hace eco, resonando abajo en el barranco. Arroja las mitades partidas del pequeño árbol por el barranco y yo observo cómo se las traga la oscuridad. - ¿Cómo pudiste hacerme esto? Yo te amo. – Se tira su propio cabello, agarrándolo con sus puños.
            Siento terror, y de repente pienso en la silueta ensombrecida tras el manubrio de mi Volvo al golpear a Thayer. En el conductor que robó mi auto para atropellar al chico que amo. Una sombría comprensión comienza a surgir en mí. Doy un paso alejándome de él. - ¿Por cuánto me has estado siguiendo?
            - Lo suficiente, - sonríe con maldad. Mi corazón se retuerce. Es Garrett, intento decirme a mí misma. El dulce y bobo Garrett. Nunca atropellaría a nadie con un auto—ni siquiera a Thayer. ¿Cierto?
            Pero entonces la luna sale de detrás de las nubes, y puedo ver los músculos en su cuello y hombros, tensos con una rabia a penas contenida. Su mandíbula forma una sonrisa enojada, sus ojos brillan con locura. Un pensamiento viene a mí como un repentino latido sordo de mi corazón—quizás este no es el Garrett Malo, después de todo. Quizás este es un Garrett que yo no había visto hasta ahora. Garrett loco. Garrett  Violento.
            - ¿Qué hiciste? – le susurro.
            Se ríe, y es una risa rota y amarga. – No tengo que darte explicaciones. – Da un paso hacia mí, sonriendo con maldad.
            Un ataque de ira pasa por mí, quemando mi miedo. Por un momento es casi como si pudiera oír de nuevo el repugnante sonido de la pierna de Thayer quebrándose, como si pudiera oír su voz gritando mi nombre, débil y con dolor. Aprieto mis puños, acercando mi cara a la de Garrett. – Eres un desastre. – susurro. Sus ojos se abren más.
            - ¿Yo? – Da otro paso hacia mí. Me mantengo en mi lugar a pesar de que está a centímetros de mi cara ahora. - ¿Quién es la mentirosa aquí? ¿Quién es la puta? – En esa última palabra me empuja, un corto y fuerte empujón. Me tropiezo, pero me afirmo antes de caer. - ¿Quién es la que simplemente no… puede… decir… la verdad? – Con cada palabra me empuja más hacia atrás. Mi corazón late muy fuerte, audible en mis oídos, y esta vez es tanto de enojo como lo es de miedo.
            - ¡Terminamos, Garrett! – lo miro, y es como que lo estoy viendo por primera vez. El dulce chico que me trajo lirios del valle para nuestra primera cita, quien me enviaba docenas de playlists llenas de canciones que le hacían pensar en mí, quien me tomaba de la mano tan inocentemente cuando caminábamos juntos—ese chico se fue. ¿Siquiera existió alguna vez? La persona frente a mi es un monstruo, dañado más allá de cualquier reparación.
            Se congela, y por un momento luce como si no hubiera vida en sus ojos que arden enloquecidos. No sé cómo alguna vez pensé que lucía conmovedor. – No hemos terminado hasta que yo diga que hemos terminado, - dice apretando los dientes.
            Bajo mis pies se mueven las piedrecillas, y me volteo para darme cuenta de que me ha arrinconado contra el precipicio. Una negra oscuridad llena el aire detrás de mí. No sé qué tan alta es la caída.
            Él se mueve muy rápido. De repente, me tiene tomada de la polera. Mis pies se levantan del suelo, el cuello de mi polera me aprieta el cuello. Yo gimo y doy patadas, pero mis pies no golpean nada. Debajo de mí, el barranco se abre, hambriento. Garrett me levanta y me acerca a su cara, tanto que me ahogo con el rancio olor a whiskey.
            - ¿Por qué me haces ser tan loco? – pregunta, su voz tirita con agonía.
            Y luego me deja ir.



2 comentarios:

  1. Estoy ansiosa por el siguiente capitulo *.*

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. He estado en modo universidad, pero esta semana tendré más tiempo :) Saludos

      Borrar

Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)

Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)