sábado, 10 de mayo de 2014

Ali's Pretty Little Lies - Capítulo 27: La maldad cura todas las heridas.


Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela y Brayan.

Domingo por la tarde,  Ali estaba en su cama, escuchando el sonido de las taladradoras en el patio trasero. Cada vez que ella consideraba levantarse y hacer algo, sus extremidades no se movían. No podía imaginar tomar una ducha. No podía imaginar cepillar sus dientes. Todo lo que quería era pensar en su breve noviazgo con Nick. El boleto del carrusel. Una boleta del lugar del paintball. Fue casi nada.
Se dejó caer de nuevo sobre la almohada, sólo con ganas de dormir. La última vez que se había sentido así fue cuando sus padres le habían enviado por primera vez a Radley. Había permanecido en su habitación, sorprendida, muda y horrorizada. ¿Qué ha pasado? Había pensado una y otra vez. Sus padres habían dejado que se lleve un álbum de la familia, y había dado vuelta las pegajosas páginas tantas veces que la encuadernación se había desgastado. Las enfermeras habían intentado animarla para que participe en actividades de grupo, como clases de canto y de música o arte. Un terapeuta se había sentado en el borde de su cama y trató de hacerla hablar, de moverse—cualquier cosa—pero ella se había sentido como si hubiera una enorme pala flotando por encima de ella, vertiendo arena en ella hasta que sólo sus ojos fueran visibles.
Su teléfono sonó, y ella se abalanzó sobre él, pero era sólo un texto de Spencer: Estamos en mi casa. Por favor, ¡ven!
Por la ventana, Spencer, Aria, Emily, y Hanna estaban sentadas en traje de baño en el patio de Spencer. Se dejó caer de nuevo sobre la almohada, sintiendo las lágrimas en sus ojos. La mirarían y sabrían. Emily probablemente les había dicho a las demás que Ali estaba viendo a alguien mayor; tal vez ellas le preguntarían por qué tenía los ojos tan rojos. ¿Y cómo podía fingir?
Verían la debilidad en sus ojos. Habrían de ver qué clase de vida desordenada tenía. Se aprovecharían de ella como ella se había aprovechado de ellas. Eso era lo que hacían las mejores amigas, ¿no? Se comían vivas unas a otras. Le darían a Ali un poco de su propia medicina.
Ella se desplazó a través de sus mensajes, asegurándose de no haberse perdido ninguno de Nick, pero no lo había hecho. ¿Qué estaba haciendo él en este momento? ¿Almorzando, felizmente con su vida? ¿Volvería con ella alguna vez?
Y peor que eso, le había dicho acerca de su hermana, algo que ella había jurado guardar en secreto para siempre. Ahora, se sentía desnuda, expuesta.
Su teléfono sonó de nuevo. ¿Vienes? Preguntó Spencer. Veo la luz prendida en tu dormitorio.
- Dios. -Dijo Ali entre dientes, lanzando el teléfono hacia el armario. Se golpeó contra la pared con fuerza, tirando una fotografía de Ali y sus amigas en un barco en el puerto de Newport. Después de un momento, Ali se salió de la cama, reptó hacia su teléfono, y compuso un mensaje para Spencer.
No me siento con ganas de ir.
Otro texto llegó inmediatamente. ¿Por qué no? ¿Estás enferma? ¿Podemos ayudarte?
Ali cerró los ojos y no contestó. Lo último que quería era su lástima.
Otro sonido. Vamos a ir, Spencer escribió. Lo que necesites, podemos ayudarte.
- ¡No! -Ali gritó, pero ella ya sabía que era demasiado tarde. Y cuando se puso de pie, Spencer, Aria, Hanna y Emily ya habían salido del patio de Spencer y se dirigían al patio lateral. En segundos, estarían aquí.
De repente, sus brazos y piernas pudieron moverse de nuevo. Se puso un par de sandalias, se recogió el pelo en una cola de caballo, y bajó rápidamente por las escaleras. Casi se estrelló con la mesa de la consola en la sala mientras giraba hacia el garaje, pero tenía que salir de aquí—rápido.
La Sra. DiLaurentis, que tenía la cabeza en la nevera, la miró al pasar.- ¿Ali? ¿Estás bien?
- Bien. -Ali dijo, cogiendo la manija de la puerta corrediza de cristal.
- ¿Podemos hablar? -Botellas de aderezos para ensaladas se sacudieron mientras la puerta del frigorífico se cerró de golpe.
- Estoy ocupada. -Ali ladró.
Afuera, el sol parecía casi alienígena, demasiado brillante. Una cortadora de césped sonaba en la distancia, y las abejas revoloteaban alrededor de los narcisos recién surgidos. La nariz de Ali se crispó con el aroma de algo cercano y amargo, y después de un momento, se dio cuenta de que era ella misma. Ella no se había quitado la remera que había llevado en su cita con Nick ayer.
Dio un paso al lado del patio, luego hizo una pausa. Los árboles en el borde de la propiedad susurraban y silbaban. Ali se quedó helada. Se sentía como si alguien estuviera mirando. Miró hacia atrás y hacia adelante, casi esperando ver a un par de ojos mirando desde el bosque. Un escalofrío corrió por su espalda.
- ¿Ali?
Saltó, señalando con la mano a un lado y golpeandola con fuerza contra los ladrillos. De pie en el borde del patio estaban Spencer y las otras, todas ellas mirando avergonzadas y preocupadas.
Spencer dio un pequeño paso hacia adelante.- ¿Estás enferma? Luces enferma.
- Yo podría hacerte sopa de pollo. -Hanna ofreció.- O brownies. Mi padre siempre solía hacerme eso cuando yo estaba enferma.
- ¿Tal vez deberías volver a la cama? - Emily le preguntó en voz baja.
Ali se pasó la mano por el pelo grasiento y deseó haber cambiado de remera
- Estoy bien, sólo un poco enferma. -Dijo ella, suspirando.- Supongo que podría broncearme por un rato.
- Oh. - Spencer empujó un mechón de pelo detrás de la oreja.- Bueno, está bien. Vámonos.
Se dirigieron de nuevo al terreno de Spencer. Spencer comenzó a charlar sobre una fiesta la semana que viene a la que todas estaban invitadas, y Hanna sugirió que fueran de compras para los vestidos después de la escuela el lunes. Pero con cada paso que daban, Ali pudo sentir su preocupación. Esa gruesa, maldad familiar la llenaba, y de repente quiso sacudir con fuerza a algo. Quería que todas se sientan tan mal como ella.
Aria miró sobre su hombro, dándole una mirada de preocupación a Ali y ella sintió una llama ardiendo dentro de ella. Ella agarró el brazo de Aria. - ¿Quieres hablar de algo? - Susurró en un tono preocupado falso.
Aria palideció y miró al frente.- No. Estoy bien.
Ali chasqueó la lengua. - No es bueno guardarse las cosas, Aria—Lo veo en Dr. Phil todo el tiempo. Necesitas desahogarte sobre esto. Sácalo. De lo contrario, serás, como, reprimida sexual o algo cuando seas mayor.
Aria se retorció.- ¿En serio?
Ali puso su mano sobre su hombro.- Sip. Por lo tanto, dile a la Dra. Ali lo que vas a hacer.
Aria le dio una patada a un montón de césped cortado que el servicio de jardinería había olvidado botar.- Yo no puedo hacer nada al respecto. -Susurró.
- ¿Crees que están, como, saliendo? - La voz de Ali se levantó con una mezcla de horror y emoción. - ¡Ella es tan joven!
Aria se metió las manos en los bolsillos y se encogió de hombros. Pero sus ojos estaban húmedos, como si estuviera a punto de llorar. Ali se dio la vuelta. Al menos ella no estaba llorando ahora. Al menos su madre tenía una aventura con alguien de su misma edad.
Hanna miró sobre su hombro y frunció el ceño ante la expresión herida de Aria.- ¿De qué están hablando ahí atrás? -Ella se quedó atrás para que Ali y Aria la alcanzaran.- ¿Está todo bien?
- Por supuesto. -Dijo Aria rápidamente.
- Todo está bien. -Respondió Ali.- ¿Correcto, Aria?
Aria se estremeció. Le lanzó una desesperada mirada a Ali de “por favor no digas nada”. Hanna se movió, parecía acomplejada. Emily y Spencer se detuvieron también, mirando con curiosidad desde los arbustos de frambuesa.
- Y todo está bien contigo, ¿verdad, Hanna? - Preguntó Ali. - Bueno, excepto por Sean.
Hanna torció la boca. Las demás la miraron con curiosidad. - Hanna vio a su nueva BFF, Josie, besando a Sean en mi fiesta de la otra noche. -Explicó Ali.
Las chicas se quedaron sin aliento. - Oh, Hanna, ¡eso es horrible! -Exclamó Emily, colocando una mano sobre el hombro de Hanna.
- ¿Por qué no dijiste nada? -Preguntó Aria.
Hanna se encogió de hombros.- Parecía estúpido hablar de ello. Sean no es para mí, de todos modos. Lo he superado.
Ali oyó su propia risita.- Eso es seguro, Han. Definitivamente tienes tu propia manera de sacar las cosas fuera de tu sistema.
La cabeza de Hanna se paralizó. La expresión de su rostro era de horror y traición. ¿Qué estás haciendo? su expresión decía. Ali no respondió a su mirada. Ella hablaba en serio cuando le había prometido a Hanna que no iba a contar sobre ser comedora compulsiva. Pero eso fue en ese entonces. Acercarse al tema se sentía casi divertido. Su angustia era mucho peor que la de Hanna. Y Ali no era lo suficientemente estúpida para pensar que comer era el modo de lidiar con ello.
Habían llegado a la zona de la piscina. Spencer se dejó caer en una de las reposeras y cruzó las piernas. Las otras chicas se sentaron, también, aunque todos parecían estremecidas. Aria miró fijamente al agua. Hanna nerviosamente metió la mano en el bol de palomitas de maíz de la mesa. Ali, por su parte, sentía un brillo vagamente nuclear en su interior. Su maldad se sentía como un tren fuera de control que no podía detener si lo intentara. Pero era exactamente como que quisiera detenerlo. Cada vez que sus amigas se retorcían, se sentía como si se restaurara un poco su fuente de vida.
Emily tomó una revista People y abrió al azar una página. Ali miró el folleto. En el lado izquierdo había una foto de una chica bronceada con bikini para una publicidad de cerveza.
Ali le dio un codazo.- Me pregunto si a ella le gustan las casas de árboles.
La revista cayó de las manos de Emily, y la expresión de su cara era la de un animal atrapado, torturado. Emily abrió la boca, pero no salió ningún sonido.
Hanna se inclinó hacia delante.- ¿Qué significa eso?
Ali sonrió y puso sus manos en su regazo. - Oh, sólo una broma entre yo y Em. Es una divertida, también, ¿verdad, Em?
Emily apenas parpadeó, sin decir sí o no. Ali intentó no mirar mucho sus labios rosa o pensar en la forma en que el beso se había sentido. También trató de ignorar el pequeño remordimiento que sentía por dentro.
Las otras chicas miraron a Emily, luego a Ali. Todas ellas parecían querer decir algo, pero parecía que ninguna de ellas sabía qué.
Entonces, como si fuera una señal, la puerta mosquitera se abrió, y Melissa Hastings, vestida con un bikini de tirantes verde, asomó la cabeza. - Oh. -Dijo sombríamente cuando vio a las chicas.- No sabía que se estaba utilizando el patio.
- ¡Hola, Melissa! -Dijo Ali enfáticamente, poniéndose de pie.- ¿Cómo estás?
Melissa hizo una pausa y examinó a Ali, sus labios temblaban.- Estoy bien.
Ali tocó el brazo de Spencer.- Creo que Spencer tiene algo que decirte—una gran sorpresa. ¿Qué dices, Spence?
Spencer se quedó boquiabierta. Ella sacudió la cabeza rápidamente.- No, no lo creo.
Melissa colocó las manos en sus caderas.- ¿Qué es, Spence?
- Nada.
Melissa se volvió hacia Ali, pero Ali solo le dio a Melissa una sonrisa con la boca cerrada. No es mi historia que contar, decía su mirada. Por último, Melissa suspiró y volvió a la casa. La puerta corredera agitó cerrado.
Spencer se dio la vuelta y miró a Ali.- ¿Qué estás haciendo?
- ¿Qué estás haciendo ? -Ali replicó.
Aria parpadeó.- ¿Qué está pasando con todo el mundo?
Ali la miró.- No sé, Aria. ¿Qué está pasando?
Hubo otro silencio doloroso. Las aves cantaban en los árboles. Entonces Spencer miró su teléfono. - Me tengo que ir, ¿ok? Me acabo de dar cuenta. - Ella se levantó y entró en la casa sin siquiera decir adiós.
Las otras chicas miraban la puerta corredera, tal vez pensando que Spencer iba a volver. Como no lo hizo, Aria se puso de pie. - Eso me recuerda, tengo que irme.
- Yo también -Dijo Hanna rápidamente.
Emily le dio a Ali una mirada larga y conflictiva, se puso de pie también. Se separaron y montaron sus bicicletas o se dirigieron hacia el bosque. Ali dejó escapar un largo suspiro de satisfacción. Había sido una buena idea venir aquí después de todo. De hecho, se sentía mucho más fuerte—ya no había necesidad de volver a la cama.
Y lo mejor de todo, ella no había pensado en Nick ni una vez.



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