Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela y Brayan.
Domingo por la tarde,
Ali estaba en su cama, escuchando el sonido de las taladradoras en el
patio trasero. Cada vez que ella consideraba levantarse y hacer algo, sus
extremidades no se movían. No podía imaginar tomar una ducha. No podía imaginar
cepillar sus dientes. Todo lo que quería era pensar en su breve noviazgo con
Nick. El boleto del carrusel. Una boleta del lugar del paintball. Fue casi
nada.
Se dejó caer de nuevo sobre
la almohada, sólo con ganas de dormir. La última vez que se había sentido así
fue cuando sus padres le habían enviado por primera vez a Radley. Había
permanecido en su habitación, sorprendida, muda y horrorizada. ¿Qué ha
pasado? Había pensado una y otra vez. Sus padres habían dejado que se lleve
un álbum de la familia, y había dado vuelta las pegajosas páginas tantas veces
que la encuadernación se había desgastado. Las enfermeras habían intentado
animarla para que participe en actividades de grupo, como clases de canto y de
música o arte. Un terapeuta se había sentado en el borde de su cama y trató de
hacerla hablar, de moverse—cualquier cosa—pero ella se había sentido
como si hubiera una enorme pala flotando por encima de ella, vertiendo arena en
ella hasta que sólo sus ojos fueran visibles.
Su teléfono sonó, y ella se
abalanzó sobre él, pero era sólo un texto de Spencer: Estamos en mi casa.
Por favor, ¡ven!
Por la ventana, Spencer,
Aria, Emily, y Hanna estaban sentadas en traje de baño en el patio de Spencer.
Se dejó caer de nuevo sobre la almohada, sintiendo las lágrimas en sus ojos. La
mirarían y sabrían. Emily probablemente les había dicho a las demás que Ali
estaba viendo a alguien mayor; tal vez ellas le preguntarían por qué tenía los
ojos tan rojos. ¿Y cómo podía fingir?
Verían la debilidad en sus
ojos. Habrían de ver qué clase de vida desordenada tenía. Se aprovecharían de
ella como ella se había aprovechado de ellas. Eso era lo que hacían las mejores
amigas, ¿no? Se comían vivas unas a otras. Le darían a Ali un poco de su propia
medicina.
Ella se desplazó a través
de sus mensajes, asegurándose de no haberse perdido ninguno de Nick, pero no lo
había hecho. ¿Qué estaba haciendo él en este momento? ¿Almorzando, felizmente
con su vida? ¿Volvería con ella alguna vez?
Y peor que eso, le había
dicho acerca de su hermana, algo que ella había jurado guardar en secreto para
siempre. Ahora, se sentía desnuda, expuesta.
Su teléfono sonó de nuevo. ¿Vienes?
Preguntó Spencer. Veo la luz prendida en tu dormitorio.
- Dios. -Dijo Ali entre
dientes, lanzando el teléfono hacia el armario. Se golpeó contra la pared con
fuerza, tirando una fotografía de Ali y sus amigas en un barco en el puerto de
Newport. Después de un momento, Ali se salió de la cama, reptó hacia su
teléfono, y compuso un mensaje para Spencer.
No me siento con ganas de
ir.
Otro texto llegó
inmediatamente. ¿Por qué no? ¿Estás enferma? ¿Podemos ayudarte?
Ali cerró los ojos y no
contestó. Lo último que quería era su lástima.
Otro sonido. Vamos a ir,
Spencer escribió. Lo que necesites, podemos ayudarte.
- ¡No! -Ali gritó, pero
ella ya sabía que era demasiado tarde. Y cuando se puso de pie, Spencer, Aria,
Hanna y Emily ya habían salido del patio de Spencer y se dirigían al patio
lateral. En segundos, estarían aquí.
De repente, sus brazos y
piernas pudieron moverse de nuevo. Se puso un par de sandalias, se recogió el
pelo en una cola de caballo, y bajó rápidamente por las escaleras. Casi se
estrelló con la mesa de la consola en la sala mientras giraba hacia el garaje,
pero tenía que salir de aquí—rápido.
La Sra. DiLaurentis, que
tenía la cabeza en la nevera, la miró al pasar.- ¿Ali? ¿Estás bien?
- Bien. -Ali dijo, cogiendo
la manija de la puerta corrediza de cristal.
- ¿Podemos hablar?
-Botellas de aderezos para ensaladas se sacudieron mientras la puerta del
frigorífico se cerró de golpe.
- Estoy ocupada. -Ali
ladró.
Afuera, el sol parecía casi
alienígena, demasiado brillante. Una cortadora de césped sonaba en la
distancia, y las abejas revoloteaban alrededor de los narcisos recién surgidos.
La nariz de Ali se crispó con el aroma de algo cercano y amargo, y después de
un momento, se dio cuenta de que era ella misma. Ella no se había quitado la
remera que había llevado en su cita con Nick ayer.
Dio un paso al lado del
patio, luego hizo una pausa. Los árboles en el borde de la propiedad susurraban
y silbaban. Ali se quedó helada. Se sentía como si alguien estuviera mirando.
Miró hacia atrás y hacia adelante, casi esperando ver a un par de ojos mirando
desde el bosque. Un escalofrío corrió por su espalda.
- ¿Ali?
Saltó, señalando con la
mano a un lado y golpeandola con fuerza contra los ladrillos. De pie en el
borde del patio estaban Spencer y las otras, todas ellas mirando avergonzadas y
preocupadas.
Spencer dio un pequeño paso
hacia adelante.- ¿Estás enferma? Luces enferma.
- Yo podría hacerte sopa de
pollo. -Hanna ofreció.- O brownies. Mi padre siempre solía hacerme eso cuando yo
estaba enferma.
- ¿Tal vez deberías volver
a la cama? - Emily le preguntó en voz baja.
Ali se
pasó la mano por el pelo grasiento y deseó haber cambiado de remera
- Estoy bien, sólo un poco
enferma. -Dijo ella, suspirando.- Supongo que podría broncearme por un rato.
- Oh. - Spencer empujó un
mechón de pelo detrás de la oreja.- Bueno, está bien. Vámonos.
Se dirigieron de nuevo al
terreno de Spencer. Spencer comenzó a charlar sobre una fiesta la semana que
viene a la que todas estaban invitadas, y Hanna sugirió que fueran de compras
para los vestidos después de la escuela el lunes. Pero con cada paso que daban,
Ali pudo sentir su preocupación. Esa gruesa, maldad familiar la llenaba, y de
repente quiso sacudir con fuerza a algo. Quería que todas se sientan tan mal
como ella.
Aria miró sobre su hombro,
dándole una mirada de preocupación a Ali y ella sintió una llama ardiendo
dentro de ella. Ella agarró el brazo de Aria. - ¿Quieres hablar de algo? -
Susurró en un tono preocupado falso.
Aria palideció y miró al
frente.- No. Estoy bien.
Ali chasqueó la lengua. -
No es bueno guardarse las cosas, Aria—Lo veo en Dr. Phil todo el tiempo.
Necesitas desahogarte sobre esto. Sácalo. De lo contrario, serás, como,
reprimida sexual o algo cuando seas mayor.
Aria se retorció.- ¿En
serio?
Ali puso su mano sobre su
hombro.- Sip. Por lo tanto, dile a la Dra. Ali lo que vas a hacer.
Aria le dio una patada a un
montón de césped cortado que el servicio de jardinería había olvidado botar.-
Yo no puedo hacer nada al respecto. -Susurró.
- ¿Crees que están, como,
saliendo? - La voz de Ali se levantó con una mezcla de horror y emoción. -
¡Ella es tan joven!
Aria se metió las manos en
los bolsillos y se encogió de hombros. Pero sus ojos estaban húmedos, como si
estuviera a punto de llorar. Ali se dio la vuelta. Al menos ella no
estaba llorando ahora. Al menos su madre tenía una aventura con alguien de su
misma edad.
Hanna miró sobre su hombro
y frunció el ceño ante la expresión herida de Aria.- ¿De qué están hablando ahí
atrás? -Ella se quedó atrás para que Ali y Aria la alcanzaran.- ¿Está todo
bien?
- Por supuesto. -Dijo Aria
rápidamente.
- Todo está bien.
-Respondió Ali.- ¿Correcto, Aria?
Aria se estremeció. Le
lanzó una desesperada mirada a Ali de “por favor no digas nada”. Hanna se
movió, parecía acomplejada. Emily y Spencer se detuvieron también, mirando con
curiosidad desde los arbustos de frambuesa.
- Y todo está bien contigo,
¿verdad, Hanna? - Preguntó Ali. - Bueno, excepto por Sean.
Hanna torció la boca. Las
demás la miraron con curiosidad. - Hanna vio a su nueva BFF, Josie, besando a
Sean en mi fiesta de la otra noche. -Explicó Ali.
Las chicas se quedaron sin
aliento. - Oh, Hanna, ¡eso es horrible! -Exclamó Emily, colocando una mano
sobre el hombro de Hanna.
- ¿Por qué no dijiste nada?
-Preguntó Aria.
Hanna se encogió de
hombros.- Parecía estúpido hablar de ello. Sean no es para mí, de todos modos.
Lo he superado.
Ali oyó su propia risita.-
Eso es seguro, Han. Definitivamente tienes tu propia manera de sacar las
cosas fuera de tu sistema.
La cabeza de Hanna se
paralizó. La expresión de su rostro era de horror y traición. ¿Qué estás
haciendo? su expresión decía. Ali no respondió a su mirada. Ella hablaba en
serio cuando le había prometido a Hanna que no iba a contar sobre ser comedora
compulsiva. Pero eso fue en ese entonces. Acercarse al tema se sentía casi
divertido. Su angustia era mucho peor que la de Hanna. Y Ali no era lo
suficientemente estúpida para pensar que comer era el modo de lidiar con ello.
Habían llegado a la zona de
la piscina. Spencer se dejó caer en una de las reposeras y cruzó las piernas.
Las otras chicas se sentaron, también, aunque todos parecían estremecidas. Aria
miró fijamente al agua. Hanna nerviosamente metió la mano en el bol de
palomitas de maíz de la mesa. Ali, por su parte, sentía un brillo vagamente
nuclear en su interior. Su maldad se sentía como un tren fuera de control que
no podía detener si lo intentara. Pero era exactamente como que quisiera
detenerlo. Cada vez que sus amigas se retorcían, se sentía como si se
restaurara un poco su fuente de vida.
Emily tomó una revista People
y abrió al azar una página. Ali miró el folleto. En el lado izquierdo había
una foto de una chica bronceada con bikini para una publicidad de cerveza.
Ali le dio un codazo.- Me
pregunto si a ella le gustan las casas de árboles.
La revista cayó de las
manos de Emily, y la expresión de su cara era la de un animal atrapado,
torturado. Emily abrió la boca, pero no salió ningún sonido.
Hanna se inclinó hacia
delante.- ¿Qué significa eso?
Ali sonrió y puso sus manos
en su regazo. - Oh, sólo una broma entre yo y Em. Es una divertida, también,
¿verdad, Em?
Emily apenas parpadeó, sin
decir sí o no. Ali intentó no mirar mucho sus labios rosa o pensar en la forma
en que el beso se había sentido. También trató de ignorar el pequeño
remordimiento que sentía por dentro.
Las otras chicas miraron a
Emily, luego a Ali. Todas ellas parecían querer decir algo, pero parecía que
ninguna de ellas sabía qué.
Entonces, como si fuera una
señal, la puerta mosquitera se abrió, y Melissa Hastings, vestida con un bikini
de tirantes verde, asomó la cabeza. - Oh. -Dijo sombríamente cuando vio a las
chicas.- No sabía que se estaba utilizando el patio.
- ¡Hola, Melissa!
-Dijo Ali enfáticamente, poniéndose de pie.- ¿Cómo estás?
Melissa hizo una pausa y
examinó a Ali, sus labios temblaban.- Estoy bien.
Ali tocó el brazo de
Spencer.- Creo que Spencer tiene algo que decirte—una gran sorpresa. ¿Qué
dices, Spence?
Spencer se quedó boquiabierta.
Ella sacudió la cabeza rápidamente.- No, no lo creo.
Melissa colocó las manos en
sus caderas.- ¿Qué es, Spence?
- Nada.
Melissa se volvió hacia
Ali, pero Ali solo le dio a Melissa una sonrisa con la boca cerrada. No es
mi historia que contar, decía su mirada. Por último, Melissa suspiró y
volvió a la casa. La puerta corredera agitó cerrado.
Spencer se dio la vuelta y
miró a Ali.- ¿Qué estás haciendo?
- ¿Qué estás haciendo tú?
-Ali replicó.
Aria parpadeó.- ¿Qué está pasando
con todo el mundo?
Ali la miró.- No sé, Aria.
¿Qué está pasando?
Hubo otro silencio
doloroso. Las aves cantaban en los árboles. Entonces Spencer miró su teléfono.
- Me tengo que ir, ¿ok? Me acabo de dar cuenta. - Ella se levantó y entró en la
casa sin siquiera decir adiós.
Las otras chicas miraban la
puerta corredera, tal vez pensando que Spencer iba a volver. Como no lo hizo,
Aria se puso de pie. - Eso me recuerda, tengo que irme.
- Yo también -Dijo Hanna
rápidamente.
Emily le dio a Ali una
mirada larga y conflictiva, se puso de pie también. Se separaron y montaron sus
bicicletas o se dirigieron hacia el bosque. Ali dejó escapar un largo suspiro
de satisfacción. Había sido una buena idea venir aquí después de todo. De
hecho, se sentía mucho más fuerte—ya no había necesidad de volver a la cama.
Y lo mejor de todo, ella no
había pensado en Nick ni una vez.
Capítulo 26 | Capítulo 28
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