Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela, Brayan
La tarde siguiente, Ali puso el último bol
de chis en la mesa y se echó para atrás para el efecto. - ¿La gente siquiera
come Doritos aún? – preguntó, luego se dio vuelta y miró a sus amigas. Qué
lástima que Hanna no estaba entre ellas; de otro modo, habría hecho un
comentario sarcástico.
- Se ve genial, Ali, -
Emily dijo, ajustando la margarita tras su oreja, la cual había recogido del
jardín lateral de Ali. Emily se había vestido para la fiesta—para ella, de
todos modos—llevaba un par de jeans nuevos sin ningún agujero y una remera casi
ajustada que le había pedido prestada a Aria que decía Las Irlandesas Lo
Hacen Mejor. Ali estaba segura de que si la madre de Emily la pillara
usándola estaría en un gran problema.
- Las luces navideñas fueron un buen toque, - Spencer dijo. Ella
aún tenía su mirada en su casa al lado, probablemente esperando que Ian, quien
tenía una cita con Melissa esta noche, apareciera.
- Gracias – Ali dijo. Su papá trajo una caja de luces navideñas
del sótano esta mañana y las esparció por todo el patio—Ali había visto ese
efecto por primera vez en un restaurant en la Pequeña Italia en New York. Luego
de eso, su papá se ofreció a ir a buscar a cualquier invitado que no tuviera
cómo llegar y a asar hamburguesas por ellas. ¿Sintiéndose culpable? Ali
quería negarse, no tomar el anzuelo. Era obvio que estaba tratando de expiar
por la llegada de su gemela el próximo martes, pero nada podría compensar eso.
Prendió unas cuantas velas más y las colocó en las mesas, luego
revisó para asegurarse de que el estéreo esté puesto con un playlist dinámico y
bailable y que la terraza haya sido barrida para que todos pudieran bailar.
Tocó a Aria, quien estaba de pie en la esquina, mirando los mensajes en su
celular. – ¿Todo bien en casa?
Aria empalideció, mirando a su alrededor a las otras chicas en
la terraza. – Bien. – Casi sonaba molesta. – Solo estaba diciéndole a mi mamá a
qué hora volvería.
Ali se estremeció. ¿Eso era lo que obtenía por tratar de ser
buena? La furia se acumuló en su interior. Bien. Si Aria pensaba que Ali era
una perra, entonces ella sería una perra. - ¿Y sabes quién era esa
chica? – Ali preguntó, acercándose, apenas reconociendo su propia voz.
La boca de Aria formó una pequeña línea. – No sé de qué estás
hablando.
- ¿Crees que tu mamá sabe? ¿Todos en Hollis?
Aria miró como rogándole a Ali, entonces metió su teléfono en su
bolsillo y se alejó. Ali la miró irse, apretando sus dientes. No estaba segura
si era Aria lo que la tenía enojada realmente—todo lo que vio, cuando cerró sus
ojos, fue la mano de su madre estirándose para darle esa palmada. Pero la
mezquindad se sentía bien, correcta. Se sentía en control.
Dirigió su cabeza hacia el cielo, admirando un avión volando
alto. La noche estaba clara y sin nubes, solo con una pizca de frío, lo cual
era perfecto para las parejas que quisieran acurrucarse. Pero esa era la única
decepción. A pesar de que Nick había preguntado, no había podido obtener la
noche libre. Pero quizás era mejor así. No era como si Ali le hubiera contado a
alguien sobre él aún—no estaba segura todavía en qué lugar estaban, y no quería
decirle a sus amigas sobre él prematuramente. Y como sea, esta noche tenía
trabajo que hacer.
El timbre sonó, y Ali salió disparada de vuelta al interior de
la casa y la abrió. Hanna y Josie estaban de pie en el recibidor, ambas en
similares vestidos estampados que Ali había visto colgando en los colgadores de
Otter. - ¡Bienvenidas! – dijo frescamente, metiendo su disgusto y celos bien
abajo. Hanna nunca había vestido algo parecido con ella.
Se hizo a un lado para dejar que Josie y Hanna entren cuando más
invitados aparecieron en la acera. James Freed y el chico nuevo, Mason Byers,
se bajaron del BMW del papá de James. Kirsten Cullen y Lanie Iler, quienes
siempre estaban al borde de la genialidad, aparecieron después, seguidas por
Sean Ackard. Por un momento, todos se juntaron en el recibidor, Mason saludando
a Lanie, James dándole un toque de Me-gustas-pero-voy-a-pretender-que-te-odio,
y Hanna escabulléndose, mortificada por estar en el mismo lugar que su
flechazo. Josie, sin embargo, se quedó y le dio un apretón de manos a Sean. -
¿En qué curso vas? – Ali le escuchó preguntar.
- Pasaré a octavo, - Sean respondió.
Josie frunció el ceño. - ¿En serio? Te ves mayor.
Sean enrojeció. – La gente a veces me dice eso. Supongo que es
porque soy alto.
Ali observó mientras Josie se rio y puso un mechón de cabello
tras su oído. ¿Le…gustaba? Miró hacia Hanna, quien ahora estaba hablando
con Spencer y comiendo un puñado de Doritos, quizás no había notado que Josie y
Sean estaban hablando. Ali dirigió a Hanna al patio y la puso a conversar con
un par de chicas del equipo de hockey de la pre secundaria. Entonces volvió a
entrar. Josie seguía hablando con Sean. Esto era casi demasiado fácil.
James tomó a Sean del hombro y lo llevó hacia el patio, donde
alguien había prendido el estéreo. Ali usó la oportunidad para acercarse a
Josie. – Que lindo que hayas venido, - sonrió afectada. – Cualquier amiga de
Hanna es amiga mía.
Josie miró prudentemente a Ali pero luego se encogió de hombros.
– Fue lindo que me hayas invitado. Aún no conozco a mucha gente por aquí, pero
todos lucen simpáticos.
- ¿Cómo Brayden, cierto?
Josie parpadeó. - ¿Quién?
- Ese chico con quien estabas hablando. Brayden. – Ali escogió
un nombre cualquiera en caso de que Hanna le hubiera contado a Josie que le
gustaba. Era poco probable que Hanna lo haya indicado, ya que Josie estaba
coqueteando, y claramente Sean no le había dicho su nombre tampoco. – Creo que
le gustabas.
Josie se mordió la punta del dedo pulgar, lucía intrigada. - ¿Tú
crees? – preguntó de mala gana.
Ali asintió. – He sido amiga de él por mucho tiempo. Puedo
adivinarlo.
Los ojos de Josie fueron de un lado a otro. – Él era
realmente lindo.
- ¿Quieres conocerlo mejor? – Ali preguntó.
Josie sonrió. – Claro.
Ali asintió. - ¿Sabes qué haré? Lo enviaré de vuelta a la
terraza interior con unos refrescos para que puedan hablar en privado. – Guiño
el ojo sabiamente.
Josie miró a Ali por unos segundos. – Gracias.
- Ve allí y acomódate en el sofá, - Ali dijo, haciendo un gesto
hacia la terraza interior. Para su deleite, Josie hizo exactamente lo que se le
dijo. Luego Ali se fue de vuelta al patio, el cual de repente estaba lleno de
chicos. Spencer y Kirsten estaban bailando. Aria y Emily estaban en una de las
mesas, hablando con Joanna Kirby, quien habría sido perfecta para la pandilla
de Ali excepto por el hecho de que estaba demasiado obsesionada con los
caballos—había un rumor de que aún jugaba con figuritas. Ali espió a Sean al
otro lado del patio con James Freed. Hanna estaba de pie cerca de él,
mordiéndose su uña, probablemente considerando hablarle. Ali lo sacó de allí
antes de que pudiera.
Y luego de eso, fue fácil. Sean, siempre caballero,
inmediatamente consiguió dos vasos de ponche y se dirigió a la terraza
interior. Hanna lo observó, confundida, pero se quedó en su lugar junto al
canasto colgante de alegrías del hogar.
Pasaron cinco minutos. Luego diez. Hanna se movía como si
tuviera bichos en su ropa interior. Volvió a meter su mano al bol de Doritos
una y otra vez. Finalmente, Ali se le acercó junto al cerco. - ¿Qué le pasó a
Josie?
- No lo sé, - Hanna dijo ansiosamente. – No la he visto desde
que entró. ¿Y si pensó que esto era patético y se fue?
Ali ignoró el hecho de que Hanna más o menos la había insultado
en la cara, y encadenó su brazo con el de ella. – Busquémosla en la casa.
Entraron a la cocina, donde el silencio era impresionante en
comparación a las fuertes voces afuera. Ali asomó su cabeza en un baño, luego
miró hacia arriba por los escalones. – No lo sé, Han.
Cuando Hanna vagó hacia la terraza interior, Ali no fue con
ella. No tenía que hacerlo. Observó como Hanna se detuvo de golpe en la
entrada, el color drenándose de su cara.
- ¿Qué ocurre? – Ali preguntó, acercándose al lado de Hanna.
Hanna dio un gran paso atrás. Había lágrimas en sus ojos. Ali se
asomó y vio a Josie y a Sean acurrucados en el sofá, claramente casi besándose.
– Oh dios mío, - Ali dijo, tomando la mano de Hanna.
Toda clase de expresiones pasaron por la cara de Hanna. Sacudió
la cabeza, luego salió volando hacia el baño. La puerta se cerró con fuerza.
Ali sacudió la manija, pero estaba bloqueada. - ¿Hanna? – llamó. - ¡Han, por
favor déjame entrar!
Una pequeña tos seca salió del interior. El agua corría. El agua
del retrete bajó. Ali puso su palma alrededor de la manija. Era un dejà vu de
lo que había ocurrido en Annapolis en Febrero. De pronto sintió remordimiento. Ella
había hecho que esto ocurra hoy. Pensándolo bien, ella como que también hizo
que pase lo de Annapolis.
Ali giró la manija, y se abrió—fue
casi como que Hanna quisiera que ella entrara. La puerta se abrió y dio
a una escena familiar: Hanna agachada sobre la taza del retrete, con los ojos
rojos. Miró a Ali con terror sino que con derrota. Ali entró y cerró la puerta
otra vez.
- De verdad no lo hago tan seguido, - Hanna
dijo.
- Lo sé, - Ali la calmó. – Y ver lo que
acabas de ver… oh dios mío, Han. Es terrible.
Hanna asintió. – Le dije que me
gustaba. Le dije que él iba a estar aquí. ¡Y fue derechito por él!
- Algunas chicas simplemente son así, - Ali
dijo, acariciando el cabello de Hanna. - ¿Sabes lo que necesitas hacer? Nunca
le vuelvas a hablar a esa perra, a partir de ahora. Si trata de hablarte,
ignórala. Está muerta para nosotras.
Hanna se tragó un sollozo. – Pero era tan
genial. Y divertida. Y—
- No puedes dejar que se salga con la suya, - Ali interrumpió. –
Las chicas como esa caminarán por sobre ti si las dejas, Han. Y si Sean no se
da cuenta de lo especial que eres tú, ese es su problema. Me aseguraré de que
la reputación de Josie se arruine en Rosewood Day, ¿está bien? Incluso me aseguraré de que nadie compre en Otter. Le enviaré
un mensaje a Spencer ahora mismo para que les pida a ella y a Sean que se
vayan. Y encontraremos otro chico para ti este verano—alguien
mucho mejor que Sean. Lo prometo.
Hanna se secó una lágrima. - ¿Lo harás?
- Absolutamente. – Ali movió el cabello de
Hanna sacándoselo del rostro. – Sin ofender, Han, pero Sean es demasiado
puritano para ti. Necesitas un chico que sea más alocado, más genial, un poco
más divertido. Conozco a montones de chicos así.
- Está bien, - Hanna murmuró. Y cuando miró
a Ali, Ali supo que no le volvería a hablar a Josie. Haría lo que sea que Ali
le pidiera, especialmente ahora.
Entonces Hanna se aclaró la garganta. - ¿Y
no le dirás a nadie sobre… esto, cierto? – Hizo un gesto hacia el baño.
Ali se acomodó contra el lavabo. – Hanna,
¿No crees que deberías decirle a alguien?
- ¡No!
- ¿Ni siquiera a tu mamá?
Hanna sacudió la cabeza, su cabello se
balanceó. – Por favor, - rogó.
Ali cruzó sus brazos sobre su pecho,
pretendiendo considerarlo. – Está bien, - dijo. – Las mejores amigas se cubren
las espaldas—yo cubro la tuya si tu cubres la mía.
- Definitivamente, - Hanna dijo ansiosa. –
Haré lo que quieras.
- Perfecto, - Ali dijo, y acarició la
cabeza de Hanna. – Eso es todo lo que pido.
Le pasó un vaso de agua a Hanna y le dijo
que se lave la cara. Luego la ayudó a salir del baño, la panza de Hanna chocó
pesadamente su hombro. A pesar de que ahora la ropa de Ali olía tanto a vómito
como Hanna, no se quejó.
Para eso estaban las buenas amigas, después
de todo.
Capítulo 23 | Capítulo 25
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