viernes, 7 de marzo de 2014

Ali's Pretty Little Lies - Capítulo 18: ¡Nada como escuchar a tu BFF cantar tus alabanzas!

Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan

            Pocos días después, la última campana del día sonó, y todos los estudiantes de la clase de Ali se pusieron de pie y se dirigieron a la puerta. - ¡Gente, no olviden! – La Sra. Lowry, su profesora de inglés, gritó. - ¡Sus parodias de Hemingway son para el Lunes! ¡No recibiré trabajos atrasados!

            - ¿Ya has comenzado el tuyo? – Spencer le preguntó a Ali mientras pasaban por la puerta hacia el pasillo, el cual estaba abarrotado con chicos en sus lockers.

            - No, - Ali respondió, moviendo la cabeza. - ¿Quieres hacerlo por mí?

            Spencer resopló. – Tengo un gran ensayo de historia, Ali. Lo siento.

            Ali cruzó sus brazos sobre su pecho. No hace mucho, Spencer habría hecho la tarea de Ali en un segundo sin quejarse. Te vi, lo sabes, quería decirle. Sé lo que hiciste con Ian. Cada día que pasaba sin que Spencer diga algo hacía que la traición parezca peor y peor.

            El teléfono de Ali sonó. Lo buscó dentro de su bolso. Llamante Desconocido. Estaba  a punto de presionar IGNORAR cuando Spencer se aclaró la garganta tras ella.

            - Odio cuando recibo llamadas de números bloqueados, - dijo – suele ser mi mamá controlándome, pero no quiere que yo sepa que es ella quien llama.

            El teléfono sonó otra vez. Ali miró a Spencer. - ¿Se puede bloquear cualquier número?

            - Creo que algunos teléfonos no lo permiten. – Spencer se detuvo en su locker y comenzó a girar el dial. – Los teléfonos públicos suelen ser buenos para eso. Los celulares también.

            Ali asintió. Recordó haber visto un banco de teléfonos públicos en el lobby de la Reserva—quizás su hermana de algún modo había llegado a uno de ellos sin que las enfermeras lo notaran. O quizás había pedido prestado el celular de alguien.

            Spencer miró sospechosamente a Ali. - ¿Por qué quieres saber cómo bloquear llamadas?

            Ali abrió la boca, luego la volvió a cerrar. Spencer resopló. – Bien, - dijo bruscamente, mirando a su locker nuevamente. – No me digas.

            Finalmente, el teléfono fue a buzón de voz. Ali miró la pantalla, esperando que el pequeño icono de mensaje apareciera, pero no lo hizo. De repente, se sintió como si tuviera que alejarse de Spencer, y rápido. Se metió entre la multitud de chicos hacia las puertas dobles que daban a un pequeño patio que conectaba la pre-secundaria con la secundaria. Era más que nada territorio de secundarios; los chicos de pre-secundaria eran excluidos si se sentaban en las tres bancas del patio o pasaban el rato allí luego de clases. Sin embargo Ali tenía un pase, especialmente si Cassie o alguna de las otras estaban por allí, pero no parecía verlas en ningún lado. Sí vio, sin embargo, a una menuda chica, ligeramente rechoncha, de pie en un rincón del patio, hablando animosamente con sus manos. Se enderezó. ¿Era esa Hanna?

            Josie estaba de pie junto a Hanna, asintiendo compasivamente. Ali se acercó, agachándose tras un árbol en un macetero para que Hanna no la viera. Cuando solo estaba a unos pies de distancia, captó parte de la conversación de Hanna por encima del jaleo de los otros estudiantes.

            - … y ella, es como, tan manipuladora, - Hanna decía. – Hay cosas que sabe sobre mí que no quiero que nadie sepa, y tengo tanto miedo de que vaya a decirle a alguien si hago algo mal. Me vuelve loca. Y está actuando más raro de lo usual últimamente, guardando muchos secretos, recibiendo extrañas llamadas telefónicas—probablemente me odia.

            - Tienes que botarla antes de que ella te bote a ti, - Josie respondió.

            Hanna juntó sus labios. – Pero ha sido mi amiga por dos años ya. Hemos pasado por mucho juntas.

            Los ojos de Ali se abrieron mucho. ¿Hanna estaba hablando sobre ella?

            - Podrá haber sido buena amiga tuya antes, pero no es una buena amiga ahora. – Josie dijo firmemente. – Eres súper genial, Hanna. Estarás bien.

            Ali se llevó la mano a la boca. ¿Josie estaba drogada? Hanna no estaría bien sin ella—para nada.

            No podía soportarlo más. Se salió de detrás del árbol y pasó junto a Hanna como si no la hubiera visto. - ¡Oh! – dijo, fingiendo sorpresa justo después de alcanzarla. - ¡Hola, Han! Hola… ¿Josie era?

            Hanna palideció. La sonrisa de Josie desapareció. – H-hola. – Hanna dijo, sus ojos iban de un lugar a otro. - ¿Por cuánto has estado aquí, Ali?

            Ali puso sus manos en sus caderas y parpadeó.

            Su silencio parecía poner aún más nerviosa a Hanna. Hanna miró a Josie. – Debo irme.

            - Por supuesto, - Josie dijo. Se despidió de Ali, y luego caminó a su lado de la escuela.

            Ali se dio vuelta y marchó de vuelta a Rosewood Day, sus hombros tensos, su mandíbula apretada. Hanna se las arregló para alcanzarla. – Espero que no creas que estaba hablando de ti, Ali, - dijo. – Estaba hablando sobre Kate. Lo juro.

            Ali se acercó a su locker y pretendió concentrarse en la combinación. – Mm-hmm.

            - Josie también tiene una hermanastra, - Hanna dijo, su voz no era convincente exactamente. – Ella como que… ha estado allí para mí, ¿sabes?

            Ali la encaró, sus ojos se entrecerraron. - ¿Y has sido amiga de Kate por dos años? ¿Desde cuándo?

            La boca de Hanna se abrió. No salió ningún sonido.

            Ali abrió su locker y metió un montón de libros en su bolso sin prestar atención en la materia para la que eran. No conoces a Josie. Puede que ella no guarde tus secretos tan bien como yo.

            Hanna asintió obedientemente. – O-okey.

            Ali se dirigió al estacionamiento, donde tenía que esperar a Jason. – Pero ella parece realmente simpática, - dijo luego de un momento. - ¿Sabes lo que estoy pensando? Quizás daré una fiesta. Deberíamos invitarla.

            Hanna torció su boca. - ¿En serio?

            - Ajá, - Ali dijo.

            - E-eso sería genial, - Hanna murmuró.

            - Me alegra que lo pienses, - Ali respondió. Ya que estaba claro que Hanna no recibía el mensaje de que Josie no era necesaria, quizás era momento de probar una táctica diferente: robar a Josie. Probarle a Hanna que todos querían a Ali como su amiga más de lo que querían a Hanna.

            Estaban en la entrada para entonces, justo al lado de la gran fuente burbujeante. La mamá de Hanna se acercó a la cuneta y Hanna se despidió mientras se subía. Ali continuó hacia el mástil, adelantando a unas chicas que llevaban cajas grandes de chocolates Toblerone para vender para una salida a terreno de francés, y un grupo de chicos dirigiéndose a uno de los buses de regreso. Escaneó el estacionamiento en busca de Jason todo el tiempo, pero no lo veía. Giró a la izquierda y caminó hacia unas tiendas que estaban por la calle. El alegre letrero de Pinkberry’s parecía chillón y molesto. La bandera Italiana flameando en frente de Ferra’s Cheesesteaks la mareaba. Necesitaba afirmarse.

            Pero entonces algo se materializó frente a sus ojos. Un Mercedes dorado estaba estacionado al final de la cuadra. El motor no estaba andando, pero había una persona en el asiento del conductor. Ali reconocería ese brillante cabello rubio en cualquier parte. Era su madre.

            Se acercó. Su madre sostenía un celular en su oído, y había algo en su postura y agachada cabeza que hizo que Ali quiera escuchar. La ventana estaba abierta, y una vez que Ali estaba a solo unos autos de distancia, pudo oír algunas de sus palabras. Solo necesitamos un poquito más de dinero, cariño. Solo para pagar el resto de sus cuentas del hospital. Entonces se acomodó. Lo sé, lo sé. Pero es tu hija también.

            Ali se movió. ¿Por qué estaría su mamá rogándole dinero a su padre?

            La Sra. DiLaurentis hizo un sonido de besos al teléfono, y luego colgó. Medio segundo después, el teléfono sonó otra vez. – Oh, hola, Kenneth, - dijo la mamá de Ali con un suspiro. Kenneth era el nombre del papá de Ali. El tono de voz de su mamá era totalmente diferente al de la última llamada. Aburrido. Exasperado. Cansado.

            El corazón de Ali ganó velocidad. Se metió a Wordsmith’s Books antes de que su madre pudiera verla. A pesar de que no tenía pruebas, sabía que su mamá acababa de haber estado hablando con dos personas diferentes—dos hombres diferentes. Al primero le había pedido dinero, presuntamente para las cuentas del hospital de su hermana. Pero entonces dijo, es tu hija también. Lo cual no tenía sentido.

            A menos que….

            La habitación de repente comenzó a dar vueltas. Ali se echó para atrás, casi chocando con un rack metálico lleno de tarjetas de felicitaciones. A menos que el primer hombre con el que su mamá haya estado hablando al teléfono fuera el verdadero padre de su gemela.

            Lo cual lo hacía su verdadero padre también.

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