Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela
Más tarde esa noche, Ali estaba en forma de X en su cama, mirando
al techo. Ella había cambiado la habitación desde que había tomado el lugar de
su hermana—removiendo las fotos de Naomi y Riley y suplantándolas por otras de
Aria, Spencer, Emily, y Hanna, reorganizando el armario desordenado de su
hermana y tirando las prendas que a ella no le gustaban; reubicando el escritorio
de modo que estuviera bajo el gran ventanal que daba al patio trasero; y
colgando un poster grande que decía LIBERTAD sobre su cama. Era una pequeña
broma interna consigo misma.
Lo único que guardaba de su hermana era la lámpara de techo sobre
su cabeza, un móvil de varias estrellas de color amarillo brillante y una luna
plateada. Antes, cuando ella era Courtney, ella le había dado eso a su hermana
por su cumpleaños, y se había sorprendido de que su hermana lo hubiera
conservado. En el fondo, ¿se arrepentía su hermana de lo que había hecho? ¿O es
que simplemente le gustaba el diseño?
Beep.
Abrió los ojos y miró a su teléfono, nervios atravesando su
estómago. Pero sólo era un nuevo mensaje de Nick: ¿Está todo bien? Estoy
preocupado por ti.
Ali no sabía qué responder. Nick la había alcanzado en el garaje;
se había apoyado contra uno de los pilares de hormigón, respirando hondo,
tratando de calmarse. Él le había preguntado una y otra vez lo que había visto,
pero ella se limitó a negar con la cabeza y dijo que no podía hablar de ello.
Ella no sabía cómo hablar de ello. Ella
era Alison DiLaurentis: Esto no ocurría en su familia perfecta. Su madre no se
encontraba con hombres desconocidos en lugares públicos. ¿Y quién era ese tipo, de todos modos? ¿Qué le
estaba diciendo con tanta urgencia? ¿Su madre los iba a abandonar por él?
Era algo que sucedía en otras familias, claro—como la de Aria. Incluso como la de Hanna.
Pero esto no le sucedía a la de ella.
Te lo diré más tarde, finalmente escribió. Te lo prometo.
Cuando estés lista, él respondió.
Una puerta se cerró de golpe afuera, y luego hubo una risa. Ali
salió de su cama, se acercó a la ventana, y se asomó a la casa de los Hastings
al lado. Spencer estaba de pie en su camino de entrada con una vieja falda a
cuadros de hockey sobre hierba, una camiseta cortada, y pies descalzos. Su
cabello rubio estaba recogido, y sus labios estaban pintados con un brillo de
color rosa. Tenía las mejillas sonrojadas, pero no de rubor. Ella estaba
charlando con Ian Thomas, que estaba apoyado contra su SUV.
Ali levantó las cejas, habiendo olvidado temporalmente su trato
con Ian.
Ian hablaba, y Spencer reía. Cuando él tocó el brazo de Spencer,
Spencer no se apartó. Se inclinó hacia delante y le besó la mejilla. Entonces,
Ian la agarró, la atrajo hacia él y la besó en los labios. Ali abrió mucho los
ojos. A pesar de que ella le había dicho a Ian que lo haga, su pasión la
sorprendió.
Después de que se separaron, Ian se volteó y subió a su coche.
Spencer permaneció en la hierba, con las manos en los bolsillos de su falda,
una sonrisa tonta en la cara. Uno de sus perros, Beatrice, acercó su nariz a la
mano de Spencer, y ella comenzó a acariciarla distraídamente.
Ali metió los pies en sus sandalias y corrió escaleras abajo. Ella
ya se podía imaginar cómo sería todo: Spencer confesaría que acababa de besar a
Ian, su voz llena de asombro. Ali le diría que ella había ayudado a hacer que suceda— ¿ves? ¡Ella puede hacer cualquier cosa! Y Spencer miraría a Ali
con tanta gratitud, dándole las gracias profusamente. Ella estaría bajo el
pulgar de Ali para siempre.
Spencer todavía estaba en el mismo lugar cuando Ali cruzó el
césped. Cuando vio a Ali, saltó como si saliera de un trance. - Oh. - Su voz se
quebró. - ¿C-cuánto tiempo has estado aquí afuera?
- No mucho. - Dijo Ali, haciéndose la tonta. - ¿Qué estabas
haciendo?
Spencer jugueteó con las puntas de cola de caballo rubia. - Nada.
- ¿Estás de pie en medio de tu jardín sin ninguna razón? -Bromeó.
Spencer se encogió de hombros. - Vine a buscar el correo.
Ali resopló, mirando las manos vacías de Spencer. - Entonces,
¿dónde está?
- Es que... - Spencer se fue apagando. Su ceño fruncido. – No lo
he buscado todavía, ¿de acuerdo? Dios.
Ali puso las manos en sus caderas. ¿Por qué Spencer estaba
actuando tan irritada? ¿Y por qué estaba confesando su gran beso? Ella decidió
intentar una táctica diferente. - Tuve un gran día. - Mintió. - ¿Qué hay de ti?
Spencer metió sus dedos bajo el collar del cuello de Beatrice. -
Estuvo bien.
- ¿Nada interesante sucedió?
Un hombro se levantó. - En realidad no.
Ali parpadeó. ¿Spencer realmente pensaba que Ian la había besado
porque le gustaba? ¿Estaba así de desconectada de realidad? En esta
situación, algunas chicas simplemente admitirían que habían visto todo, pero
para Ali eso se sentía barato y desesperado. Ella quería que Spencer le
ofreciera información, que se lo quiera
decir.
Giró sobre sus talones. - Me tengo que ir.
- ¿En serio? -Preguntó
Spencer.
Ali no respondió. Ella caminó a través de los setos, apretando los
dientes con tanta fuerza que hicieron un chirrido horrible mientras se
deslizaban uno contra el otro. A mitad de camino a través de su terreno, oyó un
crujido detrás de ella y pensó que podría ser Spencer, yendo a contarle todo. Podrían salvar las cosas, Ali
decidió. Ella la perdonaría por ocultarle lo sucedido, incluso, siempre y
cuando Spencer le rogara.
Pero cuando se dio la vuelta, no era Spencer. Era Jenna Cavanaugh.
Un escalofrío recorrió la espalda de Ali. Las gafas de sol negras de Jenna
oscurecían la mayor parte de su cara a excepción de sus labios de color rojo natural
y la barbilla puntiaguda. Su cabello negro caía sobre sus hombros y sus piernas
y brazos se veían aún más delgados-tipo-modelo de lo que habían estado el otoño
pasado antes de comenzar a ir a su escuela especial. El pastor alemán, su perro
guía, estaba a su lado, su larga lengua rosada chorreando saliva. Parecía que
Jenna estuviera mirando directo a Ali, realmente viéndola, pero por supuesto eso era imposible. Ali se escondió
detrás de un árbol de todos modos.
- ¿Ali? - Jenna llamó. - ¿Eres tú?
Ali se escondió aún más. A pesar de que quería decirle a Jenna que
era ella, no quería iniciar una conversación con ella—no con Spencer todavía en su patio. ¿Y si
Jenna decía algo sobre su hermana gemela?
- ¿Ali? - Jenna volvió a llamar.
Una puerta con tela metálica se azotó al otro lado de la calle, y
Toby Cavanaugh salió al pórtico. Ali se congeló. ¿Qué hacía él en casa? ¿No había sido enviado fuera
para siempre?
Toby bajó del pórtico y cruzó el patio. - Jenna, ¿qué estás
haciendo allá?
Su voz tenebrosa hizo que Ali se estremeciera. Ese momento
horrible en sexto grado volvió a ella en un instante: La manera enojada en que
Toby le dijo te vi esa noche, el
horror en sus ojos cuando ella dijo lo que sabía de él en su cara. No mucho
antes de eso, ella se había encontrado con Jenna llorando. A pesar de que
atormentaba a Jenna en la escuela, Jenna sabía más sobre Ali que cualquier otra
persona—y ella nunca le
dijo a nadie. De repente, ella quiso expiarse por lo desagradable que había
sido. Ella quería compensárselo.
¿Qué ocurre? Le preguntó a
Jenna. Le apretó la mano. Puedes decirme.
Sabes que no le diré a nadie.
Jenna levantó la cabeza. Le tomó mucho tiempo para hablar. Es mi hermano, comenzó.
Cuando terminó, Ali le dio un abrazo. Sabes que también tengo problemas de hermanos. Puedo ayudarte.
Deberíamos hacer algo para hacer que lo envíen lejos por siempre.
Y lo hicieron.
- Jenna - Dijo Toby de nuevo, más severamente esta vez. Cuando
llegó a la acera donde Jenna estaba de pie, se detuvo, como si sintiera que Ali
estaba allí también. Sus ojos se estrecharon en dos ranuras de hierro frío. El
corazón de Ali dio un vuelco.
Finalmente, tomó el brazo de Jenna. - Vamos -Dijo. - Entremos.
Jenna tiró el arnés del perro. Usando su bastón blanco, su perro
caminando a su lado, ella entró en la casa, sin decir una palabra más.
Capítulo 15 | Capítulo 17
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