Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela
Unos días más tarde, Ali estaba
sentada con sus amigas en un banco delante de Pinkberry, que estaba en la calle
principal de Rosewood a pocas cuadras de la escuela. Al otro lado de la calle,
el letrero neón de Ferra's Cheesesteaks parpadeaba. Mujeres con pantalones
capri y grandes gafas de sol Chanel entraban y salían del salón Aveda. Las
campanas de la puerta de la librería Wordsmith’s Books tintineaban alegremente.
Aparte de los gases de escape apestosos de los coches que pasaban de vez en
cuando, el mundo entero olía a flores de primavera y a caramelo caliente
procedente del bar de coberturas de Pinkberry.
- Y luego, cuando miré por mi
ventana, uno de los trabajadores me estaba mirando. - Ali le estaba diciendo a
sus amigas acerca de los chicos que habían venido a cavar el agujero para el gazebo
esta mañana. - ¡Y entonces me silbó!
Quiero decir, era tan asqueroso como Toby Cavanaugh. Tal vez incluso más asqueroso. Me sentí completamente
asqueada. ¿Y si ellos tomaron fotos mías?
Spencer dejó caer su cuchara en su
taza. - Deberías haber cerrado tus cortinas si no querías que te vean.
- ¿Qué importa? - Emily intervino. -
¡Esos chicos no pueden hacer eso! Debes decirle a tus padres, Ali.
Ali hizo un movimiento vacilante con
la mano. - Está bien. Puedo manejarlo sola.
- En serio. - Emily estaba
respirando con dificultad, lo que siempre hacía cuando ella se enojaba. - Eso
es, como, ¡acoso! ¡Deberían contratar a alguien más! ¿Quieres que yo les diga por ti?
- Tranquila, asesina. - Ali bromeó,
usando su apodo favorito de Emily. Bueno, había manipulado la
verdad un poquito. Los trabajadores
en realidad no miraron hacia ella esta mañana, ni siquiera cuando caminó hacia
el coche de Jason.
- Está bien, todas, cambio. - Le
dijo Ali a sus amigas, dejando la cuchara de plástico en su taza de Pinkberry y
entregándosela a Hanna, que estaba a su izquierda. Hanna le entregó su helado
de pistacho a Emily, ella le dio de sabor mantequilla de maní a Spencer y Ali
tomó el de nuez lichi con chispas de chocolate de Aria.
Ali dejó que los sabores se fundan
en su lengua, sintiendo que todo estaba bien en el mundo. Hasta el momento, había
recibido tres mensajes de Ian que le prometían que el beso a Spencer vendría
pronto, pero también con ganas de saber cuándo sería su beso con ella. Esperaba
que, con el tiempo, él simplemente lo olvidaría—especialmente ahora que las cosas iban tan bien con Nick. Ella
todavía estaba emocionada por su increíble cita. Una parte de ella quería decirles
a sus amigas acerca de ello, pero otra parte de ella quería mantener a Nick en
secreto por un tiempo más. Ni siquiera había escrito sobre él en su diario aún,
era tan especial que no había sido capaz de encontrar las palabras adecuadas
para describirlo.
De repente se sintió tan feliz que
quería transmitir el sentimiento. Apoyó la cabeza en el hombro
de la chaqueta de Spencer. - Así que, chicas. Creo que todos deberíamos
encontrar flechazos increíbles para el verano. Y luego hacer una jugada para
convertir esos amores en novios.
Hanna parecía emocionada. - ¡Estoy
contigo! ¡Yo reclamo a Sean!
- ¡Genial! - Ali sonrió. - ¿Y tú
Spence? ¿Tienes a alguien que te interese? - Ella no sabía cuándo Ian iba a
hacer su jugada, pero cuanto antes, mejor.
Spencer se puso rígida y le dio una
mirada de Por favor no le digas a nadie.
- Uh, no. - Clavó la cuchara en el
helado y sacó un poco vigorosamente.
- Bueno, yo tengo un flechazo. - Aria dijo con orgullo cuando Spencer no
respondió.
- Lo sabemos, lo sabemos. - Emily le
dijo juguetonamente. - Es Noel. Sólo nos lo has dicho unas cincuenta veces.
- Sí, e incluso congeniamos la
semana pasada. - Dijo Aria emocionada.
Ali se limpió tímidamente los labios
con una servilleta. - ¿Por qué no lo invito a salir por ti? - Dijo, sintiéndose
generosa.
Los ojos de Aria se abrieron. - ¿Qué
le dirías?
- Le diría que eres la chica más
increíble del mundo.
Aria se echó a reír. - ¿Y él te creería?
- Por supuesto, Aria. Noel me
escucha. Lo que sea que diga, va. Yo le puedo convencer de que eres la única
chica con la que debe salir. - Ella miró
a las demás. - Díganle, chicas. Díganle que puedo convencerlo de que Aria es
increíble.
- Ella puede. - Dijo Emily. Por
supuesto que era la primera en estar de acuerdo.
- Es cierto. - Hanna asintió.
Incluso Spencer a regañadientes se
encogió de hombros. Aria revolvía con su cuchara el helado que se derretía
rápidamente. - ¿Realmente harías eso por mí, Ali? ¿Cuál es el truco?
- No hay truco. - Ali giró acarició
los risos de Aria que le había ayudado a hacer esa mañana antes de la escuela. -
Sólo quiero que seas feliz. - Tan feliz como soy yo, pensó.
- Eres increíble. - Aria le dio un
abrazo enorme.
Después de que las chicas terminaron
su postre, Spencer anunció que se debía ir al Hospital Memorial de Rosewood,
donde se ofreció como voluntaria. La mamá de Hanna estaba esperándola en el
Starbucks en esa calle. Emily y Aria montaron sus bicicletas y se dirigieron a
casa también. Ali tiró su taza de helado a la basura y se acercó hacia
Wordsmith’s, luego, vio el coche de Jason estacionado en una zona donde era
prohibido detenerse. Por una vez, en realidad llegaba a la hora.
- ¿Te importa si nos detenemos en
Kinko's en Hollis antes de ir a casa? - Jason preguntó cuando Ali se metió en
el coche. - Tengo que hacer una fotocopia de mi certificado para la universidad.
- Luego la miró en el asiento trasero. - ¡Y ven adelante! ¡Yo no soy tu chofer!
Ali se quejó, luego subió al asiento
delantero en el siguiente semáforo y abrochó el cinturón de seguridad. - ¿Por
qué tienes que hacer una copia de tu certificado para Yale? - Preguntó.
- Porque tiene mis notas finales. - Respondió
Jason. - Yale exige que todos los estudiantes lo presenten para asegurarse de
que todavía nos quieren admitir.
Ali arrugó la nariz. - Pensé que ya
te habían aceptado.
- Se aseguran de que los niños no
reprueben el último semestre de la preparatoria. - Dijo Jason, arrancando
cuando el semáforo se puso verde.
Ali cerró los ojos y pensó en su
hermano yendo a la universidad. Solía ser una de las cosas de las que hablaba
con ella cuando la visitaba en el Radley—él quería especializarse en ciencias políticas, decía, y luego tal
vez se convierta en un abogado especializado en casos de emancipación infantil.
Debo emanciparme de mamá y papá, dijo ella tristemente. Entonces tal
vez podría salir de este lugar. Jason estuvo de acuerdo.
Permanecieron en silencio mientras
el coche pasó por delante el letrero con letras floritura anunciando la
Universidad Hollis. El campus tenía un montón de viejos edificios de ladrillo,
una torre de reloj tipo Big-Ben, y una gran arena donde estaba la pista de
hockey sobre hielo y el ring de esgrima—el único deporte de primera división de Hollis. Pasaron un bar
llamado Snooker’s, el cual tenía una pizarra en frente que enlistaba el horario
de esa semana de los Phillies.
Cuando Jason giró a la izquierda en el siguiente
semáforo, cruzando por una calle que estaba plagada de bares universitarios y
tiendas de parafernalia para drogas, le dio a Ali una mirada de soslayo.
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
Ali se encogió de hombros. - Depende
cuál es la pregunta.
Jason tomó un gran trago de su
botella de agua. - Sé que Courtney estuvo en el baño contigo antes de salir del
hospital. ¿Te dijo algo?
La sonrisa desapreció de la cara de
Ali. No creía que alguien había visto a Courtney
ir al cuarto de baño. Cuando ella salió, la sala estaba vacía—Jason y los demás habían estado esperando en el vestíbulo. ¿Era
posible que él hubiera oído lo que había dicho su hermana gemela?
- La vi salir después de ti. - Dijo
Jason, como si le leyera la mente. - ¿Estuvo todo bien?
Ali jugueteó con la pulsera de hilo
en su muñeca. - Estuvo bien. Hablamos sobre cosas estúpidas.
- ¿Estás segura?
Ali parpadeó. - ¿Por qué no iba a
estar segura?
- No lo sé. - Jason alzó las manos a
la defensiva. - Sólo estoy preguntando.
Ali se lamió los labios y consideró
decirle cómo la Verdadera Ali la había amenazado, pero sus palabras hicieron
eco en su mente. Por favor, no me encierres de nuevo, ella le había
dicho, básicamente admitiendo todo lo que había hecho.
Jason se detuvo en un cruce de
peatones para que estudiantes pasaran. - ¿Crees que Courtney parece diferente?
Ali dio un respingo. - ¿En qué
sentido?
- Más feliz, supongo. No como ella
misma.
Había una sensación sofocante en el
estómago de Ali. - ¿Alguien sabe quién es Courtney realmente? Ella está loca.
-
Yo sé quién es.
No, no sabes, Ali pensó con una llamarada de ira. No sabes nada.
Jason se detuvo en un aparcamiento
en frente de Kinko’s. - Sé que nunca has entendido por qué la visité todos esos
años en el Radley. - Dijo en voz baja. - Pensaba que necesitaba a alguien de su
lado, ¿sabes?
- Entonces, ¿por qué dejaste de
visitarla en la Reserva? - Era una pregunta que Ali nunca le había hecho.
Jason pasó el dedo por encima del
llavero plateado del BMW. - Yo no quería dejar de visitarla al principio.
Estaba abrumado con el trabajo escolar y no podía hacer tiempo. Sin embargo,
las veces que sí la visité, ella parecía tan... extraña. - Él tragó
saliva, luego la miró fijamente. - Ella me dijo algunas cosas extrañas sobre
ti.
El estómago de Ali se volteó. - Ella
es una loca perra celosa.
Jason no parecía muy convencido. -
Por un momento, pensé que algunas de las cosas que ella me dijo eran ciertas.
Ali se esforzó por mantener sus
manos sin temblar. - Ella está mintiendo.
Jason abrió la boca, luego la cerró
de nuevo. Él la miró con fuerza, como si tratara de memorizar cada peca, cada
pestaña en su rostro. - ¿Alguna vez te gustaría poder volver atrás y cambiar lo
que has hecho?
Las palabras golpearon a Ali como un
témpano a través del corazón. Lo que hiciste. Pero él quería decir lo
que Ali hizo... a Courtney. ¿Cierto? No el intercambio. -
Yo no hice nada. - Le espetó.
Jason mantuvo los ojos en el camino.
- Todos hicimos cosas que podríamos
haber hecho de otra manera. Podríamos haberla ayudado. Ser más una familia.
- No es así como yo lo veo. - Dijo
Ali bruscamente. - Ella está loca. Ella necesita estar encerrada. Fin de la
historia.
Jason se mordió el labio inferior y
no dijo nada. Después de un momento, se bajó del coche y caminó hasta Kinko’s.
Ali observó la puerta mientras se abría y cerraba, con el estómago dando
vueltas. Las paredes parecían acercarse a ella en el interior del coche, y de
repente se sintió tan apretada en un asiento que ya no la podía contener.
Buscó a tientas la manija de la
puerta y se tambaleó hacia la calle. Coches y camiones pasaban zumbando la
transitada vía pública. Pasaban estudiantes apresurados sosteniendo tazas de
café de Starbucks y libros. La torre del reloj dejó escapar cuatro bongs. Ali
dio unos pasos cuidadosos por la acera, tratando de encontrar el equilibrio de
nuevo.
Se acercó a la final de la manzana y
estudió las pegatinas de skaters que alguien había pegado en una señal de stop.
Entonces, una risa cantarina sonó desde la esquina. Ali giró y ladeó la oreja.
Ahí estaba de nuevo. Venía desde el callejón.
Ella asomó la cabeza en la estrecha
franja de calle entre dos edificios de la universidad. ESTOS ESPACIOS ESTAN
RESERVADOS PARA LA FACULTAD DE HISTORIA DEL ARTE UNICAMENTE decía una pancarta
delante de un sitio de aparcamiento. Un Subaru estaba en el lote, su ventana
baja, dos personas en su interior. Uno de ellos tenía una cola de caballo rubia
y una sincera sonrisa de chica de universidad. El otro, el conductor, tenía una
cara escarpada y salvaje, el pelo al estilo profesor.
Ali se enderezó, reconociendo el familiar
sticker PLANIFICA. Ahí también estaba esa abolladura en el tapabarro, la que la
mamá de Aria había hecho cuando había atropellado una piedra decorativa en el
jardín delantero de Ali.
Era el padre de Aria quien estaba en
ese coche. Pero la otra, la chica de la cola de caballo, definitivamente no era su esposa.
- Me encantan estas sesiones de
estudio después de clase. - Él decía.
- A mí también. - Dijo la chica,
entonces hizo un puchero. - Pero odio tener que reprimirlas a los martes a las
cuatro.
El señor Montgomery le tocó la
mejilla. - Este es el único momento en que los dos estamos aquí.
La chica suspiró. - Lo sé, lo sé,
pero...
El Sr. Montgomery puso un dedo en
sus labios para hacerla callar. Entonces él le tomó la barbilla y acercó su
rostro hacia el suyo. Ali se movió lentamente detrás de la pared de ladrillo
mientras el padre de Aria pasaba sus manos por el pelo de la chica. La chica
acercó al papá de Aria aún más y besó su cuello.
- ¿Ali?
Los dos cabezas se separaron. Ali se
dio vuelta. Jason estaba detrás de ella, con una bolsa de plástico de Kinko’s
en la mano. - ¿Estás lista? - Preguntó.
Ali parpadeó con fuerza. Un ruido
sordo sonó detrás de ella. - Uh... - Ella dijo, asomando la cabeza de vuelta al
callejón.
Pero estaba vacío ahora. Todo lo que
quedaba era una nube de gases de escape, como si coche del Sr. Montgomery—y lo
que él había en su interior— nunca había
estado allí en absoluto.
Pero Ali sabía lo que había visto.
Capítulo 11 | Capítulo 13
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