Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela
- Una fondue suiza con
cuatro pinchos. - Una camarera puso un caldero burbujeante de queso fundido en
el centro de la mesa.- ¡Disfruten!
La madre de Ali, una mujer
alta y elegante con el pelo largo y rubio, un rostro en forma de corazón y una
frente con botox permanente, colocó una servilleta en su regazo y delicadamente
cogió un pincho. Su padre hizo un sonido de mm
y se relamió los labios, los que Ali siempre pensó que eran un poco gruesos y
como de goma. Una larga tira de queso se estiró torpemente del pincho a su boca.
Probablemente esa era la razón por la
que su madre nunca lo llevaba a sus cenas de caridad.
Ali arrugó la nariz con
disgusto.- ¿Qué es esto? Parece Velveeta[1].
- Es fondue. - La señora
DiLaurentis empujó un pincho hacia ella.- Te va a encantar.
- Probablemente también me
encantaría un helado no descremado, pero no me ves comiendo eso.
Su madre tomó un sorbo de
su copa de vino blanco. - Es francés, cariño. Por lo tanto, no tiene calorías.
- Torció la boca como si fuera una broma divertida.
Ali cruzó las manos sobre
su plato vacío y miró alrededor del restaurante. Era jueves por la noche, y ella
estaba con su familia en Rive Gauche, el nuevo restaurante francés que se había
abierto en la sección de lujo del centro comercial King James. El lugar estaba
decorado con espejos, anuncios estilo retro de alcohol, y señales de las calle
de París. Grupos de mujeres bien vestidas de la Main Line compartían mejillones
y patatas fritas en casi todas las mesas. Un grupo de estudiantes
universitarios que parecía que habían salido de las páginas de J. Crew tomaban
soperas de sopa de cebolla francesa en la esquina.
Ali consideró tomar una
Polaroid del genial nuevo restaurante, pero luego decidió no hacerlo—este lugar
era impresionante, pero ella preferiría tomar una foto de ella con sus amigos. Ni
siquiera podía creer que su familia saliera a cenar; no lo habían hecho en años.
Aun así, sus padres se sentaron lo más lejos posible en la cabina, como si se
tratara de dos niños raros de secundaria en un baile. La Sra. DiLaurentis
estaba pegada a su teléfono celular como si estuviera mensajeándose con el
Presidente, y el Sr. DiLaurentis se la pasaba mirando a escondidas unos
documentos legales que tenía en su bolso.
- Jason, tú vas a probar
un poco, ¿no es así? - La señora DiLaurentis colocó su teléfono junto a su
plato y acercó un pincho en dirección del hermano de Ali.
El pelo rubio y lacio de
Jason cayó en sus ojos cuando negó con la cabeza - No tengo hambre.
- ¿No te sientes bien? - La
señora DiLaurentis extendió la mano para sentir la piel de Jason.
Jason se apartó.- Estoy
bien.
Ali soltó un bufido.-
Parece que alguien está en uno de sus estados Elliott Smith. - Dijo,
refiriéndose a la música miserable y malhumorada que siempre escuchaba cuando
estaba deprimido.
Jason miró a Ali por un
segundo, y luego resopló y se volvió. Ali se preguntó si estaba enojado porque
había oído que había estado fumando con Cassie, o tal vez que había estado coqueteando
con Darren. Pero ¿por qué le importaría cualquiera de esas cosas? La mayoría de
las veces, Jason pretendía que Ali ni siquiera existía.
Lo que realmente dolía. Ali
estaba agradecida de que sus padres no hubieran adivinado quién era—estaban
demasiado envueltos en sus propias vidas como para prestar atención. Siempre y
cuando que actuara lo suficiente como
Ali, no preguntaban nada. Pero ella había pensado que Jason habría notado algo.
¿No se suponía que era él quien la conocía mejor que nadie? Después de todo él
la había visitado prácticamente cada fin de semana en Radley, jugando slam con
ella en la sala de esparcimiento, hablándole de las chicas que le gustaban—una
de las cuales había sido Melissa Hastings, con la que había formado un amistad.-
Así es como harás que le gustes. - Le había indicado Ali, dándole consejos que
había sacado de Cosmo.
Pero cuando ella había tomó
la vida de su hermana, descubrió que Melissa estaba saliendo con Ian Thomas, y
Jason estaba soltero. Ella había querido preguntarle a Jason si estaba bien,
pero parecía fuera de su personaje—Alison pensaba que Jason era molesto e intolerable.
Si ella quería hacer su papel correctamente, tenía que fingir que pensaba eso.
Si ella le decía si quiera a una sola persona la verdad, su secreto estaría un
paso más cerca de ser revelado.
La camarera dejó las
bebidas de todos. Al otro lado de la mesa, el señor y la señora DiLaurentis
susurraban.
- ¿Ahora? - La madre de
Ali parecía alarmada. - Deberíamos que esperar.
- No puede esperar. - Dijo con firmeza el Sr. DiLaurentis.
- Sí, puede.
- ¿Qué puede? - Preguntó
Ali, tomando un pedazo de pan de queso saturado y metiéndoselo a su boca. El
queso se fundió tibiamente en su lengua. Era tan bueno que casi se desmayó.
Su madre dejó caer sus
utensilios.- Um, nada, cariño. Estamos un poco estresados ahora. Enviar a Jason
a Yale es un gran gasto, y estamos tratando de encontrar la manera de manejar
nuestras finanzas.
Ali se echó a reír. - Si
ustedes están tan preocupados por el dinero, ¿por qué están construyendo ese
enorme gazebo en el patio trasero?
Hubo una larga pausa. El
Sr. DiLaurentis se levantó para ir al baño, sacudiendo la mesa con tanta fuerza
que casi derribó la olla de fondue.
El teléfono de la mamá de
Ali sonó, y ella respondió con una falsa, brillante voz.
Ali agarró la copa de vino
de su madre cuando ella no estaba mirando y bebió un largo sorbo. Como sea.
Un año atrás, se habría tomado personalmente su comportamiento bizarro—tal vez
sus padres sospechaban quién era en realidad y se negaban a compartir cosas con
ella. Pero guardaban un montón de secretos, cosas que tampoco le decían a Jason.
El Sr. DiLaurentis volvió
del baño y de inmediato tomó su copa de vino. Cuando la señora DiLaurentis
colgó el teléfono, miró a Ali. – Entonces. Vamos a ir al hospital este fin de
semana.
El estómago de Ali se
volteó.- ¿Otra vez? Acabamos de ir.
- Tú estuviste allí hace dos meses. Será bueno para ti visitar a tu
hermana.
- Tengo planes. - Dijo Ali
rápidamente.
La frente del Sr.
DiLaurentis se arrugó.- Tu madre ni siquiera dijo qué día iremos.
- Tengo planes todos los días. - Ali sonrió
débilmente.- Por favor no me hagan
ir. Es tan duro para mí
emocionalmente. Me paso horas llorando en la cama cada vez que vuelvo de allí
.
La Sra. DiLaurentis
parecía atormentada. Ali sintió un dardo de triunfo. Jugar la carta emocional
siempre funcionaba.
El resto de la cena fue forzada
y en silencio, nadie hablaba realmente. La Sra. DiLaurentis saltó a la mitad de
su plato de entrada porque vio a algunas mujeres que conocía de la Liga Junior.
Cuando se detuvieron en su vecindario, había un montón de coches aparcados en
la acera. Más coches estaban amontonados en la calzada de Spencer, la mayoría
de ellos Jeeps, SUV's, BMW's gastados, y Hondas. Un bajo fuerte tronaba desde
el patio trasero.
- Parece que alguien tendrá
una fiesta. - Murmuró la señora DiLaurentis.
El Sr. DiLaurentis hizo
una mueca.- ¿Un jueves por la noche?
Ali salió del coche para
tener una mejor vista. Había chicos en el patio de los Hastings y cerca del
granero donde vivía Melissa. Ella estaba sentada con las piernas cruzadas en
una de las mesas del patio—con su pelo rubio corto a la altura de su barbilla y
perlas, parecía un clon de la Sra. Hastings. El padre de Spencer, que era alto
y ancho con una nariz larga y delgada; fuerte mandíbula; y gruesa cabeza con
pelo oscuro y rizado, estaba de pie en la terraza, girando una copa de coñac.
El Sr. DiLaurentis rodó
los ojos mientras cerraba la puerta del conductor.- ¿Tienen que ser tan jodidamente
presumidos? Ese tercer nivel de la terraza se ve ridículo.
- Y ella siempre lanza
indirectas de que en las fiestas sólo sirven Dom Pérignon. - Añadió la señora
DiLaurentis.- ¡Que mal gusto! - Pero aun cuando ella salió del coche y entró,
su mirada se mantuvo en la multitud. Parecía casi melancólica.
Jason entró en la casa sin
hacer comentarios. Después de un momento, Ali era la única que quedaba en el
camino de entrada. Ella miró a través de los setos. Reconoció a la mayoría de
los chicos: Estaba Justin Poole, un jugador de fútbol lindo llamado Garrett
Flagg, y Reed Cohen, cuya banda casi firmó con un festival de música de
Filadelfia el año pasado. Ian Thomas, con su pelo amarillo y sus miradas de
confidente chico dorado, estaba junto a la puerta del granero, sosteniendo un
vaso de plástico rojo casi seguro que estaba lleno con algún tipo de alcohol.
Pero cuando Ali vio a la chica junto
a Ian, coqueteando hasta más no poder, su boca se abrió.
Era Spencer.
Al instante, Ali comenzó a
cruzar el césped, sin importarle si sus sandalias blancas Malole nuevecitas se
manchaban con pasto. Pasó a través de la apertura en los setos y pasó entre la
multitud de chicos hasta que estuvo junto a Spencer e Ian. Cuando Spencer se
volvió, ella palideció. - ¡Oh! - Gritó nerviosa.
Ian las miró a las dos, y
luego se fue a hablar con otra persona de último grado. Ali miró a Spencer y
sonrió dulcemente. - No me dijiste que había una fiesta esta noche.
Los ojos de Spencer se
movían adelante y atrás. - Melissa la organizó en un minuto—consiguió una beca
completa en Penn.
- Yay por ella. - Dijo
Ali. - Pero podrías haberme enviado un mensaje.
- Lo siento. -Spencer
parecía nerviosa. - No pensé que estabas en casa. Había visto tu coche saliendo
del garaje más temprano.
Ali puso las manos en las
caderas.- ¿Y?
La boca de Spencer era una
línea.- Ali, no era— -Entonces sus ojos se clavaron en alguien detrás de ellas.
Ian venía de vuelta, ahora con un plato de comida en la mano.
- ¿Quién asó estas
hamburguesas? -Tomó un bocado jugoso. -
Están increíbles.
Spencer se iluminó.- Yo las
hice, de hecho.
- ¿En serio? - Ian parecía
impresionado. - ¿Sabes hacer filetes?
Spencer se dejó caer en
una cadera y le dio una mirada larga y seductora. - Puedo hacer cualquier cosa.
La sonrisa de Ian se
amplió. De pronto, Ali se preguntó si él era
la razón por la que Spencer no le había contado de la fiesta. Tal vez ella lo
quería para ella sola.
Se insertó a sí misma en
el campo de visión de Ian.- Heeey, iii
- Ella dijo, llamándolo por el apodo que su hermana había utilizado en su
diario.
Ian le prestó atención a
Ali. Su sonrisa se amplió más, y él la miró de arriba abajo. - ¿Qué pasa, Ali?
Ella pestañeó. Él era
demasiado viejo para ella, pero era muy divertido coquetear con él—y ella no podía resistirse a esos
hoyuelos sexies cuando sonreía. - ¿Es Dom Pérignon lo que estás bebiendo? - Señaló
a la copa.
Ian se encogió de
hombros.- Es champagne, pero no tengo ni idea de qué tipo.
Ali miró a Spencer.- Al
parecer, tu madre se jactó de que ella sólo
sirve champaña Dom Pérignon en las fiestas. Aunque parece un poco de mal gusto,
¿no te parece? - Amaba punzar a Spencer con las cosas sarcásticas que sus
padres decían de la familia Hastings.
- ¿A quién le importa si
es de mal gusto cuando tiene buen sabor? - Dijo Ian. Él le ofreció la copa a
Ali. - ¿Quieres un trago?
- ¿Ian? - Melissa
interrumpió desde el patio justo antes de que Ali aceptara su copa. Se puso de
pie junto a barandilla, mirándolos. Ali le dio una sonrisa dulce, pero la
expresión de Melissa no cambió.
- Ya voy -Dijo Ian, alejando
la copa de Ali. Les disparó a las niñas una sonrisa de despedida y dijo que las
vería más tarde. Cuando rodeó los hombros de Melissa con el brazo, Spencer hizo
un pequeño y torturado gemido.
- ¿Hay alguien tras el
novio de su hermana? - Ali bromeó.
El rostro de Spencer
enrojeció.- ¡Por supuesto que no!
Ali rodó los ojos.- Oh,
por favor. Lo llevas escrito en toda la cara. 'Puedo hacer cualquier cosa'. - Añadió con voz entrecortada. - Ven a mí, chico grande. Dame un gran y húmedo beso.
- ¡Cállate! -Gritó
Spencer.- ¡Tú estabas coqueteado con él también!
Ali se encogió de hombros.
Por supuesto que había coqueteado con él. Había algo en su ADN que hacía que
quiera coquetear con cada chico que
le gustara a Spencer. Tenía que demostrar que era mejor. De hecho, Ali y
Spencer tenían una competencia este año de ver quién podía besar a los chicos al
chico más mayor. Spencer seguía insistiendo en que ella estaba ganando, pero
Ali estaba convencida de que mentía. - No hablaba en serio. -Dijo.- Admite que estas enamorada de él y yo no me voy
enojar porque no me dijiste nada de la fiesta de esta noche, ya que querías a
Ian solo para ti.
-Pero yo no sabía— -Spencer empezó.
-¿Y por cierto? - Interrumpió
Ali. - Creo que él es magnífico. De verdad tienes que ir tras él.
-¿Eso crees? - Los ojos de
Spencer se iluminaron.- ¿A pesar de que él está con Melissa?
-¿Por qué no? - Preguntó
Ali. - Todo vale en el amor y la guerra.
En verdad, ella pensaba
que algo turbio ir tras alguien de último grado, pero esperaba que suavizando
un poco a Spencer le haría confesar aún más.
Spencer suspiró. - Está
bien. Estoy enamorada de él. Pero no puedes
decírselo a nadie, ¿de acuerdo?
- Tu secreto está a salvo
conmigo. - Ali enlazó su brazo con el de Spencer y la empujó hacia una mesa de
comida y bebidas cerca de la parrilla.
Y, he aquí, allí habían unas
cuantas botellas de Dom Pérignon en la mesa. Pero mientras ella agarraba una
botella y se servía un poco del carísimo líquido en una copa, se dio cuenta: al
admitir que ella estaba enamorada de Ian, Spencer había también admitido que había mantenido la fiesta en secreto a
Ali después de todo.
Perra.
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