lunes, 28 de octubre de 2013

Ali's Pretty Little Lies - Capítulo 2: Entra humo a tus ojos

Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela

Ese día más tarde, Ali se sentaba en el Jeep de Cassie Buckley, en la calzada de la casa de Cassie. Cassie recién había sacado su licencia de conducir, y amaba llevar a las chicas a sus casas. Daban la cara a la casa victoriana desvencijada de Cassie, donde ellas y algunas otras chicas del equipo de hockey de campo habían pasado el rato después de la escuela. El lugar tenía un pórtico que rodeaba la casa, vidrieras y una veleta con forma de pollo en la azotea. A la derecha estaba el largo y estrecho patio lateral de Cassie, que contenía un jardín que necesitaba desyerbarse, un muro de piedra que la separaba de los vecinos, y una vieja bañera con patas que no estaba fuera de lugar aquí en el funky Old Hollis. Ali en realidad prefería la onda desarreglada y chic de Hollis a la perfección de Rosewood, pero, ya que no parecía una opinión que Alison DiLaurentis tendría, ella nunca lo decía.

Después de que terminó de ajustar sus espejos, Cassie giró la llave en la ignición. - Espero que pasemos a algunos bellos estudiantes de último grado en el camino.

- ¿Cuáles? - Zoe Schwartz preguntó desde el asiento trasero.

- No lo sé, - dijo Cassie.- Alguien lindo.

- Te voy a encontrar a alguien. - Zoe hojeó las páginas de la última Mula, el anuario de Rosewood, que acababa de salir ese día. Nadie sabía por qué se llamaba La Mula—era una apócrifa broma de escuela privada sobre la que el personal del anuario sentía supersticioso al bromear.

- Ian Thomas es bastante lindo. - Zoe decidió, haciendo una pausa en la foto de último grado de Ian. Su sonrisa era amplia, tenía los ojos ultra azul, y en realidad se veía lindo con el gorro de la graduación.

- No tan lindo como el hermano de Ali. - Cassie agarró el Marlboro Light comunitario que se estaba pasando alrededor del auto y le dio una larga calada.

- ¡Ew! - Dijo Ali.

- ¿Qué? Es hermoso. - Cassie le dio un codazo.- ¿Me puedes conseguir una cita con él?

- Tú no querrás una cita con él. - dijo Ali. - Él es tan malhumorado. Luego  enderezó en el asiento del copiloto, arrancó el cigarrillo de la mano de Zoe, y resopló, haciendo lo posible por no hacer una mueca cuando el humo alcanzara sus pulmones. Las otras chicas eran estudiantes de segundo o tercer grado, ella fue la primera estudiante de séptimo grado en llegar a entrar al equipo, incluso superando a la Yo-he-jugado-hockey-desde-que-nací Spencer. Pero cuando Ali se sentaba en el Jeep de Cassie con ellas, fumando y hablando de chicos, era como si todas fueran de la misma edad.

- Ian es realmente agradable, -dijo Ali.- Estoy cerca de él todo el tiempo.

- ¿En serio? - Las chicas la miraron. - ¿Cuándo?

Ali amaba tener su atención. - Sale con la hermana de Spencer Hastings. Está siempre allí.

Cassie arrugó la nariz. - ¿Melissa Hastings? Qué desperdicio

- Ella es tan puritana, - coincidió Zoe. - ¿Qué es lo que ve en ella?

Ali miró sus uñas. Irónicamente, su hermano había tenido un flechazo con Melissa Hastings también. Sin embargo, ella no sabía qué pensar de Melissa. De todas las personas en Rosewood, Melissa era una de las pocas que no se inclinaban ante ella. A veces, cuando estaba en su patio, Melissa estaba en la ventana del granero en el borde de la propiedad de los Hastings y se le quedaba mirando.

Cassie sopló un anillo de humo. - ¿Cuáles son nuestros planes para el verano, gente? La escuela termina en un mes.

Brianna Huston, que tenía el pelo negro brillante y gruesas piernas de portera, bajó sus gafas de sol. - Perder diez libras. Y conseguir un novio, por supuesto.

- Un romance de verano sería increíble. -Suspiró Zoe.

- Quiero un novio, también. -Declaró Ali.

Cassie le dirigió una mirada inquisitiva mientras frenaba en la señal de pare. - ¿No tienes ya uno?

Ali recordó la cara llorosa de Matt cuando había subido a la minivan de su familia de Virginia. Ella sólo le había respondido dos veces a sus seriamente amorosos mensajes “No me gustan las cosas a larga distancia”

Pasaron la Universidad de Hollis. Los estudiantes estaban sentados en los bancos con tazas de café helado o hablando por los escalones de piedra. Cuando Ali vio a tres chicos sin camisa jugando con un Frisbee en el césped, ella se inclinó y tocó la bocina. Los chicos miraron y sonrieron. Ali les lanzó un beso mientras Cassie se alejaba.

- Uno como ellos, tal vez. -Bromeó Ali.

Cassie se quedó boquiabierto al mirar a Ali.- Deberías ser mi nueva mejor amiga. - dijo Cassie.- Voy a hacer a un lado a estas perras y te haré mi co-abeja reina.

- ¡Hey! - Dijo Zoe con buen humor.

- Estoy bromeando. -Dijo Cassie, entonces le dio un guiño a Ali.

Salieron de Hollis y entraron por las calles de Rosewood, donde las casas se hacían más grandes y más dispersas. Cassie puso Jay-Z, y todas las chicas cantaron. Pasaron el  monolítico y blanco centro comercial King James, había un cartel avisando del nuevo bistró francés Rive Gauche, en la marquesina de la entrada. Luego giraron por uno de los caminos laterales pasando el Sendero Marwyn, cuyo aparcamiento estaba lleno de coches y bicicletas. A continuación, cruzaron el viejo puente cubierto, que todo el mundo amaba etiquetar con graffitis, y luego pasaron por el vecindario de enormes mansiones aisladas Sean Ackard, el flechazo de Hanna, vivía.

Cassie entró en un barrio lleno de McMansiones para dejar a Zoe, y luego se detuvo en la granja de caballos enrejada de Brianna. Cuando estaban solo Ali y Cassie en el coche, Cassie encendió otro cigarrillo, dio una calada y se lo pasó a Ali. - Entonces, ¿Adivina qué? Mi madre va a estar en casa el tiempo suficiente para ir a la entrega de premios deportivos de la próxima semana. Supongo que, se siente culpable o algo así.

Eso es genial - Ali apretó la mano de Cassie. - Ahora sólo tenemos que hacer que mi madre venga a mi graduación.

Cassie la miró con compasión. - ¿Todavía está fuera todo el tiempo?

- Sip. - Dijo Ali con fuerza.- La Señorita Socialización Jessica DiLaurentis. - Ella rodó los ojos.- Ni siquiera mi padre va a eventos con ella.

Cuando Ali les había dicho a sus amigas que ella y las chicas de hockey de campo hablaban de cosas profundas, no estaba del todo mintiendo. Hablaban mucho de sus padres. Los padres de Cassie eran del jet-set, nunca hacían tiempo para ella. Para las otras chicas, ella hacía que suene como una cosa buena—su casa vacía era perfecta para fiestas, podía llevar lo que quisiera a la escuela y sus padres ni siquiera notaron el topón que había hecho en la parte delantera del guardafangos del Jeep. Pero a Ali, le decía la verdad porque los padres de Ali también estaban en su propio planeta—su madre había asistido a tres eventos de caridad este mes por su causa célebre, niños con enfermedad mental, pero rara vez pasaba tiempo con Ali y Jason.
           
Entraron a la calle de Ali. Las casas familiares que Ali había visto todos los días durante un año y medio ahora brillaban en el sol de la tarde. Mona Vanderwaal daba vueltas alrededor de su garaje para cinco coches en su patineta Razor. Sus amigas Phi Templeton y Chassey Bledsoe estaban sentadas bajo un sauce en su jardín, jugando con un yo-yo. Las tres miraron, con la boca abierta, al ver a Ali y Cassie pasar. Ñoñas.

La casa Cavanaugh, una vagabunda colonial con un gran patio trasero, fue la siguiente. Ali miró el gran roble que todavía llevaba los restos de la escalera de madera que había llevado a la casa del árbol de Toby Cavanaugh. De repente, se dio cuenta de una cara en la ventana del frente. Jenna Cavanaugh miraba hacia afuera, grandes gafas de sol sobre sus ojos. Ali sintió un tirón en el pecho. Ella levantó dos dedos a la ventanilla del coche, el viejo signo secreto de Jenna y ella. No era como si Jenna lo fuera a ver.

Cassie se detuvo en la calzada de Ali, deteniéndose detrás de un camión de construcción lleno de escaleras y palas. Junto a ella había un coche deportivo negro maltratado, su interior estaba lleno de tazas de Burger King, envoltorios vacíos, y libros escolares. - ¿Que está pasando en tu patio trasero?  - preguntó Cassie.

Ali suspiró dramáticamente.- Mis padres están construyendo un gazebo-zilla. Va a haber asiento para un millón de personas para todas sus fiestas. Aquellos trabajadores repugnantes se presentaron ayer para consultar con mis padres sobre lo que había que hacer.

Cassie levantó su trasero del asiento y miró algo en el patio trasero. - Ellos no se ven tan repugnantes para mí.

Ali siguió su mirada. Un trío de chicos con camisas manchadas de sudor y pantalones vaqueros rasgados caminaban a través de su patio, pasando la casa del árbol en la que ella y Emily pasaban muchas horas hablando. Uno de los trabajadores tenía tatuajes y llevaba una pala al hombro. Otro tenía tierra por toda la cara y estaba hablando por su teléfono celular. Pero el tercer tipo, que era más joven, estaba mirando derecho a Ali, sus ojos verdes penetrantes, una sonrisa pícara en su rostro.

- Oh, Dios mío, estoy enamorada. - Susurró Cassie.

- ¿De Darren Wilden? - Ali hizo una mueca.

Cassie la miró boquiabierta. - ¿Lo conoces? Sólo lo he visto en los pasillos.

- Él es amigo de Jason. - Ali hizo un ruido en la parte posterior de su garganta.- Su idea de diversión es rayar la pared fuera de las canchas de tenis.

- Los chicos malos son hot. - Cassie sacó un tubo de brillo de labios transparente y lentamente se puso en sus labios.

- Es todo tuyo. -Murmuró Ali.

Se quedaron en silencio mientras Darren se acercaba, sin dejar de mirar a Ali. Por último, se aclaró la garganta. - No deberías estar fumando, Ali. -Dijo con severidad.

Ali miró hacia abajo. El Marlboro Light que Cassie había encendido aún estaba aún en su mano, ceniza blanca flotando en el aire. La ira estalló en su interior. Darren era un accesorio en su casa, de igual mal humor que Jason e igual de irritante. ¿Quién se creía que era, su padre? ¡Como si tuviera poder sobre ella!

Ali tomó otra calada del cigarrillo y lo arrojó por la ventana. Ella salió del coche lentamente, mirándolo a los ojos. Ella paseó hacia él, sin decir una palabra, hasta que estuvo a su lado. Entonces ella se levantó la falda y le dio un pequeño vistazo de su pierna. Los ojos de Darren fueron directo a allí y se abrieron, no de horror ni repugnancia, sino que con lo que definitivamente era lujuria inapropiada. Sonriendo, Ali dijo adiós a Cassie, luego se volvió y pavoneó hasta su casa, sabiendo que él y Cassie todavía estaban mirando.

Ya está. Ella era la que tenía el control, después de todo.


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