domingo, 27 de octubre de 2013

Ali's Pretty Little Lies - Capítulo 1: La princesa de Rosewood Day

Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela

Alison DiLaurentis se dirigió por el pasillo en la Escuela Pre-Secundaria de Rosewood Day, sus tacones chasqueando, su cabello rubio balanceandose,  y la falda a cuadros de su uniforme rebotando en sus muslos. El profesor de ciencias de la tierra asomó la cabeza fuera de su aula y  levantó las cejas. Las luces del techo, que hacían que todo el mundo se  viera pálido y enfermo, resaltaban la piel dorada de Ali y las motas  verdes en sus ojos. Sus pasos parecían marchar al ritmo de la “música clásica entre clases”. Y mientras ella bordeaba la esquina directo hacia la cafeteria, la multitud se abría para darle paso, como toda una reina.
Y ella era una especie de reina.

Era primavera, casi en el final del séptimo grado, y Ali y sus amigas comían en la mejor mesa de afuera, una larga y cuadrada de  cuatro patas que tenía una excelente vista hacia el campo de béisbol. Emily Fields, Spencer Hastings, Aria Montgomery, y Hanna Marin ya estaban sentadas y sacando sus almuerzos: rollos de sushi del mostrador de Fresh Fields y pretzels suaves de la cafetería.

Ali las saludó desde la entrada. Spencer se iluminó. Hanna sacó una caja extra de rollos de sushi fuera de su bolso y la puso en el lugar de Ali. Emily le dio a Ali una pequeña, emocionada sonrisa, sacando unas hojas del asiento de Ali. Aria dejó de tejer y le dio a Ali una enorme sonrisa.

Mientras Ali caminó a través del patio, los ojos de todos estaban en ella una vez más. Ella podía oír los susurros de sus admiradores y los apreciativos silbidos. Devon Arliss, quien estaba en la clase de historia con Ali, corrió hacia ella y le pasó la tarea de esta tarde, la cual ella ya ni siquiera le tenía que pedir a Devon que la haga. Y Heather Rausch, cuya hermana trabajaba en la tienda de Sephora del mall, le dio una gran bolsa de regalos, llena de muestras de la línea de maquillaje más reciente. -Tú eres la única persona además de los empleados que los tiene. - Heather dijo orgullosamente.

- Gracias - Ali les dijo a Devon y Heather, disparándoles sonrisas. Se sentía como si ella fuera una estrella VIP: Ella era tan preciada y tan deseable, tenías que estar en una lista de espera sólo para acercarte a ella.
Mandar una escuela era, en una palabra, asombroso. Ella tenía tendencias que imponer (ella había hecho que todos en Rosewood Day usaran esmalte de uñas verde lima esta primavera); personas que arruinar (cuando plantó esa nota de amor falsa de Kirsten Cullen a Lucas Beattie fue la perfecta venganza para cuando Kirsten había criticado sus habilidades en el campo de hockey); fiestas que planear (la temporada primavera-verano era la más dura); y niñas para eclipsar. Incluidas sus mejores amigas.

Ella caminó hacia ellas a la mesa. - ¡Hey perras!

Sus amigas sonrieron brillantemente. - ¡Hey, perra! - Todas dijeron al unisono, aunque Emily lucía avergonzada. Incluso los profesores apenas se estremecían al oír perra en los pasillos, pero Emily practicamente había sido criada como Amish, y ella todavía era tímida para hablar mal.

Ali sacó la vieja cámara Polaroid que su padre le había dado y sacó una foto de ellas, las chicas sonrieron felizmente. A pesar de que Aria era la fotógrafa/videógrafa oficial del grupo, la Polaroid era asunto de Ali—ella nunca iba a ningún lugar sin ella. Al principio, ella la llevaba encima para no olvidar ciertos detalles de su nueva vida en caso de ser atrapada y enviada a La Reserva. Ella quería pruebas de los chicos lindos de quienes era amiga y del lugar más soleado en el patio donde ella y sus amigas se sentaban para almorzar cada día. Ahora, tomar fotos regularmente se había vuelto un hábito.

– Así que, ¿qué hay de nuevo? - Ali preguntó mientras levantaba la tapa del sushi. Hanna había tomado el favorito de Ali —Rollito picante de atún con wasabi extra.

–Vi a Lara Fiori después del gimnasio. - Aria dijo. - Ella estaba usando las mismas sandalias Marc Jacobs que tenías la semana pasada. Una total copiona.

Ali resopló. - No es - dijo ella, refiriéndose al juego que había reutilizado de su hermano, Jason. Era la frase que ella y sus amigas decían acerca de alguien no popular o no cool.

- Concuerdo. - Spencer tomó algo de su bolso y se lo pasó a Ali. - Kirsten Cullen me dio una invitación a su fiesta en el club de campo este fin de semana. ¿Debería decir sí por nosotras?

Ali estudió la invitación, la cual era una cartulina color crema. - Luce perfecto, Spence. Definitivamente.
Spencer lucía satisfecha. - Tendremos que comprar vestidos, ¿huh?

- Ooh, Bloomie tiene un nuevo envío de DVF. - dijo Hanna con entusiasmo. - Los llamé obsesivamente toda la mañana e hice que la vendedora ponga algunos en espera para nosotras.

- Lindo - dijo Ali, sosteniendo su botella de Vitaminwater hacia Hanna en señal de un brindis.

Emily se inclinó hacia delante. - ¿Has oído hablar de Matt hoy?

Ali miró sus uñas. - Sólo un millón de veces. - Matt Reynolds había  sido el novio de Ali, pero se mudó a Virginia la semana pasada. Él quería hacer las cosas a larga distancia, pero ella no quería. Aunque él era el chico más guapo de séptimo grado, ella nunca había sentido algo real por él. Pero como la chica más linda en séptimo grado, solo era correcto que salieran.

- Lo superé. - Ali continuó. - Prefiero pasar tiempo con ustedes cualquier día.

Sus mejores amigas de un año y medio se sonrojaron tan agradecidamente como cuando Ali las había elegido como su nuevo grupo de amigas. Y Ali tenía mucho que agradecerles también. Si ellas no hubiesen estado en el patio de su familia ese día, justo en ese momento crítico, las cosas hubiesen sido muy diferentes. Todos en Rosewood habían aceptado el nuevo grupo de Ali rápidamente, y la popularidad de las otras chicas había ascendido como cohete. Era una victoria para todos.

Ellas tenían un montón de recuerdos divertidos. Como en la casa en la montaña de su familia en Poconos. O como todas las fiestas a las que fueron invitadas, conversando mientras todas las otras chicas trataban de impresionarlas. O esa vez el año pasado cuando se habían bañado desnudas en la Poza del Piquito, las docenas de pijamadas que habían tenido, los millones de horas de charlas telefónicas, viajes de compras y días de spa. Ali había re hecho a estas chicas. Habían pasado de ser nada a ser algo, todo porque ella era Alison DiLaurentis.

Por supuesto, lo que ellas no sabían era que ella no era Alison DiLaurentis. Pero a Ali ya no le gustaba pensar en su pasado. Era algo que ella había aprendido en terapia de grupo hace un millón de años atrás: Si tú tienes sólo pensamientos positivos, te llevará a tener una vida positiva. Su vieja existencia como Courtney estaba lejos.

Ella miró a Aria, quién había tomado recién sus agujas de tejer y un ovillo de  lana rosa. - ¿Estás haciendo otro sujetador?

Aria asintió, y levantó la mitad de un sujetador copa C. - ¿Te gusta?

Ali tocó la suave lana. - Tú realmente podrías vender estos en Saks. - Entonces ella miró a Spencer, que estaba escribiendo algo en su planificador de días del calendario. - Dios, Spence, tú tienes la mejor letra manuscrita.

Spencer se iluminó.- ¡Gracias!           
                                                     
Ali le dijo a Hanna que las nuevas gafas de sol que ella había comprado en H&M eran increíblemente chic, y tiró de la cola de caballo de Emily y le dijo que la remera con cuello de barco que ella estaba usando remarcaba sus hombros trabajados. Elogiar a las chicas se sentía bien—no solo porque ellas la elogiaban más aún, sino porque también las acercaba. No había nada en el mundo más poderoso que un grupo de amigas que eran honestamente mejores amigas—no solo eneamigas. Era algo que Ali había soñado toda su vida.

De todos modos, Ali no podía resistirse a afirmar que ella era solo ligeramente mejor que las demás.  Ella sacó su teléfono, miró la pantalla y soltó una carcajada. - Cassie me envió un mensaje super gracioso hace un rato. - dijo ella, refiriéndose a Cassie Buckley, una chica del equipo JV de hockey sobre hierba con Ali. - Ella es tan divertida.

- ¿Sigues pasando tiempo con ella? - Emily sonaba herida. - El hockey sobre hierba se acabó hace meses.

- Nos volvimos muy cercanas. - Ali dijo despreocupadamente. - De hecho, saldré con Cassie y otras chicas del equipo esta tarde.

Hubo un silencio incómodo. Ali miró a sus amigas, satisfecha por sus preocupadas, intimidadas expresiones. Ella sabía perfectamente que querían que las invitara, pero excluirlas era la idea. No era maldad, exactamente. Le recordaba a lo que los labradores de Spencer, Rufus y Beatrice, hacían en el patio de los Hastings: Ellos jugaban por un rato, y entonces Rufus subía por la espalda de Beatrice y la tiraba al suelo sólo para recordarle quién era el alfa.

- Hey - Spencer dijo después de un momento. - Necesitamos saber qué haremos en la pijamada del fin del séptimo grado. Si no es que ya tienes planes para esa noche, Ali. - Su tono era suave, pero le dio a Ali una mirada cautelosa.

- ¡Por favor di que no tienes planes! - Emily dijo nerviosamente.

- No me perdería nuestra pijamada. - Ali miró a Spencer. - ¿Qué tal si la tenemos en tu granero? - La familia Hastings tenía un viejo granero en su patio al que habían convertido en un asombroso apartamento para la hermana mayor de Spencer, Melissa. Con sus techos altos, enorme closet, y su baño de mármol completándolo con una tina de baño, era el último departamento de soltera.

Spencer torció la boca. - No a menos que queramos a Melissa jugando verdad o castigo con nosotras.

Ali rodó sus ojos. - ¡Sácala de allí esa noche! Sería perfecto, ¿no lo crees? Podríamos poner nuestras bolsas de dormir en esa enorme habitación, mirar películas en la televisión de pantalla plana, quizá incluso invitaremos algunos chicos… - Sus ojos chispearon.

- ¿Como a Sean Ackard? - Hanna preguntó emocionadamente.

- ¿Noel Kahn? - Aria aventuró una sonrisa.

Spencer se  miró sus uñas. - ¿Y si mejor la hacemos en tu patio, Ali?

Ali hizo una mueca. – ¿Olvidaste el gazebo que estamos construyendo? Mi patio es un área desastrosa. - Entonces puso su cabeza en el hombro de Spencer. - ¿Por favor, pregúntale a Melissa? Seré tu mejor amiga.

Spencer suspiró, pero Ali sabía que lo estaba considerando. Ese era el poder que tenía sobre todas ellas. Ellas harían cualquier cosa por ella, incluso cosas que no querían hacer.

Tal como ella lo había hecho por su hermana, hace años.

El timbre sonó, y todo el mundo se paró. - ¿Nos llamamos luego? - Hanna  le preguntó a Ali, y Ali asintió. Usualmente las chicas hacían llamadas de 5 líneas al final del día para contar todos los chismes.

Ali tenía la frente alta mientras giraba directo hacia el gimnasio, su próxima clase, las miradas celosas de sus compañeros de clase eran como el tibio sol de verano en su piel. Pero de repente, algo en el pasillo le llamó la atención. Había una nueva muestra en la vitrina, que decía: “CLUB DEL DRAMA ROSEWOOD DAY: UNA MIRADA HACIA ATRÁS”. En el centro de una cartulina estaba la imagen del club de teatro de este año después de la presentación de su obra, “El violinista en el tejado”—allí estaba Spencer, que había desempeñado un papel de apoyo, justo enfrente. Abanicándose en un patrón de rayos de sol en torno a la foto central estaban las imágenes de las obras de incluso antes. Ali vio a una Spencer más joven haciendo de árbol en: “Sueño de una noche de verano”. Había una foto de Mona Vanderwaal, su pelo peinado con colas de caballo y su boca con grandes aparatos, haciendo de vaquera en: “Annie Get Your Gun”. Había una joven Jenna Cavanaugh, cantando un solo, sus labios naturalmente rosados, sus grandes ojos castaños, viéndolo todo.

Y justo al lado de eso, dándole una línea a un Noel Kahn usando un parche en el ojo, estaba su propia cara. Excepto que esta foto era antes de sexto grado. Antes de que Courtney se convierta en Ali, y Ali se convierta en Courtney. Si tú te concentrabas bien, las diferencias entre las dos chicas eran obvias. Los ojos de su hermana eran un poco más grandes y un poco más azules. Ella era más erguida, y sus oídos no sobresalían tanto. Pero ni una sola persona había notaba esas diferencias—las personas raramente le prestan atención a los detalles.

Ali pensó acerca en La Reserva Addison-Stevens. Ella la había visitado un par de veces, y era incluso peor que los rumores. La sala de pacientes tenía paredes peladas azules, oscuros corredores, y rejas en las ventanas. Niños andaban por los pasillos con desaliento, algunos de ellos murmurando, otros gritando, la mayoría temblando. Su hermana era una de ellos ahora. Ella venía insistiendo con que era Alison DiLaurentis durante más de un año, volviéndose loca a ella misma. Era una hermosa contradicción: cuanto más la verdadera Ali insistía en que había sido injustamente encarcelada en La Reserva, más razón le daba al personal para mantenerla allí. Le daban tantas medicinas que estaba embobada la mayor parte del tiempo.
Ali miró por su hombro, de repente sintiendo la nauseabunda sensación de que alguien la estaba observando. Esa sensación la golpeaba de vez en cuando, aunque ella siempre la atribuía a estar estresada por graduarse.

Ella miró la foto otra vez. Se sentía peligroso, de alguna manera. Ali no podía nunca, jamás dejar que alguien descubra su secreto; ella no iba a ir a La Reserva mientras viviese. Abrió el pestillo de la vitrina, metió su mano dentro, tomó la foto de la linda Alison de quinto grado, y la metió en su bolso. Ella la quemaría cuando llegase a casa esa noche.

Fuera de la vista, fuera de la mente. Tal como ella solía estar.




Prólogo | Capítulo 2

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