domingo, 21 de julio de 2013

Burned - Capítulo 8: Licencia Para Matar

Traducido por: Daniela
Corregido por: Ximena

Más tarde esa noche, Hanna tomó la mano de Mike mientras bajaban del elevador en la cubierta Palmera. –Nueve-cero-siete, es por ese camino– él murmuró, luego dobló a la derecha y caminó por un largo corredor. Hanna lo siguió, dándole una altanera mirada a Phi Templeton, quien se había detenido con ansias en la puerta de su cabina. Hanna y Mike estaban camino a una fiesta top-secret exclusiva en la suite de Mason Byers, pero no todos estaban invitados.

Pasaron por un gran espejo, y Hanna miró su reflejo. Definitivamente estaba lista para la fiesta. Su piel brillaba con un bronceado nuevecito; el vestido de gasa color naranja tostado que había comprado en King James flotaba suavemente lejos de sus caderas y los tacones tipo gladiador que había comprado justo antes del viaje hacían que sus piernas lucieran super largas que no le importaba que le hicieran doler sus pies un poquito.
        
Mike se detuvo en la última puerta al final del pasillo. – Aquí estamos.

Escucharon por un momento. Sonidos bajos retumbaban desde el interior. Una chica chilló y un montón de chicos se rieron. La esencia a tragos y a cigarrillos se escapaba por la puerta.

Hanna se mordió el labio

-¿Y si el chaperón nos escucha? No quiero meterme en problemas.

Las gruesas cejas de Mike se juntaron

-¿Desde cuándo te preocupas por meterte en problemas?

Hanna enrolló un mechón de cabello castaño perfectamente encrespado alrededor de su dedo -No quiero renunciar a más tiempo de bronceado para tener que estar en alguna especie de detención del crucero. Ya es suficientemente malo que tenga que trabajar en la mazmorra -Ella no se molestó en registrarse para un trabajo voluntario antes del crucero, así que fue asignada al azar en un puesto en la oficina de administración del barco. La oficina estaba en las entrañas del barco, y era manejada por una mujer llamada Vera quien usaba un millón de pasadores en su pelo y estaba obsesionada con la música country. Se suponía que Hanna tenía que ingresar datos aturdidores sobre la capacidad del barco toda la mañana —Vera trató de hacer parecer tan interesante que este navío podía soportar casi cien invitados más de los que habían. La mayor parte del tiempo solo googleó cómo podía hacer que una falda de hula parezca sexy para el show de talentos del final del viaje.

-No te preocupes –Mike dijo– Mason le pagó al chaperón de este pasillo para que se quede callado. Estamos bien.
        

Luego golpeó la puerta. Se abrió un poco. -¿Contraseña? –dijo una voz ronca.

-Aleta –Mike susurró.
       
La puerta se abrió, y caminaron a una suite llena de gente. La puerta al patio exterior estaba completamente abierta, dejando entrar el tibio y fragante aire, y un montón de gente estaba inclinada en la baranda o sentada en las sillas de la cubierta. En la encimera de la cocina había un montón de botellas de 50 ml de licor, un jarro medio vacío de ron, vasos plásticos, pretzels, maní, y M&M’s del minibar. Sonaba Rihanna desde un dock de iPod, y unas cuantas personas estaban bailando en una de las camas. La habitación olía densamente a perfume, sudor, y a limpiador de alfombras 100% natural.

-Bienvenidos a nuestra velada –Mason dio un paso adelante y le ofreció a Hanna y a Mike vasos llenos con ron y Coca-Cola Diet. Estaba usando su blazer de Rosewood Day, una corbata a rayas anudada flojamente en su cuello y un par de shorts de lino que se veían sospechosamente como boxers.

Hanna aceptó el trago, luego pasó por la multitud. Un montón de chicos de Rosewood Day estaban allí, al igual que gente de Doringbell Friends, Pritchard, y Tate. Una par de mamacitas de Villa Louisa estaban tomando tragos con James Freed y unos cuantos otros chicos del equipo de Lacrosse. Quizás era algo en el aire húmedo y caliente o quizás era el olor a bloqueador de coco que todos usaban, pero de repente Hanna se acordó de las fiestas a las que fueron en Jamaica —especialmente a esa multitudinaria cena la noche que conocieron a Tabitha. Todos estaban sentados en la mesa, bebiendo y pasándola bien, cuando Emily tomó su mano– Es Ali –dijo, y allí estaba Tabitha en el escalón más alto, se veía espeluznante y familiar con ese vestido amarillo…

Jesús. ¿Por qué estaba pensando en eso otra vez? Tomó el brazo de Mike.

-Vamos a bailar.
        
- Sí, sí, capitana –Mike dijo.
       
Fueron a la pista de baile y comenzaron a moverse al ritmo de una canción de Wiz Khalifa. Hanna movía sus brazos y piernas como una salvaje, tratando de purgar los pensamientos negativos de su mente. Luego vino una canción de Lil Wayne y luego hubo  una mezcla de canciones del último álbum de Madonna. Para cuando alguien puso el vintage Nirvana, ya estaba respirando fuerte por bailar y también mucho más relajada.
        
-Traeré más bebidas –Mike dijo. Hanna asintió atontada y deambuló hacia el balcón, donde había chicos mirando la luna. Una mano tocó el hombro desnudo de Hanna, y se dio vuelta, pensando que Mike estaba de vuelta. Pero era Naomi. Hanna instantáneamente inhaló un intoxicante olor a su perfume frutal de Kate Spade.
        
Hanna se iluminó.

-¿Qué hay?
        
-Hey, chica –Naomi chilló– Qué bueno verte aquí.
        
Hanna sonrió pero no respondió, no quería parecer muy ansiosa. Aún la desconcertaba que Naomi estuviera siendo simpática. Se habían juntado por un rato en la velada de bienvenida y habían desayunado juntas esta mañana, lo cual instantáneamente aumentó su reputación de chica genial —unas cuantas chicas le dijeron hola en los pasillos después de eso. Naomi incluso le preguntó a Hanna si quería broncearse esta tarde, pero Hanna había tenido su clase de confección de joyas. Hanna seguía esperando que Naomi le jugara una broma, la botase o se riera en su cara, pero hasta ahora todo iba bien. Naomi finalmente se había despertado y se había dado cuenta de que Hanna era genial.
        
-No sé cómo bailas con esos zapatos -Naomi apuntó a los altos tacones con tiras tipo gladiador en los pies de Hanna -Son increíbles. ¿Son de Salt and Pepper?
        
Hanna se encogió. De hecho, los zapatos eran de Salt and Pepper, pero la tienda estaba en la sección de tiendas ligeramente de-segunda del Mall King James —definitivamente no genial. La única razón por la que Hanna había comprado allí era porque sus imitaciones eran tan buenas que la gente por lo general no podía notar la diferencia.
        
-Um, mi mamá me las compró -murmuró-. No sé de dónde las sacó.
        
-Vamos, Han -Naomi dijo en una voz de sabiduría-, las vi en la ventana de la tienda -Luego se acercó, con una mirada conspiracional en los ojos-. Casi me las compré, de hecho. Comprar allí es mi pequeño secreto. Es una tienda genial, pero todos se reirían de mí si lo supieran. Mira, yo también estoy usando zapatos de Salt and Pepper.
        
Levantó su pie para mostrarle unos tacones de gatito rosado que Hanna de hecho sí reconoció de las repisas de la tienda. -Sí es una tienda bastante buena.
        
-¿Bromeas? ¡Es la mejor! -Los ojos de Naomi brillaron -Pero no podemos decirle a nadie sobre esto—tiene que ser nuestro pequeño secreto. De otro modo todos irán y no quedará nada bueno.
        
-Definitivamente -Hanna dijo en una voz altanera y molestosa, secretamente emocionada de que ella y Naomi estuvieran juntas en algo.
        
-Ni siquiera Riley, -Naomi continuó -Y definitivamente no a tu hermanastra. ¿Entendido?
        
-Entendido. -Hanna corrió sus dedos por los cordoncillos plásticos de su vaso, sintiéndose triunfante. Naomi y Kate habían sido BFFs desde que Kate entró a Rosewood Day. Hanna y Kate se habían estado llevando bien últimamente, y Kate le había dicho que se había peleado con Naomi. Pero el modo en que Kate lo puso, era que Naomi tenía la culpa.
        
Naomi apoyó sus codos en la baranda y miró de vuelta a la fiesta. -Zelda Millings se ve bastante bien en ese vestido halter, ¿no crees?
        
Hanna estudió a la pálida y rubia chica que la había desairado el día anterior al otro lado de la habitación. -Eh, - dijo, sintiéndose triunfal porque los roles se habían invertido. - Hace que sus pechos se vean realmente chicos.
        
- Cierto - Naomi asintió sabiamente. - Pero al menos ese color no la hace parecer albina.
        
- Va a tener una terrible quemadura de sol al final de la semana - Hanna meditó.
        
Naomi torció su boca. - ¿Sabes quién deseo yo que se queme terriblemente por el sol?
        
- ¿Las chicas de Villa Louisa? - Hanna dijo.
        
- ¡Sí! - Naomi gritó de alegría, luego tocó el brazo de Hanna. - Oh mi dios, ¿no crees que son tan molestas?
        
- Absolutamente - Hanna sintió una avalancha de satisfacción. Se sentía tan bien atacar a las Villa Gorilas. - ¿Sabías que Emily Fields es compañera de cuarto con la chica Erin Bang Bang?
        
Naomi hizo un gesto de dolor - Ella es la peor. Me quedé atrapada trabajando en las oficinas de administración del barco porque me dio mucha flojera registrarme para algo más, y ella trabaja el turno conmigo. Esa perra no me dijo ni una palabra en todo el tiempo.
        
Hanna frunció el ceño. - Espera, ¿Estás trabajando en la oficina de administración? ¡Yo también!
        
- ¿Con Vera? - Naomi preguntó.
        
- Oh dios mío, ¡Vera! - Hanna se rió. - ¿Qué hay de todas esas tontas canciones de amor?
        
- ¿Y esos pasadores? - Naomi añadió, aguantando la risa. - ¡Se ve como un poodle!
        
- ¿No es cierto que esa habitación tiene un olor extraño? - Hanna pretendió sentir náuseas.
        
- Sí, como una mezcla entre pie, perro mojado, y a vieja, - Naomi se quejó.
        
- Pero podría ser peor - Hanna dijo - Escuché que algunas personas que se registraron tarde están en las labores de limpieza. Tienen que fregar los baños de los chicos.
        
- ¡Ew! - Naomi chilló.
        
Hanna sonrió cuando bebió su trago, sintiéndose ligera y libre. Se sentía como si acabara de descubrir un nuevo diseñador cuyos jeans, remeras y vestidos le quedaran perfectos—y su nombre era Naomi. Que Naomi le estuviera dando a Hanna la misma mirada de ¿Dónde has estado toda mi vida? la hacía sentir aún mejor.
        
Luego Naomi cambió su peso. - Siempre he querido hacerte una pregunta. ¿Alguna vez obtuviste ayuda por...tú sabes. El asunto de la comida?
        
Hanna se erizó. Un millón de años atrás, Mona-como-A la forzó a confrontar a Naomi y a Riley el año pasado y admitir que había tenido un desorden alimenticio. Hanna miró la puerta, considerando escaparse.
        
- La única razón por la que pregunto es porque quiero tener una referencia - Naomi añadió cuando Hanna no dijo nada.
        
Hanna frunció el ceño - ¿Para quién?
        
Naomi miró abajo - Para mí misma, - murmuró tranquilamente.
        
Hanna casi se rió en voz alta - ¿comilona? Sí, claro - Naomi era talla 0, Hanna apenas la había visto comer alguna vez.
        
Naomi bajó la vista. - Con ejercicio. Es algo con lo que he luchado de forma intermitente por años. De hecho había querido hablar contigo de esto—eres la única persona que conozco que lo ha sufrido también. No es como que pueda hablar con Riley o Kate sobre esto.
        
- Ya no lo hago, - Hanna dijo con cautela.
        
- Yo tampoco lo hacía - Naomi paso su dedo por el borde del vaso. - Hasta el verano pasado. Algunas cosas raras ocurrieron, así que comencé otra vez.
        
Hanna parpadeó con fuerza. - Lo siento mucho - dijo suavemente, aun no creía lo que estaba oyendo. Pero la expresión de Naomi se veía seria e inocente. Hanna había anhelado hablar sobre ser comilona con alguien que haya pasado por eso también, pero hasta ahora no se había cruzado con nadie que lo admita.
        
- Si alguna vez quieres hablar sobre eso, estoy aquí - se ofreció luego de un momento - Sé lo difícil que es.
        
- Gracias - Naomi murmuró, acercándose y apretando la mano de Hanna.
        
Justo entonces, Mason Byers salió al patio. Su pelo estaba revuelto, y usaba una placa de la policía de Rosewood en su solapa. - Mi nombre es Oficial Byers, señoritas. - Articuló mal - ¿Tienen suficiente edad para beber?
        
- Por supuesto que sí, - Naomi guiñó el ojo.
        
- ¿Puedo ver sus IDs? Mason demandó.
        
Mike asomó su cabeza también. - Estamos haciendo un juego de desnudos con cartas que usa las IDs falsas de todos. ¿Quieren jugar? - Él agitó su propia ID falsa por el aire.
        
- Déjame ver eso - Hanna volvió a entrar en la habitación y se lo quitó. Mike había presumido sobre una nueva ID falsa, pero había sido cerrado en mostrarsela a ella. Hanna explotó de la risa. Quincy Thomas, decía el nombre en la tarjeta, y tenía corte militar rubio y lentes. La descripción decía que medía seis pies con diez, casi un pie más alto de lo que era Mike.
        
Se lo lanzó de vuelta. - ¡Nadie va a creer que ese eres tú!
        
Mike lo puso protectoramente en su pecho, sus mejillas en llamas. - Muy bien, sabelotodo, veamos la tuya.
        
Hanna buscó su cartera y sacó su ID falsa, la cual había comprado el año pasado online y que tenía su propia foto y datos. Mason ofreció su ID también, la cual había obtenido en New York. Otros chicos añadieron las suyas a la pila. Una chica tenía un pasaporte Japonés muy convincente, a pesar de que ella no era Japonesa. Erin Bang Bang usaba su propia foto para su falsificación. La foto era tan impresionante y hermosa-como-modelo que Hanna supuso que ningún gorila o barman alguna vez siquiera se molestaría en ver su fecha de cumpleaños. Perra.
        
- Hey, la tuya es bastante buena - Mike le dijo a Naomi cuando ella puso la suya en la pila. - Incluso se ve como tú.
        
- Es porque es la de mi prima - Naomi explicó. Una mirada rara se puso en su cara. - No es como que la vaya a necesitar más.
        
Hanna miró la foto, luego la volvió a mirar. A pesar de que había visto a la chica solo una noche, la cara era inolvidable. Era como un fantasma mirándola.
        
Madison.
        
Retrocedió, tropezando con una maleta volcada y casi cayendo sobre su trasero. Cuando se estabilizó, sus manos de repente estaban temblando tanto que tuvo que ponerlas en los dobleces de su vestido. La habitación se sentía caliente y cerrada, y mucha gente la estaba mirando, incluyendo a Naomi.
        
- Um, tengo que... - Hanna pasó torpemente por el lado de todos hacia la puerta.
        
Corrió al final del pasillo, desesperada para recuperar su aliento. Luego notó una puerta Francesa que llevaba a un pequeño patio al aire libre. La abrió y se tambaleó hasta una pista del juego de tejo, arrodillándose.
        
Madison era la prima de Naomi. ¿Y a qué se refería Naomi cuando dijo que ya no necesitaba la ID? ¿Estaba muerta?
        
Beep.
        
Era el celular de Hanna. Lo sacó de su cartera, imaginándose que era Mike. Pero luego miró la pantalla. Un nuevo mensaje de texto de Anónimo.
        
- No. - susurró, escaneando el oscuro patio. Luego miró abajo a la pantalla. Con los dedos temblando, presionó LEER.
        
Ten cuidado con a quién golpeas y luego corres, presidiaria. ¡Nos vemos en la Cubierta Fiesta!—A


6 comentarios:

  1. Gracias x traducir (: Ay no dejo de creer que Naomi es A, pero solo es una teoria

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Yo también presiento que es ella D:

      Borrar
    2. MIL gracias por traducir<3 un saludo y un beso:*

      Borrar
    3. de nada, saludos a ambas! no me aseguraría tanto de que Naomi sea, ya que las chicas nunca están en lo cierto... :O

      Borrar
  2. creo que Naomi es A, hay demasiadas coincidencias. pero A siempre es el menos sospechado D: muchisisimas gracias por traducir :) me encantaria que si Naomi no es A sea amiga de Hanna pero seguro A las va a separar, puto/a A

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. exacto, A siempre es el menos esperado... lamentablemente para saber quién es, faltan dos libro despues de este aun :( ahh aunque me dará pena que se acabe xd

      Saludos

      Borrar

Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)

Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)