Hanna sabía que debería estar
en la estrecha limosina con su padre, Isabel, y Kate, dirigiéndose al baile de recaudación
de fondos, y no balanceándose en sus plataformas con tacones de cuatro pulgadas
marca Louboutin afuera de la conocida casa Victoriana en Old Hollis que era
hogar del estudio de fotos de Jeffrey Lebrecque. Pero allí estaba, te guste o
no. Lista para pillar a Colleen de una vez por todas.
La luz del pórtico estaba prendida, dando una luz dorada a la cara profesionalmente maquillada de Hanna. La ventana de la sala frontal estaba iluminada también, lo que significaba que el fotógrafo estaba en casa. Justo antes de que Hanna subiera por los escalones, su celular sonó. Era Richard, uno de los asistentes de campaña de su papá. Sólo quería hacerte saber que la base de datos del registro de los electores está respaldada, él escribió.
Perfecto, Hanna respondió. Eso significaba que podía buscar a dónde se habían mudado los Bakers. El sitio estaba de baja, y había tenido que recurrir a preguntarle a Richard, pero no se atrevía a preguntarle que busque la familia él mismo.
Luego,
girando hacia atrás sus hombros, tocó el timbre. Hubo pasos, y luego la puerta
se abrió y el mismo hombre canoso que había visto el día anterior respondió.
“¿Hola?”
Jeffrey Lebrecque miró a Hanna de arriba a abajo desde los grandes risos en su
cabello hasta su vestido de raso azul marino hasta el tapado de visón falso que
tenía sobre sus hombros que había escogido para el baile. Había un llamativo
anillo de oro en el dedo meñique de Jeffrey, y tenía los dos primeros botones
de su camisa desabrochados, exponiendo un poco de vello pectoral. Ick
“¡Hola!” Hanna dijo animadamente. “¿Es usted el Sr. Lebrecque?”
“Correcto.”
El hombre arrugó sus cejas. “¿Tenemos una cita?”
“De
hecho, estoy aquí para retirar las fotos de Colleen Bebris,” Hanna dijo en su
voz más inocente, abanicando sus pestañas. “Soy su mejor amiga, y me pidió que
lo haga. Se tuvo que quedar para una clase de ejercicios. Es una bailarina del
caño, ¿lo sabía?”
El
fotógrafo frunció el ceño. “No estoy seguro de que pueda hacer eso. La Srta. Bebris
no dijo que alguien más iba a recogerlas. Quizás deba llamarla.” Llevó su mano
al bolsillo de su camisa y sacó un celular.
“¡No
es necesario!” Hanna dijo rápidamente, sacando su propio celular y mostrándole
un texto en la pantalla. “¿Ve?” El emisor era Colleen Bebris, y el texto le
preguntaba a Hanna si podía ella recoger sus fotos. Por supuesto que no era
realmente de Colleen—Hanna solo usó el celular de su mamá para enviar el
mensaje, temporalmente cambiando la información de contacto de su mamá al
nombre de Colleen.
Jeffrey
Lebrecque leyó el mensaje, y sus cejas que parecían cuncunas se juntaron. “También
por un asunto de dinero.”
“Oh,
ella me dijo que lo pague y luego ella me pagaría de vuelta,” Hanna dijo,
orgullosa de haber pensado en traer su caja de zapatos con dinero en efectivo
de emergencia antes de salir.
El fotógrafo
miró a Hanna, y por un momento, ella tuvo miedo de que fuera a decirle
mentirosa. ¿Acaso Mona-como-A y la Verdadera Ali-como-A se preocupaban de ser
pilladas cuando ellas merodeaban, robaban, y mentían para sacar información
top-secret de Hanna y las otras? ¿Era malo que estuviera haciendo esto? No era
como si estuviera arruinando la vida de Colleen. Todo lo que quería era a su
novio de vuelta.
“Sígueme,”
el Sr. Lebrecque dijo, dándose vuelta y dirigiéndose por el pasillo hasta su
estudio. Había diapositivas e impresiones cubriendo un escritorio de trabajo,
un monitor Apple de pantalla grande brillaba en un rincón. Un gato blanco y
peludo paseaba flojamente por la habitación, y uno tricolor se acicalaba a sí
mismo en la ventana. EL lugar olía a una mezcla de polvo y arena higiénica de
gatos y parecía escaso de una forma que Hanna no podía evitar notar. Miró a su
alrededor en búsqueda de señales delatadoras de que este tipo estuviera
corriendo una operación de porno-internet encubierta, aunque no estaba segura
de qué debería estar buscando. ¿Revistas Playboy? ¿Persianas que eviten que pase la luz por completo? ¿Botellas de cristal como las que beben en los videos de hip-hop?
El Sr.
Lebrecque fue a una mesa al fondo de la habitación, repasó por una pila de
sobres, y sacó uno. “Recogí estas de la impresión hoy. Dile a Colleen que las
imprimí todas, tal como ella quería, pero si quiere más copias le costará un
extra.” Presionó unos números en una calculadora. “Así que...serían $450 Dólares.”
Hanna
apretó sus dientes. ¿No podía Colleen haber escogido un fotógrafo un poco más
barato? Con mala gana, cambió el dinero por el sobre de fotos y le dijo adiós
al fotógrafo, escurriéndose afuera del apartamento tan rápido como pudo. Sus
ojos comenzaban a picar por todo ese pelo de gato.
Su
celular sonó cuando salió al pórtico, pero solo era su padre—él, Isabel y Kate
estaban en el sitio del evento, y él se preguntaba dónde estaba Hanna. Llego pronto, Hanna escribió antes de guardar su celular en su cartera y emocionadamente abrió el sobre. Se pregunto si las variadas As alguna vez se habían sentido así también cuando ponían sus manos en valiosa evidencia. Había algo satisfactorio en esto.
Miró
el montón de fotos bajo la luz de la calle. La primera era de Colleen con la
cara fresca y oh-muy-dulce, como una actriz en un show de Disney Channel. Las
siguientes tomas eran más o menos lo mismo, solo que con expresiones faciales
ligeramente diferentes y diferentes ángulos de cámara. Hanna pasó por las
fotos, mirando a Colleen que parecía eufórica, luego pensativa, luego
estudiosa. Antes de darse cuenta, Hanna estaba mirando la última foto, una toma
de Colleen guiñándole a la cámara por sobre su hombro. Las hojeó una vez mas
solo para asegurarse de que no haya faltado ninguna, pero no le había faltado.
Eran
exactamente las mismas tomas que había visto por la ventana el día anterior.
Nada de una sesión de fotos previa, nada que se haya perdido. Todas eran
perfectamente kosher y profesionales, y lo peor, Colleen se veía realmente bien
en varias de ellas, mucho más fotogénica de lo que era Hanna. Hanna pateó el
poste de la luz. ¿Por qué diablos A le había dicho que siga esta estúpida
pista? ¿Sólo para molestarla? ¿Para qué pierda dinero? Debería haber sabido que
A iba a arruinarla, no a ayudarla.
Alguien
tosió al otro lado de la calle, y Hanna miró rápidamente. Solo era una pareja
de universitarios tomados de la mano caminando por la vereda, pero igual se
sintió nerviosa. Caminó hacia su Prius, sus tobillos ya dolían, abrió la puerta
del auto, y lanzó el sobre tan fuerte que rebotó en la puerta y cayó al piso.
Gruñendo, se subió al asiento del conductor y alcanzó el sobre, pero lo tomó
del borde equivocado y todas las fotos se esparcieron por la alfombra.
“Maldición.”
Hanna se inclinó y metió las fotos de vuelta al ligeramente-muy-pequeño sobre
una vez más. Sus dedos rasparon algo tras la última foto. No se sentía
brillante, como las fotos, sino que mas como una pieza de papel de computador.
Sacó
el papel del sobre y lo sostuvo a la luz. Colleen Evelina Bebris, decía en el título en una fuente sencilla, enlistando su dirección, e-mail, nombre de Twitter, y blog. Abajo de eso había algo que parecía una lista. Experiencia dramática, decía en negrita. Había descripciones de varias obras de escuela en la que Colleen había estado, culminando con su papel en Macbeth la semana pasada. Era un currículum, probablemente para cuando Colleen iba a audiciones. Aburrido.
Entonces,
algo al final captó su mirada. Experiencia comercial, decía un encabezado. Solo había una entrada debajo. Visiem Labak, Letonia, decía. Papel principal en comercial letón para un importante suplemento dietético. Según el curriculum, el comercial había salido el año pasado en la estación de TV más popular de Letonia.
Rebuscando
en su cartera, Hanna tomó su celular y escribió Visiem Labak en Google. Todo mejor, decía una traducción. Un montón de lo que ella asumía que eran sitios Letones también aparecieron en la pantalla, y unos cuantos mostraban una persona sonriendo comiendo yogurt. Un link a YouTube apareció al final de la primera página de búsqueda. Comercial de Visiem Labak, decía. Allí había una toma fija de la cara de Colleen.
Hanna
hizo click en el link. El comercial comenzaba con tres chicas sentadas
alrededor de una mesa en un café, bebiendo café y riendo. Luego la cámara se
enfocó en Colleen, quien dijo algo en un idioma que Hanna ni siquiera podía
comenzar a descifrar, luego se aferró con fuerza de su estómago miserablemente.
Las otras chicas le pasaron un vaso de yogurt, el cual Colleen comenzaba a
comer con gusto. Luego Colleen entraba al baño del café bar, poniendo un
letrero que seguramente decía OCUPADO en idioma Letón. Música alegre sonaba,
había una voz en letón, y Colleen salía del baño con apariencia victoriosa.
Levantó un vaso de yogurt y sonrió maniáticamente. El comercial terminaba con
otra toma del yogurt.
“Oh.
Dios. Mío,” Hanna susurró.
Esto era tal como esos estúpidos comerciales donde Jamie Lee Curtis les daba
Activia a mujeres hinchadas y constipadas. Y allí estaba Colleen, haciendo de
la chica Letona que necesitaba un yogurt laxante para que la regularice otra
vez. Sin duda no había presumido al respecto. Hanna supuso que
no le había contado a nadie.
“Si,” susurró, poniendo el curriculum y el sobre en la guantera. Luego de todo esto, le cobraría a Colleen por las fotos, si ella aun las quería. No era como si Hanna todavía las necesitara. Esas fotos no contaban una historia. Pero cierto video sí.
La historia se torna cada vez mejor, ojalá sigas haciendo un tan excelente trabajo como ahora, me la paso toda la semana esperando a que subas un nuevo capitulo, ¡Mil gracias!
ResponderBorrarUhh si este capitulo estuvo muy bueno e interesante! Cada vez se pone mejor :)
BorrarGracias a ti, saludos
Oh, genial.
ResponderBorrarHay veces en las que Hanna me parese muy mala, pero es una de las razones por las que la amo.
Ok, voy a esperar el que sigue y gracias por traducirlo! Saludos desde México!
Cuando hacen cosas así de "malas" son los capítulos mas intriganes y emocionantes *-*
BorrarSaludos desde Chile :)
Mother of god! ya quiero ver lo que hace hanna hace con esto! haha gracias por el cap. :)
ResponderBorrarYa me compadezco porque me imagino que lo que sea que haga... le saldrá el tiro por la culata (¿así es el dicho? ajaj)
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