Cuando el Sr. Marin se tomó el
escenario en el encuentro del ayuntamiento, sonriendo ante su multitud de
adoración, Spencer pasó por la puerta trasera de la sala del banquete hacia un
pequeño estacionamiento. Solo unos cuantos lugares estaban ocupados, tomados
por camionetas de último modelo y autos compactos. En la parte de atrás del
lugar, junto a un Dumpster verde lleno de cajas de cartón vacías, Emily saltaba
de pie a pie como si su vestido estuviera en llamas.
La puerta se abrió otra vez, y
Aria y Hanna salieron. Ambas estaban sosteniendo sus celulares y parecían
confundidas. Momentos atrás, Emily les envió a todas un enigmático mensaje
diciendo que necesitaban hablar y juntarse ahí. Spencer le respondió
preguntando si podían hablar adentro—afuera hacía frío—pero Emily respondió ¡NO!
“¿Em?” Aria llamó, caminando
por raquíticos escalones de metal. “¿Estás bien?”
“Mi papá se va a preguntar
dónde estoy.” Hanna se afirmaba fuertemente de la baranda, con cuidado en sus
tacones altos. “¿Qué sucede?”
Emily les mostró su teléfono
cuando estaban cerca. “Acabo de recibir esto.”
Las chicas leyeron la nota en
la pantalla. El estómago de Spencer se dio vuelta cuando le entraron las
palabras. “Espera. ¿A sabe sobre el bebé?”
Emily asintió, parecía
terrificada.
“¿Pero cómo es posible? ¿Y por
qué A no lo mencionó antes?” Spencer preguntó. Aun no podía creer que Emily
había tenido un bebé. Antes de que se acabe la escuela el año pasado, Emily se
veía—y parecía—tan normal, como si nada la molestara. Pero a mediados de Julio,
poco después del encuentro de Spencer con la policía por posesión de A Fácil,
Emily llamó a Spencer en pánico, diciéndole que estaba embarazada. Al comienzo,
Spencer pensó que era una broma. Una no muy divertida.
“No lo sé,” Emily respondió con
lágrimas en los ojos. “Quizás porque A lo sabe todo. ¿Alguien más ha recibido
un mensaje?”
Spencer levantó temblorosamente
su mano. “De hecho, yo sí. Anoche. Iba a contarles esta noche.”
¿Crees que tus amigos universitarios te aceptarían en su
Eating Club si supieran sobre tu apetito por asesinato?
Solo
leerlo otra vez hizo galopar el corazón de Spencer. Apenas había dormido un
poco la noche anterior, repasando las posibilidades de quién podría ser A.
“¿Cómo
podría A saber sobre Tabitha y el
bebé?” Emily susurró.
Hanna
exhaló, su respiración era visible en el frío aire. “Dell mismo modo que A lo
sabe todo.”
“Mucha
gente te vio.” Spencer temblaba en el delgado blazer que escogió para usar.
“Estuviste en Philly todo el verano. A podría haber estado allí también. Quizás
así es como A supo sobre mi y Kelsey.”
Emily
caminaba de arriba abajo por una línea amarilla medio borrosa que demarcaba un
espacio de estacionamiento. “Tu sabes lo gorda que me puse. No me veía como la
chica en la portada de People. Pero
supongo que alguien puede haberlo averiguado.” Arqueó su espalda y miró las
retorcidas ramas de árboles sobre sus cabezas.
“Esto
no es solo alguien cualquiera,” Aria denotó. “Es una persona que está para
atraparnos. Alguien de quien nos equivocamos. Alguien que quiere venganza.”
“¿Pero
quién?” Hanna dijo.
Emily
dejó de caminar. “Ustedes ya saben quien yo
creo que es A.”
Spencer
gruñó. “No lo digas, Em.”
“¿Por
qué no?” La voz de Emily se quebró. “Ella y Tabitha estuvieron en la Preserva
juntas. Ali podría haber averiguado que matamos a Tabitha. Quizás quiere
venganza por eso, además de todo lo otro que le hicimos.”
Spencer
suspiró. No podía creer que Emily aun estuviera en esa misión de Ali-está-viva.
“Ali y Tabitha si estuvieron en la Preserva al mismo tiempo. Eso no prueba
nada. Y por última vez, los huesos de Ali no fueron encontrados en los
escombros, pero todas la vimos en la casa justo antes de que se prenda.”
Una
sombra pasó por la cara de Emily. “Es solo que, ¿Quién además de Ali podría
seguirnos a todas partes, rastrear cada movimiento?” dijo, mirando a sus pies.
“Y chicas, no van a creer quién está aquí—Gayle.
¿Y si A está planeando decirle lo que hice con el bebé? ¿Y si Gayle le cuenta a
todos sobre mi?”
“Espera un
minuto.” Hanna frunció el ceño. “¿Gayle, la mujer que quería el bebé, está adentro?”
Emily
asintió. “Es esa mujer que me presentó tu papá. Srta. Riggs.”
“Así que
por eso es que te llamó Heather.” Hanna cerró los ojos. “Gayle le prometió a mi
papá un montón de dinero para su campaña.”
“Bien, ¿no
es una hermosa coincidencia?” Spencer dijo sarcásticamente.
Aria
aclaró la garganta. “Quizás no sea coincidencia.”
Todas la
miraron. Aria miró a Emily. “Déjame aclararlo, Em. Acabas de ver a la mujer a
la que le prometiste un bebé, la mujer a la que arruinaste al final. ¿Cierto?”
“Tuve que arruinarla”
Emily interrumpió con una mirada atormentada en la cara. “¡Tuve que hacer lo
que era bueno para el bebé!”
“Lo sé, lo
sé.” Aria agitó las manos impacientemente. “Sólo sígueme, ¿está bien? Estabas
enfermamente preocupada de que Gayle te persiguiera. Y dijiste que Gayle estaba
loca. ¿No es por eso que no querías darle el bebé a ella?”
Emily
arrugó la nariz. “No veo a lo que quieres llegar.”
“¿No es
obvio?” Aria exclamó. “Viste a Gayle al interior. Y entonces, diez segundos
después, te llegó un mensaje de A sobre el bebé. ¡Gayle es A! Quizás
averiguó lo que hiciste— ¡Lo que hicimos! ¡Y ahora quiere vengarse de todas
nosotras por ayudarte a quitarle su bebé!”
Emily se
puso bizca. “Eso no tiene sentido. ¿Cómo podría Gayle saber sobre el problema
de Spencer con la droga? ¿Cómo podría saber sobre lo que pasó en Jamaica?”
“Quizás
tiene alguna conexión de Penn a Jamaica,” Aria dijo. “Ella es muy rica. Quizás
contrató a un investigador privado. Nunca se sabe.”
“¿Pero qué
quiere de nosotras?” Hanna preguntó.
Todas
pensaron por un momento. “Quizás quiere saber dónde está el bebé,” Aria
sugirió.
“O quizás
Gayle solo quiere herirte como tú la heriste,” dijo Spencer temblando.
“¿Recuerdas esos mensajes que te dejó en el buzón de voz, Em? Sonaba loca.”
Cerró sus ojos y recordó la voz chillona de la mujer saliendo del pequeño
auricular del celular. Voy a encontrarte, decía el último. Voy perseguirlos a ti y al bebé y
luego lo lamentaras.
Adentro, la voz de Tom Marin sonaba
por el micrófono. Hanna miró a la puerta. “¿A qué te referías cuando dijiste
que el hecho de que Gayle sea la mayor donante de mi papá no sea una
coincidencia, Aria?”
“Piénsalo.” Aria jugaba con uno de
sus aretes de plumas. “Si Gayle es A, quizás se involucró en la campaña de tu
papá para acercarse a ti. Quizás es parte de su plan maestro.”
Hanna cerró los ojos. “Mi papá dijo
que sus fondos son cruciales para la campaña. Si ella por algún motivo los
quitara, él no tendría el dinero para poner al aire sus comerciales por todo el
estado.”
“Quizás eso también sea parte del
plan maestro,” dijo sombríamente Spencer.
“Chicas, ¿Se están escuchando?”
Emily parecía molesta. “No hay modo
de que Gayle sea A. Si, es horrible que me haya encontrado con ella. Y sí, no sé
que voy a hacer ahora que me ha visto. Pero tenemos que pensar en A llegando a Gayle, no en A siendo Gayle.”
“Yo creo que necesitamos más
hechos,” Spencer dijo, “Quizás hay algún modo de que podamos probar si Gayle es
A o no. Si ella es la mayor donante de tu papá Hanna, ¿quizás podrías husmear
un poco?”
“¿Yo?” Hanna puso su mano en su
estómago. “¿Por qué tengo que hacerlo yo?”
De repente fueron interrumpidas por
un fuerte crujido. La puerta trasera se abrió, y Kate sacó su cabeza. “Allí estas,” dijo, sonaba más aliviada
que enojada. “He estado buscándote por todas partes. Papá nos quiere en el
escenario con él.”
“Entiendo.” Hanna se fue hacia la
puerta. Miró sobre sus hombros a las otras, indicando que deberían seguirla.
Aria y Spencer siguieron en línea, pero Emily se quedó donde estaba. No voy a volver a entrar, su terca expresión
decía. No con Gayle allí.
Spencer miró arrepentidamente a Emily
antes de volver a entrar al pasillo. La sala estaba aun mas llena que antes—todos los asientos estaban ocupados.
El Sr. Marin estaba en el escenario respondiendo preguntas y fotografiando su sonrisa
de político. Spencer tomó el brazo de Hanna antes de que vaya donde su padre. “¿Cuál
es Gayle?”
Hanna apuntó
a una mujer en un traje de tela rojo en la fila frontal, “Ella.”
Spencer miró
a la mujer, evaluando su rubio cabello, delgada cara, y los enormes diamantes en
sus dedos. De repente, algo hizo click. La degustación de pasteles. Gayle había
estado unas cuantas mesas más allá, usando un traje de Chanel. Spencer sintió la
mirada de la mujer en su espalda, pero sacó la expresión extraña y engreída de Gayle
de su mente, diciéndose que solo estaba siendo paranoica.
Pero quizás
no lo era. Quizás Gayle había estado mirándola. Porque quizás, solo quizás,
Gayle era A.
nunca puedo dejar comentarios por que siempre entro del celu, pero hoy que estoy en la pc, te digo miiil gracias x traducir esta bella y atrpante saga!!!! no se que hubiera sido de mi si una amiga no me recomienda este blog! gracias x traducir los libros!!! saludos.
ResponderBorrarSaludos para ti igualmente, gracias por el comentario :)
BorrarQue es lo que le hizo Emily a Gayle que la arruino?
ResponderBorrarlo que cuentan en el libro Ruthless, le ofreció dar en a ella su bebé, pero luego no lo hizo sin decir nada.
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