Esa noche, una delgada mujer en
jeans negros ajustados, proponía a Spencer Hastings y a su familia cuatro trozos
de torta en una bandeja plateada. “Bueno, tenemos chocolate con cubierta de
café, esponja de vainilla con crema de limón, torta de chocolate con Frangelico
liqueur, y zanahoria.” Las puso en la mesa.
“Se ve delicioso.” La madre de
Spencer tomó su tenedor.
“Estás tratando de poner gorda a mi
futura esposa, ¿cierto?” El Sr. Pennythistle, el nuevo prometido de la Sra.
Hastings, bromeó.
Dio como resultado una risa educada.
Spencer agarró fuertemente su propio tenedor de plata, tratando de mantener una
sonrisa en su cara a pesar de que ella pensaba que el chiste fue bastante
patético. Ella estaba con su mamá, su hermana, Melissa, el novio de Melissa,
Darren Wilden, el Sr. Pennythistle, y la hija del Sr. Pennythistle, Amelia, en
Chanticleer House. La Sra. Hastings y el Sr. Pennythistle habían escogido la
mansión de piedra con sus enormes jardines privados para su futura boda en
verano.
Amelia, quien era dos años menor que
Spencer, e iba a St. Agnes, la altiva escuela de la Avenida Principal,
tentativamente tocó la torta de zanahoria con su tenedor. “Las tortas de la
Pastelería Sassafras son más bonitas,” dijo, arrugando su nariz.
Melissa tomó un bocado y se
emocionó. “Podrán ser más bonitas, pero la cubierta de crema de limón es como
el paraíso. Como dama de honor, voto por que vayamos por esta.”
“No eres la única dama de honor,” La
Sra. Hastings apuntó con su tenedor hacia Spencer. “Spencer y Amelia también
pueden votar.”
Todas las miradas se dirigieron a
Spencer. Ella no estaba realmente segura de por qué su madre estaba pasando por
todo lo de las campanas nupciales y silbidos, incluyendo el comprar un vestido
de Vera Wang con una cola de diez pies de largo, armando una lista de invitados
de más de trescientas personas, y cargando a Spencer, Amelia, y Melissa con los
deberes de las damas de honor, los cuales hasta ahora habían incluido el
entrevistar organizadores de bodas, hacer borradores de los anuncios para el New York Times y el Philadelphia Sentinel, y escoger las bolsas de regalos perfectas
para la recepción. Había días en que Spencer pensaba que su mamá se iba a
despertar y notar que el divorciarse del padre de Spencer habría sido un error.
Está bien bien, así que su papá había tenido una aventura con Jessica
DiLaurentis y secretamente sido padre de gemelas, Courtney y Alison. Pero de
todos modos— ¿Todo esto para una segunda boda?
Spencer cortó un perfecto rectángulo
de la torta de chocolate Frangelico, cuidadosa de no dejar ninguna migaja en su
nuevo vestido de Joie. “Esta está muy bien,” dijo.
“Las grandes mentes piensan igual.
Esa es mi favorita también.” El Sr. Pennythistle limpió su boca. “He querido
decírtelo, Spencer. Estuve en contacto con mi amigo Mark, quien es un productor
de grandes obras no-de-Broadway. Él estaba muy impresionado con tu papel de
Lady Macbeth y le gustaría que audiciones para una de sus próximas obras.”
“Oh,” Spencer suspiró, sorprendida.
“Gracias.” Le sonrió. En una familia de gente destacada, era lindo ser notada.
Amelia arrugó su nariz. “¿Es el
mismo Mark que produce teatro dinner[1]? ¿No son
sus obras usualmente sobre batallas medievales?” se rio rencorosamente.
Spencer entrecerró los ojos. ¿Celosa? A pesar de que Amelia había
vivido en la casa de los Hastings por unas cuantas semanas ya, sus
interacciones consistían mayoritariamente en ataques de perra, gruñidos de
una-palabra, o miradas furiosas desde el frente de la mesa en la cena. Spencer
una vez tuvo una relación entre hermanas como esa con Melissa. Ella y Melissa
finalmente hicieron las paces; ella no necesitaba otro adversario familiar que
tome su lugar.
Amelia aun estaba mirando a Spencer.
“Por cierto, ¿Has oído sobre Kelsey últimamente? Ella, como que, se esfumó de
la faz de la tierra. Mi grupo de orquesta tiene un violinista menos.”
Spencer puso otro bocado de torta en
su boca para evitar responder. La vieja amiga de Spencer del programa de verano
de la UPenn ahora estaba en La Reserva en el Hospital mental y centro de
rehabilitación de Addison-Steven para superar su abuso de drogas—y era en parte
por culpa de Spencer. Spencer había inculpado a Kelsey el verano pasado por
posesión de drogas e hizo que la envíen al centro de detención juvenil. Cuando
ella resurgió recientemente en la vida de Spencer, Spencer había pensado que
Kelsey era la nueva A, exigiendo venganza.
Ahora ella sabía que Kelsey no era A—ella y sus amigas recibieron un
mensaje de A mientras Kelsey estaba en La
Reserva, en donde no permitían teléfonos. Pero ¿Quién mas podría saber tanto sobre todas ellas?
“No he oído nada de Kelsey,” Spencer
dijo, lo cual era cierto. Miró disimuladamente a Darren Wilden, quien estaba
sumergiéndose en un trozo de torta de chocolate. A pesar de que él había sido
el investigador jefe del caso del asesinato de Alison DiLaurentis, él ya no era
un policía. Pero Spencer se sentía ligeramente incómoda en su presencia.
Especialmente ahora que ella estaba guardando nuevos y peligrosos secretos.
La mesera reapareció y sonreía
esperanzadamente. “¿Están bien las tortas?”
La Sra. Hastings asintió. Melissa
movió su tenedor en el aire, su boca estaba llena de comida. Mientras la mesera
se alejaba, Spencer miró a su alrededor el gran comedor. Las paredes estaban
recubiertas de piedra y el piso era de mármol. Enormes buqués florales estaban
en pequeños nichos junto a las ventanas del-piso-a-la-pared. Afuera, un enorme
laberinto de setos se estiraba hasta tan lejos como el ojo podía ver. Había
unas cuantas otras personas comiendo en el comedor, la mayoría eran viejos
hombres conservadores, probablemente haciendo tratos de negocios. Entonces,
fijó su mirada en una alta mujer, de cuarenta-y-algo con cabello rubio-ceniza,
ojos gris metal y una frente de botox. Cuando vio a Spencer mirándola,
rápidamente centró su atención en el menú en sus manos.
Spencer miró a otro lado también,
sintiéndose nerviosa. Desde que A reapareció, no podía quitarse la sensación de que estaba
siendo observada donde quiera que fuera.
De repente, el iPhone de Spencer
soltó un bloop. Lo sacó e inspeccionó
la pantalla. ¡Recordatorio de la Cena de
Princeton! decía la línea del asunto. Spencer presionó ABRIR. ¡No lo olvides! ¡Estás cordialmente invitada a la cena de honor de
todos los admitidos en las postulaciones adelantadas de Princeton en
Pennsylvania y New Jersey! La cena era el Lunes por la noche.
Spencer sonrió. Ella amaba la
correspondencia de Princeton, especialmente ya que su futuro allí había
parecido tan incierto la semana pasada—A le envió una carta diciendo que Spencer no había sido
admitida después de todo, y Spencer se había quemado las pestañas tratando de
probar que ella valía la pena hasta que se dio cuenta de que la carta era
falsa. No podía esperar hasta Septiembre, cuando podría comenzar todo de nuevo
en algún lugar nuevo. Ahora que había un nuevo A, Rosewood se sentía más que nunca
como una prisión.
La Sra. Hastings miró a Spencer con
curiosidad, y Spencer le mostró la pantalla de su teléfono. El Sr. Pennythistle
la miró también, y luego tomó un trago del café que la mesera acababa de
servirle. “Realmente disfrutarás Princeton—Harás unos contactos geniales.
¿Planeas unirte a un Eating club[2]?
“¡Por supuesto que lo planea!”
Spencer respondió obviamente. “Apuesto que ya tienes tus tres favoritos
elegidos, ¿Cierto, Spence? Déjame adivinar. ¿Club Cottage? ¿de honor? ¿Qué más?”
Spencer jugueteaba con el
servilletero de madera junto a su plato, sin responder inmediatamente. Había
oído de los Eating clubs, pero no había averiguado cuidadosamente—había estado
demasiado ocupada estudiando palabras de vocabulario, voluntariando para un zillón
de actividades de servicio comunitario, y siendo la presidenta de varias
organizaciones de su escuela solo para
entrar a Princeton. Quizás eran como el club de comida de Rosewood Day, un
grupo de chicos que iban a restaurantes elegantes, tenían fiestas de revisión
de Mejor Chef, y usaban los hornos de la clase de economía del hogar para
cocinar boeuf
bourguignon y
coq
au vin.
Wilden
entrelazó sus dedos sobre su estomago. “¿Alguien se molestaría en aclararme lo
que es un Eating Club?”
Melissa se
veía un poco avergonzada por su novio—la fresa, estudiante de honor,
Melissa y el trabajador Wilden venían de mundos muy diferentes. “Los Eating
Clubs son como sociedades secretas,” le explicó en una voz ligeramente de
patrocinadora (la cual Spencer no hubiera soportado si ella fuera el novio de Melissa). “Tienes que competir para entrar
en el proceso, que se llama bicker. Pero una vez que entras, es como
popularidad instantánea, amigos instantáneos, y toneladas de beneficios.”
“¿Cómo una frate?” Darren preguntó.
“Oh, no.” Melissa parecía apaleada. “Primero, los Eating Club son
mixtos. Segundo, tienen mucha más clase.”
“Puedes llegar muy lejos si eres
miembro de un Eating Club,” El Sr. Pennythistle añadió. “Yo tuve un amigo que
estaba en el Club Cottage, y a un antiguo alumno que fue del Club Cotagge quien
trabajaba en el senado le dio un trabajo, sin hacerle pruebas.”
Melissa asintió emocionada. “Lo
mismo pasó con mi amiga Kerri Randolph. Ella pertenecía al Gorro y Túnica, e
hizo una práctica con el equipo de diseño de Diane Von Furstenverg solo por
contactos del Eating Club. Miró a Spencer. “Tienes que hacerles saber que estás
interesada desde antes. Conozco gente que comenzó a engatusar los Eating Club
cuando estaba en primer año de secundaria.”
“Oh.” Spencer de repente se sintió
nerviosa. Quizás era un grave error el que ella no se haya metido a la moda de
los Eating Club desde antes. ¿Y si cada estudiante de admisión adelantada ya
había engatusado al Eating Club de su elección, y, como en un elaborado juego
de sillitas musicales, ella se quedaba sin asiento cuando la música se detenga?
Se suponía que se sienta agradecida por ir a Princeton, punto, pero así no era como ella funcionaba. Ella no podía
simplemente ser una antigua estudiante común. Tenía que ser la mejor.
“Sería un estúpido Eating Club el
que no me invite,” dijo, haciendo un mechón de largo rubio cabello hacia detrás
de sus hombros.
“Absolutamente.” La Sra. Hastings
palmeó el brazo de Spencer. El Sr. Pennythistle dijo un “Mm-hmm” de apoyo.
Cuando Spencer se sentó otra vez,
una aguda, y afilada risa hizo eco en las murallas. Se puso tensa y miró a su
alrededor, el vello de sus brazos estaba de punta. “¿Oyeron eso?”
Wilden dejó de tomar café y miró
alrededor de la sala. Las cejas del Sr. Pennythistle se arrugaron, luego
chasqueó la lengua.”Malas ventanas. Solo es una corriente de aire.”
Luego todos volvieron a comer como
si nada estuviera mal. Pero Spencer sabía que ese sonido no era de una
corriente de aire. Era la misma risa que había estado oyendo por meses. Era A.
[1] “Dinner Theater” es un tipo de
teatro donde sirven la cena y luego se representa una obra. No existe termino
en español.
[2] Un Eating Club es una fundación Estadounidense
(S.XIX) de las universidades americanas que permiten a los estudiantes
disfrutar comidas y discursos. Ultimamente el sistema se ha reemplazado por las
fraternidades, pero hoy en día los eating club se mantienen en unas cuantas:
Princeton, Davidson, Mount Olive y Reed College (entre otras)
Hola, haces un excelente trabajo pero quisiera saber cuando vas a subirlo recopilado, es que lo quiero descargar porfa
ResponderBorrarCuando lo tenga. Saludos :)
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