¿Alguna
vez has hecho algo tan vergonzoso, tan shockeante, tan no-de ti que querías desaparecer? Quizás te
escondiste en tu habitación todo el verano, demasiado mortificada como para
mostrar tu cara. Quizás les rogaste a tus padres que te dejen cambiarte de
escuela. O quizás tus padres ni siquiera supieron
tu secreto—te
escondiste de ellos también. Tenias miedo de que ellos pudieran mirarte y
saber que habías hecho algo horrible.
Cierta linda chica en Rosewood
acarreó un secreto por largos nueve meses. Se alejó de todo y todos—excepto sus
tres mejores amigas. Cuando todo terminó, juraron que nunca le dirían a nadie.
Pero estamos en Rosewood. Y en
Rosewood, el único modo de mantener tus secretos a salvo, es no tenerlos…
Ese verano en Rosewood,
Pennsylvania, un pintoresco, y saludable suburbio aproximadamente a veinte
minutos de Philadelphia, había sido uno de los más calurosos de la historia.
Para escaparse del calor, la gente se acumulaba en la piscina del club de
campo, se reunía en el local Rita para comprar helados extra grandes de
frutilla, y se sumergían en la poza de los patos en la granja orgánica de queso
de Peck, a pesar del rumor de décadas de antigüedad de que un cadáver había
sido encontrado allí. Pero para la tercera semana de agosto, el clima de
repente cambió. “Un congelamiento nocturno de mitad de verano,” así lo llamaban
las noticias locales, porque la temperatura bajó hasta ser congelante unas
cuantas noches seguidas. Los chicos usaban sus sudaderas, y las chicas vestían sus nuevos jeans para la vuelta a clases
de Joe y sus chalecos acolchados. Unas cuantas hojas en los arboles
cambiaron a colores rojos y dorados por la noche. Era tan duro como si La Parca
hubiera venido y hubiera tajado la estación y se la hubiera llevado lejos.
En una fría noche de jueves, un
Subaru viejo pasó por una oscura calle en Wessex, un pueblo no muy lejos de
Rosewood. El reloj brillante verde en el tablero decía 1:26 AM, pero las cuatro
chicas dentro del auto estaban muy despiertas. En realidad, eran cinco chicas:
las mejores amigas Emily Fields, Aria Montgomery, Spencer Hastings, Hanna Marin…y
una pequeña bebé sin nombre a quien Emily había parido ese día.
Pasaron casa tras casa, mirando los
números en los buzones. Cuando se acercaron al número 204, Emily se enderezó. “Para,”
dijo por encima de los llantos del bebé. “Esa es.”
Aria, quien estaba usando un jerseyde Fair Isle que se compró cuando estaba de vacaciones en Islandia el mes
pasado—unas vacaciones que no soportaba recordar—giró el auto hacia la entrada.
“¿Estás segura?” miró la modesta casa blanca. Tenía un aro de basquetbol en el
estacionamiento, un gran sauce llorón en el pasto, y animados parterres de
flores bajo las ventanas frontales.
“He visto esta dirección en el
formulario de adopción un millón de veces.” Emily tocó la ventana. “Dos, cero,
cuatro, Ship Lane. Aquí es definitivamente donde viven,”
El auto se quedó quieto. Incluso el
bebé dejó de llorar. Hanna miró a la infante junto a ella en el asiento
trasero. Sus pequeños y perfectos labios rosados estaban cerrados. Spencer miró
al bebé también, luego se dio vuelta, incomoda. Era obvio lo que todos estaban
pensando: ¿Cómo podía haberle sucedido esto a la dulce, obediente, pequeña
Emily Fields? Ellas habían sido las mejores amigas de Emily desde sexto grado,
cuando Alison DiLaurentis, la chica más popular de Rosewood Day, la escuela
privada a la cual iban, las reclutó en su nuevo grupo. Emily siempre había sido
la chica que odiaba a la gente que hablaba mal, quien nunca inició una pelea,
quien prefería poleras sueltas antes que faldas apretadas—y chicas antes que chicos. Las chicas como Emily no se embarazaban.
Ellas habían pensado que Emily
estaba haciendo un programa de verano en Temple, parecido al que Spencer estaba
haciendo en Penn, Pero luego, una por una, Emily les dijo la verdad: Se estaba
ocultando en la habitación de su hermana en Philly porque estaba embarazada.
Aria, Spencer, y Hanna todas reaccionaron de la misma manera cuando Emily les
dijo las noticias: boquiabiertas, sin palabras y shockeadas. ¿Desde hace cuanto lo sabes? Preguntaron.
Me hice una prueba de embarazo cuando volví
de Jamaica, Emily respondió. El padre era Isaac, un chico con quien salió
el invierno pasado.
“¿Estás segura de que quieres hacer
esto?” Spencer preguntó tranquilamente. Un reflejo en la ventana llamó su
atención, y se sintió avergonzada. Pero cuando se volvió para mirar a la casa frente
a ellas, una igualmente modesta casa de ladrillos, no había nadie mirando.
“¿Qué otra opción tengo?” Emily
giraba el brazalete de goma color rosa del Hospital Jefferson alrededor de su
muñeca. El equipo médico ni siquiera sabía que se había ido—los doctores
querían que se quede un día extra para poder monitorear la incisión de la
cesárea. Pero si se quedaba un minuto más en el hospital, su plan no
funcionaría. Era imposible que le diera el bebé a Gayle, la saludable mujer
quien le había pagado una gran suma de dinero, así que le dijo a Gayle que
había atrasado dos días la hora de su cesárea. Luego le solicitó a sus amigas
ayuda para escaparse del hospital, poco después de que la bebé nació. Todas
tomaron parte del escape. Hanna devolvió el dinero de Gayle. Spencer distrajo a
las enfermeras mientras Emily cojeaba hasta la salida. Aria trajo su Subaru e
incluso encontró un asiento de infantes para el auto en una venta de garaje. Y
tuvieron éxito: Se escaparon sin que Gayle se entere y se lleve al bebé.
De repente, como si estuviera
planeado, el celular de Emily sonó, rompiendo el tenso silencio al interior del
auto. Lo sacó de la bolsa plástica en que el hospital había puesto su ropa y
miró la pantalla: Gayle.
Emily hizo un gesto de dolor y
presionó IGNORAR. El teléfono se quedó quieto por un
momento luego sonó una vez más. Gayle otra vez.
Hanna miró el celular
cautelosamente. “¿Podrías responder eso?”
“¿Y decir qué?” Emily presionó IGNORAR una vez más. “¿’Lo siento, Gayle no
quiero darte mi bebé porque creo que estás loca’?”
“¿Pero no es ilegal esto?” Hanna
miró la calle de arriba a abajo. No había un auto a la vista, pero aun se sentía
nerviosa. “¿Y si te denuncia?”
“¿Por qué?” Emily preguntó. “Lo que
hizo Gayle fue ilegal también. No puede decir nada sin incriminarse a ella
misma.”
Hanna se mordía la uña del dedo
pulgar. “Pero y si la policía se entera de esto, ¿qué pasa si investigan otras
cosas? Como… ¿Jamaica?”
Una tensión palpable se propagaba en
el auto. A pesar de que siempre estaba en sus mentes, las chicas se habían prometido
no volver a hablar sobre Jamaica. Se suponía que iba a ser una escapada para
olvidar a la Verdadera Ali, la diabólica chica que mató a su hermana gemela,
Courtney, la Ali que ellas conocían y querían. El año pasado la Verdadera Ali
volvió a Rosewood y trató de hacerse pasar ante las chicas como su vieja amiga,
pero fue después cuando reveló que ella era la nueva A, el tormentoso mensajero
de las chicas. Ella había matado a Ian Thomas, el rompecorazones de Rosewood
Day y sospechoso en el primer asesinato, y a Jenna Cavanaugh, a quien las
chicas y Su Ali habían dejado ciega en sexto grado. El plan maestro de la
Verdadera Ali era asesinar a las cuatro chicas. Ella las llevó a su casa
familiar en Poconos, las encerró en un dormitorio, y prendió un fósforo. Pero
las cosas no salieron como lo planeado. Las chicas escaparon, dejando a la
Verdadera Ali atrapada en la casa cuando esta explotó. A pesar de que sus restos
nunca fueron encontrados, todos estaban seguros de que estaba muerta.
Pero ¿Lo estaba?
El viaje a Jamaica había sido una
oportunidad para las chicas para seguir con sus vidas y profundizar su amistad.
Sin embargo, una vez que estuvieron allí, conocieron a una chica llamada
Tabitha, quien les recordaba a la Verdadera Ali. Ella sabia cosas que solo Ali
podría saber. Sus gestos eran escalofriantemente como los de Ali. Lentamente,
se convencieron de que ella era la
Verdadera Ali. Quizás había sobrevivido al incendio. Quizás había venido a
Jamaica para terminar con las chicas como lo había planeado.
Solo había una cosa que hacer:
detenerla antes de que se vengue. Justo cuando la Verdadera Ali estaba a punto
de empujar a Hanna por el balcón del techo, Aria intervino, y fue Ali la que
cayó. Su cuerpo roto se desvaneció antes de que las chicas bajen a la playa a
ver lo que habían hecho. Probablemente se la llevó la marea. Las chicas
vacilaban entre el alivio de que Ali se había ido por siempre…y el horror de
que habían matado a alguien.
“Nadie nunca sabrá sobre Jamaica,”
Spencer refunfuñó ahora. “El cuerpo de Ali se fue.”
El teléfono de Emily sonó otra vez. Gayle. Un beep sonó después. Seis nuevos mensajes de voz, la pantalla
anunciaba.
“Quizás podrías escuchar esos,”
Hanna susurró.
Emily negó con la cabeza, sus manos
temblaban.
“Pon la llamada en altavoz,” Aria
sugirió. “Escucharemos contigo,”
Poniendo su labio inferior dentro de
su boca, Emily hiso lo que le dijeron y puso el primer mensaje. “Heather, es
Gayle.” Una animada voz estrepitó en el auto. “No me has devuelto las llamadas
en días, y estoy preocupada. ¿No tuviste el bebé unos cuantos días antes, o si?
¿Hubo complicaciones? Llamaré al hospital Jefferson para asegurarme.”
“¿Quién es Heather?” Spencer susurró
nerviosamente.
“Es el nombre falso que le di a
todos este verano,” Emily dijo. “Incluso postulé a mi trabajo usando una identidad
falsa que compre en South Street. No quería que nadie haga la conexión de que
yo era la mejor amiga de Alison DiLaurentis. Alguien le podría decir a la
prensa que yo estaba embarazada, y luego mis padres se hubieran enterado." Miró
su celular. “Dios, se oye realmente molesta.”
El segundo mensaje de Gayle siguió. “Heather,
es Gayle otra vez. Está bien, llamé a Jefferson—ahí es donde anotaste tu
cesárea, ¿cierto? Nadie en el equipo me quiere decir lo que ocurre. ¿Podrías por
favor contestar tu teléfono y decirme dónde diablos estás?”
Los tonos del tercero y el cuarto
mensaje aumentaron en intensidad y frustración. “Está bien, estoy en Jefferson
ahora” Gayle dijo en el quinto mensaje. “Acabo de hablar con un auxiliar y no
tienen registros de nadie llamada Heather en la sala de maternidad, pero luego
describí como te veías y dijo que tú estás
aquí. ¿Por qué no me llamaste? ¿Dónde carajos esta el bebe?”
“¿Cuánto apuestan a que sobornó al
auxiliar?” Emily murmuró “Mala idea el registrarme bajo mi verdadero nombre
para despistar a Gayle.” Registrarse bajo Emily Fields había sido un riesgo—a
pesar de que Emily tenía una casilla postal en Philly como su dirección y
planeaba usar sus ahorros de niñera para pagar la cuenta del hospital, ¿Que pasaba si,
por alguna razón, sus padres llamaban a Jefferson y averiguaban que ella había
estado allí? Pero ya que Gayle solo la conocía como Heather, usar su nombre
real parecía un modo fácil de perderla.
Para el sexto mensaje Gayle se había
enterado. “Esto fue un montaje, ¿cierto?” gruñó. “Tuviste al bebé y te fuiste,
¿o no? ¿Fue esa tu intención todo el tiempo, perra? ¿Planeaste estafarme desde
el comienzo? ¿Crees que le doy cincuenta mil dólares a cualquiera? ¿Crees que
soy una idiota? Voy a encontrarte.
Voy perseguirlos a ti y al bebé y luego lo lamentaras.”
“Wow,” Aria suspiró.
“Oh mi dios.” Emily cerró su
celular. “Nunca debí haberle prometido nada. Sé que lo devolvimos, pero nunca
debí haber tomado su dinero en primer lugar. Está loca. Ahora, ¿ven por qué
hago esto?”
“Por supuesto,” Aria dijo
tranquilamente.
La infante comenzó a lloriquear, Emily
le hizo cariño en su pequeña cabeza, y luego, reuniendo coraje, abrió la puerta
del auto y salió al escalofriante aire. “Hagámoslo.”
“Em, no.” Aria abrió su puerta del auto
y tomó a Emily del brazo justo mientras Emily caía contra el costado del auto,
claramente adolorida. “El doctor dijo que no debías hacer esfuerzo, ¿recuerdas?”
“Necesito llevarle el bebé a los
Bakers.” Emily apuntó atontadamente a la casa.
Aria se detuvo. Una bocina de camión
sonaba a la distancia. Por encima del sonido del motor del auto, pensó que
había oído una breve y aguda risa.
“Bien,” Aria aceptó. “Pero yo la llevaré.” Tomó el asiento del bebé
del asiento trasero. El olor a talco de bebé la recibió, creando un nudo en su
garganta. Su padre, Byron, y su novia, Meredith, acababan de tener un bebé, y
ella amaba a Lola con todo su corazón. Si miraba mucho tiempo a este bebé, la
amaría de igual forma.
El teléfono de Emily sonó otra vez,
y el nombre de Gayle apareció en la pantalla. “Lo dejó en su bolsa. “Vamos, Aria.”
Aria levantó el asiento del bebé más
arriba, y ambas chicas se tambalearon por el jardín delantero. El rocío humedecía
sus pies. Apenas alcanzaron a pasar por alto un aspersor de agua asomándose por el
pasto. Cuando subieron al pórtico, notaron una animada mecedora y un plato de
perro de cerámica que decía BIENVENIDOS
GOLDEN RETRIEVERS
“Aw.” Aria lo apuntó. “Los golden retrievers
son geniales.”
“Me dijeron que tienen dos cachorros
de golden retriever.” Emily dijo. “Siempre he querido uno de esos.”
Aria miró cómo un millón de
emociones pasaban por la cara de su amiga en medio segundo. Se acercó y tomó la
mano de Emily. “¿Estás bien?” Había tanto que decir, pero no habían palabras
con que decirlo.
Luego la expresión de Emily se
fortaleció otra vez. “Por supuesto,” dijo entre dientes. Tomando un largo
suspiro, tomó la silla del bebé y la puso en el pórtico. La bebé gemía. Emily
miró por encima de su hombro a la calle. El Subaru de Aria estaba en la cuneta.
Algo pasó entre las sombras cerca de los setos. Por medio segundo, pensó que
era una persona, pero luego sus ojos se desenfocaron. Probablemente eran las
drogas que aun corrían por su sistema.
A pesar de que hizo que su incisión
duela como el infierno, Emily se agachó, puso una copia del certificado de
nacimiento del bebé, y la carta que escribió poco antes de irse a hospital, y la
puso encima del asiento. Con suerte, la carta explicaba todo. Con suerte, Los
Baker entenderían y amarían a este bebe con todos sus corazones. Besó la frente
del bebé, luego pasó sus dedos por sus increíblemente suaves mejillas. Es para mejor, una voz en su interior decía.
Tú lo sabes.
Emily presionó el timbre. En
segundos, una luz se prendió, y dos diferentes pasos se oyeron al otro lado de
la puerta. Aria tomó la mano de Emily, y se tambalearon hacia el auto. Una silueta
se veía en la entrada, primero mirando afuera, y luego mirando el asiento de
bebé abandonado…y al bebe al interior.
“Conduce,” Emily dijo.
Aria se adentró en la noche. Cuando
dio vuelta a la primera esquina, miró a Emily en el espejo retrovisor. “Está
bien.”
Hanna puso su mano en el brazo de
Emily. Spencer se dio vuelta y apretó su rodilla. Emily colapsó y comenzó a
llorar, primero tranquilamente, y luego en grandes y fuertes gritos ahogados.
Los corazones de todas estaban rotos por ella, pero nadie sabía que decir. Este
era otro devastante secreto en una larga lista de secretos que tenían que
guardar, junto con Jamaica, la experiencia del casi-arresto de Spencer por posesión
de drogas, lo que le pasó a Aria en Islandia, y el accidente de auto de Hanna
ese verano. Al menos A se había ido—se habían asegurado de
eso. Lo que habían hecho podrá haber sido terrible, pero al menos nadie lo sabría
jamás.
Sin embargo, no deberían estar tan
seguras de eso. Después de todo lo ocurrido, deberían aprender a confiar en sus
premoniciones, y tomarse en serio esas risas y sombras fantasmas. Alguien estaba allí esa noche, después de todo.
Mirando. Analizando. Planeando.
Y ese alguien solo estaba esperando
la oportunidad para usar todo esto en contra de ellas.
que es lo que hizo aria en islandia?
ResponderBorrarAun no se sabe, yo también quiero saber >.<
Borrarque rayos paso en Islandia??
ResponderBorrarAun es un misterio... me tinca (pero no lo sé) que se sabrá en el próximo libro (burned, si mal no recuerdo) porque hasta ahora no le dan tanta importancia... yo tambien quisiera saber!
Borrarpero supuestamente las chicas no sabian que emily estaba embarazada , y que era un secreo que solo emily sabia , entonces como ahi dice que las chias ya sabain
ResponderBorraraqui es justamente donde los lectores nos enteramos de que las chicas si sabian, saludos
Borrarhola!!! muchas gracias por la traduccion :) tengo una duda! volveras este libro PDF? quisiera descargarlo completo o al menos copiarlo parte por parte en un documento word pero no me deja la pagina :(
ResponderBorrarHola! aun no he pensado al respecto, acabamos de empezar con las traducciones xd Pero si me envías un correo te aviso y si hay un pdf, te lo envío :)
Borrarsi xfa! cualquier cosa me avisas o envias :) mi correo es: mjvc_pub@hotmail.com gracias :)
Borrarohh yo pensaba que era Burned, me equivoqué, acabo de darme cuenta. Es otra historia entonces, están haciendo un pdf de Stunning, pero fuera de mi blog así que ni idea de cuándo saldra :)
BorrarHola muchas gracias por el aporte me encanta & la traducción es excelente
ResponderBorrarNo podrías hacer un PDF? Te lo agradecería mucho & si es así me lo enviarías a mi correo?
Es este sarai_princes22@hotmail.com
Gracias DTB
El foro bookzinga está haciendo un pdf con esta traducción, sin embargo yo no sé la fecha de cuando estará listo
BorrarGracias por comentar :)
Saludos