lunes, 28 de enero de 2013

Stunning - Prólogo: Un fardo de secretos


¿Alguna vez has hecho algo tan vergonzoso, tan shockeante, tan no-de ti que querías desaparecer? Quizás te escondiste en tu habitación todo el verano, demasiado mortificada como para mostrar tu cara. Quizás les rogaste a tus padres que te dejen cambiarte de escuela. O quizás tus padres ni siquiera supieron tu secreto—te escondiste de ellos también. Tenias miedo de que ellos pudieran mirarte y saber que habías hecho algo horrible.

Cierta linda chica en Rosewood acarreó un secreto por largos nueve meses. Se alejó de todo y todos—excepto sus tres mejores amigas. Cuando todo terminó, juraron que nunca le dirían a nadie.

Pero estamos en Rosewood. Y en Rosewood, el único modo de mantener tus secretos a salvo, es no tenerlos…


Ese verano en Rosewood, Pennsylvania, un pintoresco, y saludable suburbio aproximadamente a veinte minutos de Philadelphia, había sido uno de los más calurosos de la historia. Para escaparse del calor, la gente se acumulaba en la piscina del club de campo, se reunía en el local Rita para comprar helados extra grandes de frutilla, y se sumergían en la poza de los patos en la granja orgánica de queso de Peck, a pesar del rumor de décadas de antigüedad de que un cadáver había sido encontrado allí. Pero para la tercera semana de agosto, el clima de repente cambió. “Un congelamiento nocturno de mitad de verano,” así lo llamaban las noticias locales, porque la temperatura bajó hasta ser congelante unas cuantas noches seguidas. Los chicos usaban sus sudaderas, y las chicas vestían sus nuevos jeans  para la vuelta a clases de Joe y sus chalecos acolchados. Unas cuantas hojas en los arboles cambiaron a colores rojos y dorados por la noche. Era tan duro como si La Parca hubiera venido y hubiera tajado la estación y se la hubiera llevado lejos.

En una fría noche de jueves, un Subaru viejo pasó por una oscura calle en Wessex, un pueblo no muy lejos de Rosewood. El reloj brillante verde en el tablero decía 1:26 AM, pero las cuatro chicas dentro del auto estaban muy despiertas. En realidad, eran cinco chicas: las mejores amigas Emily Fields, Aria Montgomery, Spencer Hastings, Hanna Marin…y una pequeña bebé sin nombre a quien Emily había parido ese día.

Pasaron casa tras casa, mirando los números en los buzones. Cuando se acercaron al número 204, Emily se enderezó. “Para,” dijo por encima de los llantos del bebé. “Esa es.”

Aria, quien estaba usando un jerseyde Fair Isle que se compró cuando estaba de vacaciones en Islandia el mes pasado—unas vacaciones que no soportaba recordar—giró el auto hacia la entrada. “¿Estás segura?” miró la modesta casa blanca. Tenía un aro de basquetbol en el estacionamiento, un gran sauce llorón en el pasto, y animados parterres de flores bajo las ventanas frontales.

“He visto esta dirección en el formulario de adopción un millón de veces.” Emily tocó la ventana. “Dos, cero, cuatro, Ship Lane. Aquí es definitivamente donde viven,”

El auto se quedó quieto. Incluso el bebé dejó de llorar. Hanna miró a la infante junto a ella en el asiento trasero. Sus pequeños y perfectos labios rosados estaban cerrados. Spencer miró al bebé también, luego se dio vuelta, incomoda. Era obvio lo que todos estaban pensando: ¿Cómo podía haberle sucedido esto a la dulce, obediente, pequeña Emily Fields? Ellas habían sido las mejores amigas de Emily desde sexto grado, cuando Alison DiLaurentis, la chica más popular de Rosewood Day, la escuela privada a la cual iban, las reclutó en su nuevo grupo. Emily siempre había sido la chica que odiaba a la gente que hablaba mal, quien nunca inició una pelea, quien prefería poleras sueltas antes que faldas apretadas—y chicas antes que chicos. Las chicas como Emily no se embarazaban.

Ellas habían pensado que Emily estaba haciendo un programa de verano en Temple, parecido al que Spencer estaba haciendo en Penn, Pero luego, una por una, Emily les dijo la verdad: Se estaba ocultando en la habitación de su hermana en Philly porque estaba embarazada. Aria, Spencer, y Hanna todas reaccionaron de la misma manera cuando Emily les dijo las noticias: boquiabiertas, sin palabras y shockeadas. ¿Desde hace cuanto lo sabes? Preguntaron. Me hice una prueba de embarazo cuando volví de Jamaica, Emily respondió. El padre era Isaac, un chico con quien salió el invierno pasado.

“¿Estás segura de que quieres hacer esto?” Spencer preguntó tranquilamente. Un reflejo en la ventana llamó su atención, y se sintió avergonzada. Pero cuando se volvió para mirar a la casa frente a ellas, una igualmente modesta casa de ladrillos, no había nadie mirando.

“¿Qué otra opción tengo?” Emily giraba el brazalete de goma color rosa del Hospital Jefferson alrededor de su muñeca. El equipo médico ni siquiera sabía que se había ido—los doctores querían que se quede un día extra para poder monitorear la incisión de la cesárea. Pero si se quedaba un minuto más en el hospital, su plan no funcionaría. Era imposible que le diera el bebé a Gayle, la saludable mujer quien le había pagado una gran suma de dinero, así que le dijo a Gayle que había atrasado dos días la hora de su cesárea. Luego le solicitó a sus amigas ayuda para escaparse del hospital, poco después de que la bebé nació. Todas tomaron parte del escape. Hanna devolvió el dinero de Gayle. Spencer distrajo a las enfermeras mientras Emily cojeaba hasta la salida. Aria trajo su Subaru e incluso encontró un asiento de infantes para el auto en una venta de garaje. Y tuvieron éxito: Se escaparon sin que Gayle se entere y se lleve al bebé.

De repente, como si estuviera planeado, el celular de Emily sonó, rompiendo el tenso silencio al interior del auto. Lo sacó de la bolsa plástica en que el hospital había puesto su ropa y miró la pantalla: Gayle.

Emily hizo un gesto de dolor y presionó IGNORAR. El teléfono se quedó quieto por un momento luego sonó una vez más. Gayle otra vez.

Hanna miró el celular cautelosamente. “¿Podrías responder eso?”

“¿Y decir qué?” Emily presionó IGNORAR una vez más. “¿’Lo siento, Gayle no quiero darte mi bebé porque creo que estás loca’?”

“¿Pero no es ilegal esto?” Hanna miró la calle de arriba a abajo. No había un auto a la vista, pero aun se sentía nerviosa. “¿Y si te denuncia?”

“¿Por qué?” Emily preguntó. “Lo que hizo Gayle fue ilegal también. No puede decir nada sin incriminarse a ella misma.”

Hanna se mordía la uña del dedo pulgar. “Pero y si la policía se entera de esto, ¿qué pasa si investigan otras cosas? Como… ¿Jamaica?”

Una tensión palpable se propagaba en el auto. A pesar de que siempre estaba en sus mentes, las chicas se habían prometido no volver a hablar sobre Jamaica. Se suponía que iba a ser una escapada para olvidar a la Verdadera Ali, la diabólica chica que mató a su hermana gemela, Courtney, la Ali que ellas conocían y querían. El año pasado la Verdadera Ali volvió a Rosewood y trató de hacerse pasar ante las chicas como su vieja amiga, pero fue después cuando reveló que ella era la nueva A, el tormentoso mensajero de las chicas. Ella había matado a Ian Thomas, el rompecorazones de Rosewood Day y sospechoso en el primer asesinato, y a Jenna Cavanaugh, a quien las chicas y Su Ali habían dejado ciega en sexto grado. El plan maestro de la Verdadera Ali era asesinar a las cuatro chicas. Ella las llevó a su casa familiar en Poconos, las encerró en un dormitorio, y prendió un fósforo. Pero las cosas no salieron como lo planeado. Las chicas escaparon, dejando a la Verdadera Ali atrapada en la casa cuando esta explotó. A pesar de que sus restos nunca fueron encontrados, todos estaban seguros de que estaba muerta.

Pero ¿Lo estaba?

El viaje a Jamaica había sido una oportunidad para las chicas para seguir con sus vidas y profundizar su amistad. Sin embargo, una vez que estuvieron allí, conocieron a una chica llamada Tabitha, quien les recordaba a la Verdadera Ali. Ella sabia cosas que solo Ali podría saber. Sus gestos eran escalofriantemente como los de Ali. Lentamente, se convencieron de que ella era la Verdadera Ali. Quizás había sobrevivido al incendio. Quizás había venido a Jamaica para terminar con las chicas como lo había planeado.

Solo había una cosa que hacer: detenerla antes de que se vengue. Justo cuando la Verdadera Ali estaba a punto de empujar a Hanna por el balcón del techo, Aria intervino, y fue Ali la que cayó. Su cuerpo roto se desvaneció antes de que las chicas bajen a la playa a ver lo que habían hecho. Probablemente se la llevó la marea. Las chicas vacilaban entre el alivio de que Ali se había ido por siempre…y el horror de que habían matado a alguien.

“Nadie nunca sabrá sobre Jamaica,” Spencer refunfuñó ahora. “El cuerpo de Ali se fue.”

El teléfono de Emily sonó otra vez. Gayle. Un beep sonó después. Seis nuevos mensajes de voz, la pantalla anunciaba.

“Quizás podrías escuchar esos,” Hanna susurró.

Emily negó con la cabeza, sus manos temblaban.

“Pon la llamada en altavoz,” Aria sugirió. “Escucharemos contigo,”

Poniendo su labio inferior dentro de su boca, Emily hiso lo que le dijeron y puso el primer mensaje. “Heather, es Gayle.” Una animada voz estrepitó en el auto. “No me has devuelto las llamadas en días, y estoy preocupada. ¿No tuviste el bebé unos cuantos días antes, o si? ¿Hubo complicaciones? Llamaré al hospital Jefferson para asegurarme.”

“¿Quién es Heather?” Spencer susurró nerviosamente.

“Es el nombre falso que le di a todos este verano,” Emily dijo. “Incluso postulé a mi trabajo usando una identidad falsa que compre en South Street. No quería que nadie haga la conexión de que yo era la mejor amiga de Alison DiLaurentis. Alguien le podría decir a la prensa que yo estaba embarazada, y luego mis padres se hubieran enterado." Miró su celular. “Dios, se oye realmente molesta.”

El segundo mensaje de Gayle siguió. “Heather, es Gayle otra vez. Está bien, llamé a Jefferson—ahí es donde anotaste tu cesárea, ¿cierto? Nadie en el equipo me quiere decir lo que ocurre. ¿Podrías por favor contestar tu teléfono y decirme dónde diablos estás?”

Los tonos del tercero y el cuarto mensaje aumentaron en intensidad y frustración. “Está bien, estoy en Jefferson ahora” Gayle dijo en el quinto mensaje. “Acabo de hablar con un auxiliar y no tienen registros de nadie llamada Heather en la sala de maternidad, pero luego describí como te veías y dijo que tú estás aquí. ¿Por qué no me llamaste? ¿Dónde carajos esta el bebe?”

“¿Cuánto apuestan a que sobornó al auxiliar?” Emily murmuró “Mala idea el registrarme bajo mi verdadero nombre para despistar a Gayle.” Registrarse bajo Emily Fields había sido un riesgo—a pesar de que Emily tenía una casilla postal en Philly como su dirección y planeaba usar sus ahorros de niñera para pagar la cuenta del hospital, ¿Que pasaba si, por alguna razón, sus padres llamaban a Jefferson y averiguaban que ella había estado allí? Pero ya que Gayle solo la conocía como Heather, usar su nombre real parecía un modo fácil de perderla.

Para el sexto mensaje Gayle se había enterado. “Esto fue un montaje, ¿cierto?” gruñó. “Tuviste al bebé y te fuiste, ¿o no? ¿Fue esa tu intención todo el tiempo, perra? ¿Planeaste estafarme desde el comienzo? ¿Crees que le doy cincuenta mil dólares a cualquiera? ¿Crees que soy una idiota? Voy a encontrarte. Voy perseguirlos a ti y al bebé y luego lo lamentaras.”

“Wow,” Aria suspiró.

“Oh mi dios.” Emily cerró su celular. “Nunca debí haberle prometido nada. Sé que lo devolvimos, pero nunca debí haber tomado su dinero en primer lugar. Está loca. Ahora, ¿ven por qué hago esto?”

“Por supuesto,” Aria dijo tranquilamente.

La infante comenzó a lloriquear, Emily le hizo cariño en su pequeña cabeza, y luego, reuniendo coraje, abrió la puerta del auto y salió al escalofriante aire. “Hagámoslo.”

“Em, no.” Aria abrió su puerta del auto y tomó a Emily del brazo justo mientras Emily caía contra el costado del auto, claramente adolorida. “El doctor dijo que no debías hacer esfuerzo, ¿recuerdas?”

“Necesito llevarle el bebé a los Bakers.” Emily apuntó atontadamente a la casa.

Aria se detuvo. Una bocina de camión sonaba a la distancia. Por encima del sonido del motor del auto, pensó que había oído una breve y aguda risa.

“Bien,” Aria aceptó. “Pero yo la llevaré.” Tomó el asiento del bebé del asiento trasero. El olor a talco de bebé la recibió, creando un nudo en su garganta. Su padre, Byron, y su novia, Meredith, acababan de tener un bebé, y ella amaba a Lola con todo su corazón. Si miraba mucho tiempo a este bebé, la amaría de igual forma.

El teléfono de Emily sonó otra vez, y el nombre de Gayle apareció en la pantalla. “Lo dejó en su bolsa. “Vamos, Aria.”

Aria levantó el asiento del bebé más arriba, y ambas chicas se tambalearon por el jardín delantero. El rocío humedecía sus pies. Apenas alcanzaron a pasar por alto un aspersor de agua asomándose por el pasto. Cuando subieron al pórtico, notaron una animada mecedora y un plato de perro de cerámica que decía BIENVENIDOS GOLDEN RETRIEVERS

“Aw.” Aria lo apuntó. “Los golden retrievers son geniales.”

“Me dijeron que tienen dos cachorros de golden retriever.” Emily dijo. “Siempre he querido uno de esos.”

Aria miró cómo un millón de emociones pasaban por la cara de su amiga en medio segundo. Se acercó y tomó la mano de Emily. “¿Estás bien?” Había tanto que decir, pero no habían palabras con que decirlo.

Luego la expresión de Emily se fortaleció otra vez. “Por supuesto,” dijo entre dientes. Tomando un largo suspiro, tomó la silla del bebé y la puso en el pórtico. La bebé gemía. Emily miró por encima de su hombro a la calle. El Subaru de Aria estaba en la cuneta. Algo pasó entre las sombras cerca de los setos. Por medio segundo, pensó que era una persona, pero luego sus ojos se desenfocaron. Probablemente eran las drogas que aun corrían por su sistema.

A pesar de que hizo que su incisión duela como el infierno, Emily se agachó, puso una copia del certificado de nacimiento del bebé, y la carta que escribió poco antes de irse a hospital, y la puso encima del asiento. Con suerte, la carta explicaba todo. Con suerte, Los Baker entenderían y amarían a este bebe con todos sus corazones. Besó la frente del bebé, luego pasó sus dedos por sus increíblemente suaves mejillas. Es para mejor, una voz en su interior decía. Tú lo sabes.

Emily presionó el timbre. En segundos, una luz se prendió, y dos diferentes pasos se oyeron al otro lado de la puerta. Aria tomó la mano de Emily, y se tambalearon hacia el auto. Una silueta se veía en la entrada, primero mirando afuera, y luego mirando el asiento de bebé abandonado…y al bebe al interior.

“Conduce,” Emily dijo.

Aria se adentró en la noche. Cuando dio vuelta a la primera esquina, miró a Emily en el espejo retrovisor. “Está bien.”

Hanna puso su mano en el brazo de Emily. Spencer se dio vuelta y apretó su rodilla. Emily colapsó y comenzó a llorar, primero tranquilamente, y luego en grandes y fuertes gritos ahogados. Los corazones de todas estaban rotos por ella, pero nadie sabía que decir. Este era otro devastante secreto en una larga lista de secretos que tenían que guardar, junto con Jamaica, la experiencia del casi-arresto de Spencer por posesión de drogas, lo que le pasó a Aria en Islandia, y el accidente de auto de Hanna ese verano. Al menos A se había ido—se habían asegurado de eso. Lo que habían hecho podrá haber sido terrible, pero al menos nadie lo sabría jamás.

Sin embargo, no deberían estar tan seguras de eso. Después de todo lo ocurrido, deberían aprender a confiar en sus premoniciones, y tomarse en serio esas risas y sombras fantasmas. Alguien estaba allí esa noche, después de todo. Mirando. Analizando. Planeando.

Y ese alguien solo estaba esperando la oportunidad para usar todo esto en contra de ellas.

12 comentarios:

  1. que es lo que hizo aria en islandia?

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    1. Aun no se sabe, yo también quiero saber >.<

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    1. Aun es un misterio... me tinca (pero no lo sé) que se sabrá en el próximo libro (burned, si mal no recuerdo) porque hasta ahora no le dan tanta importancia... yo tambien quisiera saber!

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  3. pero supuestamente las chicas no sabian que emily estaba embarazada , y que era un secreo que solo emily sabia , entonces como ahi dice que las chias ya sabain

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    1. aqui es justamente donde los lectores nos enteramos de que las chicas si sabian, saludos

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  4. hola!!! muchas gracias por la traduccion :) tengo una duda! volveras este libro PDF? quisiera descargarlo completo o al menos copiarlo parte por parte en un documento word pero no me deja la pagina :(

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    1. Hola! aun no he pensado al respecto, acabamos de empezar con las traducciones xd Pero si me envías un correo te aviso y si hay un pdf, te lo envío :)

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    2. si xfa! cualquier cosa me avisas o envias :) mi correo es: mjvc_pub@hotmail.com gracias :)

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    3. ohh yo pensaba que era Burned, me equivoqué, acabo de darme cuenta. Es otra historia entonces, están haciendo un pdf de Stunning, pero fuera de mi blog así que ni idea de cuándo saldra :)

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  5. Hola muchas gracias por el aporte me encanta & la traducción es excelente
    No podrías hacer un PDF? Te lo agradecería mucho & si es así me lo enviarías a mi correo?
    Es este sarai_princes22@hotmail.com
    Gracias DTB

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    1. El foro bookzinga está haciendo un pdf con esta traducción, sin embargo yo no sé la fecha de cuando estará listo

      Gracias por comentar :)

      Saludos

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