miércoles, 23 de enero de 2013

Ruthless - Capítulo 34: La familia se mantiene unida




Hanna se despertó la mañana siguiente por el sonido de las uñas de Dot rasgando contra la puerta de su dormitorio. “Iré en un segundo cariño” gimió, levantándose.

El sol atravesaba las ventanas del balcón de Julieta. Los pájaros piaban en los arboles. Parecía como una perfectamente placentera mañana… hasta que Hanna recordó lo ocurrido la noche anterior. Kelsey. Hombre Flotante. La ambulancia llevándosela. Se veía tan frágil. Tan desamparada. Una vez más, habían escapado por poco de que A arruine sus vidas.

Pero ahora se había acabado. Tomó su iPhone y miró sus mensajes. Extrañamente, Liam no le había escrito esta mañana—por primera vez. ¿Habría llegado bien a casa? Eran las 9:23 A.M, un poco temprano, pero podría llamarlo, ¿cierto? Marcó su número, pero pasó a buzón de voz.

“Despierta, dormilón,” Hanna dijo luego del beep. “Espero verte hoy, ya te extraño. Llámame cuando recibas esto.”

Luego de cambiarse de ropa a un par de jeans ajustados y una polera de Petit Bateau, bajó tres pisos de escaleras hasta la cocina con Dot en sus brazos. Su padre estaba sentado en la barra de desayuno, mirando una pila de hojas de cálculo. Kate estaba inclinada sobre medio pomelo en la mesa, mirando al papel. Cuando vio a Hanna entrar, le lanzó una mirada extraña. Hanna pretendió arreglar el colgante del collar de Dot. Kate seguramente se habría dado cuenta de que Hanna no fue a la obra y estaba enojada, pero lo último que Hanna quería era una insignificante pelea.

Kate no dejó de mirarla, incluso cuando Hanna dejó a Dot en el piso, se sirvió una taza de café y añadió un chorro de leche de soya. “¿Qué?” Hanna finalmente dijo. Dios, no es como si hubiera sido el debut en Broadway de Kate.

“Um…” Kate miró abajo a la sección de estilo del periódico y se la acercó a Hanna con un dedo. Hanna la miro. Cuando vio la imagen en la página abierta, escupió un trago de café al piso.

“¿Estás bien?” El Sr. Marin se dio vuelta y bajó del sillín.

“Si.” Hanna secó el café con una servilleta. “Bien.”

Pero estaba lejos de estar bien. Miró a la imagen en el periódico otra vez, rezando para estar imaginando cosas. Tres fotos de la hermosa cara sonriente de Liam la miraban. En la primera, el tenia su brazo alrededor de una chica rubia con nariz puntiaguda. En la segunda, estaba besando a una chica de cabello oscuro con un vestido de jersey con vuelo. Y en la tercera, estaba caminando por una calle llena de gente en Philly, de la mano con una chica de cabello corto usando lentes de sol y un abrigo de Burberry. Un Romeo en la vida real, enamorado del amor, decía en la leyenda junto a las fotos. Liam Wilkinson es uno de los solteros más elegibles… y el ama jugar en la cancha.

Una dura y densa bola se incrustó en la garganta de Hanna. El pie de foto decía el nombre de cada una de las chicas con las que Liam estaba y cuándo había sido visto con ellas. Una de las fotos era de comienzos de esta semana, un día que Hanna y Liam no se habían visto. Y la chica de cabello corto, cuyo nombre era Hazel, era descrita como “la novia a largo plazo de Liam con quien él espera casarse algún día.”

La mirada de Hanna avanzó hacia una cita en el cuerpo del artículo. “El es definitivamente encantador,” dijo Lucy Richards, una de las ex novias de Liam del año pasado. “Él me hizo sentir como si yo fuera la única chica en el universo. Dijo que él nunca se había sentido de ese modo conmigo antes, excepto conmigo. Él seguía hablando sobre escaparse conmigo, llevarme a uno de los châteaus de su familia en Francia o Italia. Definitivamente me hizo sentir especial… hasta que me di cuenta de que él hizo eso con cada chica con la que salió.

Hanna se estiró hasta el centro de la mesa, tomó una tostada del montón, y se la metió a la boca. Luego tomó otra, y luego una rebanada de tocino, a pesar de que ella no había comido tocino en años. Liam le había dicho todas esas cosas a ella también. Él le hizo las mismas promesas. Entonces ¿solo fueron... palanbras? ¿Una trampa? Y ella se lo había creído. Ella lo dejo quedarse por la noche en la casa de su padre. Ella puso en peligro la carrera de su padre.

Sus piernas se balanceaban mientras seguía de pie. La habitación se inclinaba y se balanceaba como si la casa entera estuviera en un océano rocoso. La adorable cara de Liam pasó por su mente. Todas esas cosas románticas que le dijo. La pasión que había aparecido entre ellos. Jesús.

Ella se tambaleo fuera de la cocina hacia el living. Cuando marcó el número de Liam en el celular, la línea marcó y marcó, y una vez más fue a buzón de voz. “Lindo artículo sobre ti en el Centinela,” Hanna dijo tan pronto como oyó el beep. “No me vuelvas a llamar. Nunca.”

Cuando colgó, el celular se le cayó de las manos hasta el cojín del sofá. Hanna se sentó y abrazó un cojín. Mordiendo muy fuerte su lengua par no llorar. Gracias a dios ella no le dijo nada importante a Liam sobre su padre. Gracias a dios que no le dijo sobre Tabitha.

Ahem.”

Hanna se dio vuelta. Kate estaba de pie en la entrada. Había una mirada incómodo en su cara. Camino hacia el living, se apoyó en el borde del sillón con diseños frente a Hanna, y espero. Kate sabía. Ella acercó la sección de estilo hacia Hanna para que Hanna lo vea, después de todo.

“¿Cómo te enteraste?” Hanna dijo en una voz baja y con odio.

Kate jugueteaba con una gargantilla de perlas en su garganta. “Los vi juntos en el flash mob. Y luego los oí, la otra noche, en tu habitación. Yo sabía que él estaba aquí.”

Hanna se avergonzó. “Le dirás a papá, ¿o no?” Ella miró a la cocina. Su padre ahora estaba paseando alrededor de la isla, con su celular en su oído.

Kate miró a otro lado. “Él no necesita saberlo.”

Hanna pestañeó a ella, incrédula. Esta era la oportunidad perfecta para Kate ser la nueva favorita de papi otra vez. Su padre nunca perdonaría a Hanna por esto.

“A mí también me han engañado,” Kate dijo tranquilamente.

Hanna la miro sorprendida. “¿Por Sean?”

Kate negó con la cabeza. “No por él. Por alguien con quien salí en Annapolis, antes de mudarme aquí. Su nombre era Jeffrey. Estaba tan enamorada. Pero luego vi en Facebook que él tenía otra novia.”

Hanna se acomodó. “Lo siento.” Encontró difícil de creer que la perfecta Kate alguna vez pudo ser botada, pero se veía tan humilde. Casi humana.

Kate se encogió de hombros. Ella levantó sus ojos verdes hacia Hanna. “Yo creo que deberíamos hundirlos. Esa familia no solo ha molestado a Tom, pero te han molestado a ti también.

Luego Kate se levantó y salió de la habitación, sus brazos se balanceaban, sus hombres atrás. Hanna lentamente contó hasta diez esperando que Kate se de vuelta y dijera ¡Solo bromeaba! ¡Definitivamente te delataré, perra! Pero luego de un momento, Hanna oyó el gentil sonido de la puerta de su dormitorio cerrándose. Huh.

“Te llamo en un momento,” el Sr. Marin dijo fuertemente en la cocina, y Hanna escuchó el beep de la llamada finalizada. Se paró, las puntas de sus dedos estaban erizadas. Kate estaba en lo cierto. Quizás Hanna debería hundir la familia de Liam. Hanna podría no haberle dicho nada vital de su padre a Liam—además de las típicas cosas de divorcio que toda familia sufre y un montón de historias embarazosas sobre su peso—pero Liam le había contado a Hanna un montón de secretos sobre su familia. Algo que podría sacar a Tucker Wilkinson de la campaña por siempre.

“Papá.” Hanna fue hacia la cocina. Su padre ahora estaba de pie junto al lavaplatos, lavando los platos. “Hay algo que necesito decirte. Sobre Tucker Wilkinson.”

Su padre se dio vuelta, con una ceja levantada. Y entonces todo lo que Liam le había dicho a Hanna salió de ella: la aventura de su padre, el embarazo no deseado de la mujer, el aborto. Los ojos de su padre saltaban con cada palabra. Su mandíbula se abrió más y más. Las palabras se sentían como veneno saliendo de la boca de Hanna, peor que cualquier chisme que alguna vez haya expandido, pero entonces las fotos del periódico volvieron a su mente una vez más. La hicieron pensar en esa línea de alguna obra Shakespere-ana que el Sr. Fitz los hizo leer en la clase de inglés el año pasado: No hay furia del infierno como la de una mujer desdeñada.

Liam se lo merecía completamente.


Capítulo 33 | Capítulo 35

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)

Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)