sábado, 16 de enero de 2016

Cross My Heart, Hope to Die - Capítulo 11 - Un picnic bajo las estrellas

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Cuando Emma llegó al parque esa tarde, Ethan ya estaba en el punto de partida, con su telescopio en su caja de plástico a la espalda. El sol se estaba ocultando tras las montañas en una llamarada de luz roja. Por un momento le dio un brillo sobrenatural a la cara de Ethan, como si estuviera iluminado desde el interior.

Lo observó por un rato, añadiendo a su lista mental de Cosas Adorables que Hace Ethan: #578: Lleva su telescopio como si fuera una guitarra y él un rockstar. En sus jeans malgastados y remera blanca, Ethan tenía un aire a James Dean. El corazón de Emma comenzó a acelerarse al acercarse para encontrarse con él.
- Hola, - Ethan estiró sus brazos. Emma presionó su cara contra su remera e inhaló ese aroma a ropa limpia, sintiendo los músculos de su pecho contra su mejilla. Él le besó la parte arriba de la cabeza. Los dedos de sus pies se doblaron de placer al interior de sus calcetines.
- Vamos, - dijo, tomándole la mano y guiándola hacia el sendero. El parque estaba vivo con los suaves sonidos de murciélagos cazando, el chirrido de grillos y cigarras, y el escarbar de pequeños animales en la arena.
Bajo un enmarañado sauce del desierto había una manta a cuadros blanco-y-rojo y un canasto lleno de uvas, frutillas, un baguette, y un trozo de Brie. Ethan incluso había traído una botella de jugo de manzana y vasos de champagne plásticos. Velas en jarros Mason completaban la escena.
Emma resopló y apretó el brazo de Ethan. – No puedo creer que hicieras todo esto, - exclamó.
Él se arrodilló en la manta y palmeó el sitio a su lado. – Pensé que sería lindo tener una cita de verdad. Con, ya sabes, romance y esas cosas. – Abrió la botella de jugo de manzana y le pasó un vaso, sirviéndose uno a si mismo también.
Ella se rio y chocaron sus vasos. – Por el romance, entonces. Aunque no estoy segura de ser tan buena en él como tú. Quizás podrías darme algunas indicaciones.
- Creo que podríamos arreglar eso, - él murmuró, inclinándose para besarla tan suave y dulcemente que ella no pudo evitar querer más.
- Buena lección, - suspiró cuando se separaron.
Comieron queso y baguette, observando el atardecer en un cómodo silencio. Emma siempre había soñado con una noche romántica como esta, pero nunca se había atrevido a soñar que tendría a alguien como Ethan para compartirla. Él era todo o que ella hubiera podido pedir en un novio, y finalmente tuvo la suerte de encontrarlo.
- ¿Has pensado más en… ya sabes, qué haremos cuando esto se acabe? – preguntó Ethan, mirándola nervioso. Ella se sonrojó, recordando o que él había sugerido—que se muden juntos si los Mercer no la aceptaban como Emma. Se mordió el labio, mirando a otro lado antes de contestar.
- Un poco. – Dudó, y luego continuó. – Quiero estar contigo, lo sabes. Pero mudarnos juntos es un paso muy grande. Quiero ir a la universidad. Yo solo… quiero recuperar mi vida antes de siquiera pensar en algo de eso. – Trató de imaginarse qué iba a decir en su ensayo para la universidad. Pretender ser mi hermana mientras resolvía su asesinato y aprender todos los secretos de nuestra familia me enseñó el valor de la perseverancia. También soy muy multifuncional.
- Yo también, - dijo rápidamente. – Digo, también quiero ir a la universidad. Postulé a la admisión temprana. Estoy esperando oír una respuesta.
- ¿Admisión temprana? – Emma estaba impresionada. Ella estaría a penas y a última hora con la suya, si es que postulaba este año. Mordió el final de una frutilla. - ¿A dónde postulaste?
Él se encogió de hombros. – Universidad de Arizona, obviamente. UC Davis, Carnegie Mellon, UCLA. Stanford es mi intento menos probable. Va a depender de dónde me den suficiente apoyo económico. – Frunció el ceño.
- La mayoría de esas quedan tan lejos, - dijo, sorprendida. Ella sabía que no debía sorprenderse—Ethan era un buen estudiante y él querría ir a la mejor universidad posible. Pero ella nunca se lo había imaginado dejando Tucson. Esa idea se retorcía en su interior como un nudo.
- Emma, - dijo firmemente, aparentemente leyendo sus pensamientos. – Antes de conocerte, no podía esperar para salir de este lugar. Odiaba esta ciudad. Está tan llena de gente que te mira y te juzga. Pero— - tragó saliva, buscando palabras, y tomó su mano. – Iré a donde quiera que quieras ir. Si quieres quedarte en Tucson, haremos que funcione aquí. Si llego a ser admitido en otro lado y puedo financiarlo, tendremos opciones. Y por supuesto que no tenemos que mudarnos juntos si no estás lista. Tan sólo quiero quedarme cerca de ti sin importar qué.
Su cabeza se derritió. Sus ojos eran tan honestos, tan llenos de ternura, que no pudo encontrar su voz. En lugar de ello, se acercó a él y le dio otro beso.
- Y si el caso no está resuelto para entonces, - él susurró en su oído. – Quizás podríamos simplemente escaparnos. Quizás podrías simplemente venir conmigo a la universidad. Podrías trabajar en las postulaciones mientras yo estoy en clases, y comenzar el próximo otoño.
Emma sonrió, imaginándose a sí misma caminando por el pasto en Stanford, con un café para llevar en su mano. Se sentaría en una banca y leería En busca del tiempo perdido, de Proust, esperando juntarse con Ethan después de su seminario de filosofía. Cuando la clase termine, él le daría un gran beso y la presentaría a su profesor como “mi novia, Emma Paxton.”
- Te puedo mantener a salvo, Emma, - Ethan continuó. – No dejaré que nadie te haga daño.
Sus palabras la trajeron directo a la tierra. Se alejó de él con tristeza, moviendo la cabeza, el encantamiento se había acabado repentinamente. – Sabes que no puedo irme de Tucson, no mientras la persona que hirió a mi hermana sigue allí afuera. – Ahora estaba completamente oscuro, el cielo brillaba con estrellas y la delgada luna cuarto creciente. Miró a través de la negra extensión del desierto. – Cuando comencé esto, sólo estaba intentando sobrevivir. Pero ahora… siento como que conozco a Sutton, Ethan. Sé que suena extraño, pero siento como que a veces estuviera aquí, conmigo, animándome. La amo, y no puedo decepcionarla. Ella merece justicia. – Movió la cabeza otra vez. – Voy a resolver este asunto, o me voy a morir intentándolo.
Yo sentí toda mi existencia quedarse muy quieta. Nadie nunca había hecho una promesa así por mí, arriesgarse a morir por mí. Por primera vez estuve agradecida de que Emma no pueda oír mis pensamientos. No estaba segura de poder encontrar las palabras para decirle lo gradecida que estaba.
A la titilante luz de las velas, Emma vio como el color se fue de la cara de Ethan. – No hables así, - susurró. – No quiero pensar en que nada te pase. No podría soportarlo.
Su mano temblaba en la de ella, y Emma de repente se dio cuenta de que él nunca había procesado realmente el peligro en el que ella estaba, nunca había entendido realmente que un asesino la estaba observando. Observándolos, pensó, recordando lo que había ocurrido en el Estudio de Cine Old Tucson.
- Todo es tan complicado ahora mismo, - dijo dulcemente. – Veamos lo que ocurre—cuando los Mercer se enteren de quién soy, cuando recibas todas esas cartas de aceptación, cuando sepa si siquiera voy a tener tiempo para postular. No podemos decidir nada hasta entonces.
El asintió lentamente. - ¿Hay alguna pista nueva?
Ella negó con la cabeza. – No, pero necesito averiguar más sobre Becky. – Trató de hablar firmemente, pero su voz se quebró. – Digo, apenas puede peinarse. ¿Realmente podría armar un plan como este—matar a una de nosotras, hacerme tomar el lugar de Sutton, meterse a la casa de Charlotte para estrangularme, seguirme de algún modo por todos lados sin que yo lo note? Es complicado incluso si eres cuerdo.
Ethan habló dudosamente. – Ella ciertamente suena impredecible.
Emma podía oír la duda en su voz. Pensó en todas las veces que Becky la había sorprendido. Un minuto Becky estaría haciendo algo completamente raro como llorar en medio del supermercado por una pomelo un poco mala, y al otro estaría hablándole suavemente a un mesero en el restaurant local para que les regale su cena, o escabullendo a Emma hábilmente a una película Disney sin comprar una entrada. Podía ser astuta a veces, incluso inteligente. Era una sobreviviente. Ella y Emma eran sobrevivientes, y eso significaba que podían ser ingeniosas.
Pero eso no significaba que era homicida. ¿O sí? Pero luego pensó en cómo Becky sonrió cuando llamó a Emma por su nombre real, con una expresión tenebrosamente tranquila, como si supiera que no era Sutton. Como si estuviera segura de eso.
Emma se sobó los ojos, la imagen de ese sobre de manila regresó a su mente. El Dr. Banerjee ha sido su doctor por años. Él tenía un archivo de 12 centímetros sobre ella. Apuesto a que hay notas de sesión, pruebas de diagnóstico, toda clase de cosas allí. Si pudiera poner mis manos sobre ese archivo, podría responder algunas preguntas.
Cuando volvió a mirar a Ethan, su espina se había puesto completamente rígida y sus labios estaban tensos y enojados. Sus ojos lucían negros a la oscuridad, sin reflejo y sin poder ser interpretados. – Los informes psiquiátricos son privados, Emma. – dijo.
Ella retrocedió ante la frialdad de su voz. – Lo sé. Créeme, no estoy emocionada por la idea de rebuscar en el loco pasado de mi mamá. Pero podría darnos las respuestas que estamos buscando. Y no tenemos otras pistas.
Él sacudió su cabeza violentamente. – No. Está mal.
- ¡Ethan, estoy podría descartar a Becky! – exclamó. Hubo un destello de irritación en ella. ¿Acaso él quería creer que su madre era una asesina?
- ¡No tienes derecho de husmear en la cabeza de alguien de esa forma! – él dijo cortantemente. Ninguno de los dos habló por un momento. A lo lejos en el desierto, algunos coyotes estaban ladrando.
Luego él exhaló fuertemente. – Lo siento. Sólo que tengo una fuerte sensación sobre esto.
En cualquier otro momento en su vida, ella habría estado de acuerdo—ella tampoco quería ir a meterse en los registros privados de alguien, especialmente los de su madre. Pero la gente en la vida de Sutton protegía sus secretos tan cuidadosamente, y la seguridad de Emma dependía de averiguar tanto como pudiera.
- De todos modos no importa. No tengo acceso a los archivos. – Emma suspiró. – En realidad no quiero verlos, Ethan. Simplemente estoy cansada de los callejones sin salida.
Él le tocó la mejilla. – Sé que estás frustrada.
- Lo siento, también. – Emma sonrió tristemente. – Hasta acá llegó el romance, ¿eh?
Una pequeña sonrisa apareció en la cara de Ethan.- Diría que el romance no está completamente fuera de discusión, - él susurró en su oído. Él la acarició con la cara en su cuello, besando suavemente su garganta. Emma tembló al tacto, pasando sus dedos por el cabello de Ethan. El ardor de su breve discusión no se disipó, pero se suavizó, transformándose en una nueva clase de energía Sus terminaciones nerviosas resonaban bajo sus uñas. Él la besó, un beso más largo y profundo que el anterior. Ella cerró sus ojos y se apegó más a él.
Todas excepto una de las velas se habían apagado. Yo observaba esa última pequeña llama, recordando las cáusticas discusiones entre Thayer y yo, y los frenéticos besos que solían venir a continuación. Eso es lo que ganas al salir con un solitario, hermana, pensé. Muchas peleas épicas, y muchas ardientes sesiones de besuqueo de disculpas.
Estaba feliz de que Emma e Ethan se estuvieran disculpando. Pero la pregunta seguía en mi cabeza: ¿Cómo iba a averiguar Emma si Becky era inocente o no?
Y si Ethan no podía ayudarla a demostrarlo, ¿quién podría?

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