"¿Estás
seguro de que no hay nada que podamos
hacer para ayudar?" Hanna le preguntó a su padre mientras él se arreglaba
la corbata en el vestíbulo del Museo Gemológico Hollis, el sitio de la fiesta
de recaudación de fondos. Era un enorme y hermoso espacio con suelos de mármol,
paredes de mosaicos, y toneladas de vitrinas llenas de diamantes de valor
incalculable, rubíes, zafiros, esmeraldas, meteoritos, y geodas. El lugar
estaba impecable y precioso, con manteles blancos en las dos docenas de mesas
dispuestas alrededor de la habitación, ramos enormes de flores por todas
partes, y una silenciosa zona de subasta con un huevo de Fabergé, un abrigo
vintage Louis Vuitton hecho de cibelina, y un alquiler de bote de tres meses de
duración alrededor del mundo.
"Sí,
Tom, por favor déjanos hacer
algo." Kate, vestida con un vestido de color berenjena y tacones de
terciopelo negro, comenzó a acicalarse frente al espejo también.
El Sr.
Marín sonrió a las chicas. "Ustedes dos han hecho tanto." Pensó por
un momento, luego levantó un dedo. "Podrían
entretener a la Sra. Riggs mostrándole el lugar. Tú solías venir a
este museo todo el tiempo, ¿no es así, Hanna? Le podrías mostrar los
mostradores.”
Hanna
reprimió una mueca. Era cierto que ella solía ir al museo con Ali en sexto
grado, pero jugar a la guía turística con Gayle era casi la última cosa que
quería hacer. Pero le daría una oportunidad de robar el teléfono de Gayle y
demostrar que era A. Ahora, había incluso más de una razón para ello: Spencer
había llamado en el camino, diciéndole a Hanna que estaba en el hospital —A la
había drogado a ella y a un montón de chicos en Princeton, y si podían
demostrar que A era Gayle y Gayle había alterado los brownies, podrían dejarla
por mucho tiempo en la cárcel.
"¿Así
que ella va a venir?" Hanna trató de sonar indiferente.
"Por
supuesto." Sr. Marin miró su Rolex. "De hecho, me sorprende que
todavía no esté aquí. Yo sé que ella quiere hablar contigo Hanna, antes de que
comiencen las festividades".
"¿S-sobre
qué?" Graznó Hanna. La idea de tiempo a solas con Gayle sonaba aterradora.
"Me
sorprendió a mi también." El Sr. Marin levantó una ceja. "Una de sus
obras de caridad es ayudar a conseguir que los adolescentes participen en
actividades de la comunidad. Ella dijo algo acerca de cómo está realmente
impresionada por tu participación en la campaña—sobre todo la organización de
ese flash mob. Creo que quiere exprimirte información".
El
estómago de Hanna se revolvió. Estaba segura de que exprimir sus ideas de la
campaña no era todo lo que Gayle quería hacer. Había conocido a Liam en el
flash mob y A—Gayle—lo sabía.
Ella
echó hacia atrás los hombros, respiró hondo y miró a su teléfono nuevo otra vez.
Plan de ataque, Aria había escrito en
un e-mail a ella y a Emily. Hanna,
distraes a Gayle hablando sobre la campaña. Si eso no funciona, Emily, tu
caminas por donde esta Gayle y la miras directamente a los ojos. Cuando no esté
prestando atención, yo iré a escondidas y agarro su teléfono. Nos reunimos en
mi coche, comprobamos sus mensajes, y descargamos todo a nuestros teléfonos.
Hanna
sólo podía esperar que fuera así de fácil.
Las
puertas se abrieron y la gente comenzó a llegar. Hanna se pegó a su sonrisa de yo-soy-hija-de-un-político
en su rostro y saludó a los VIPs. Rupert Millington, quien siempre estaba en
las páginas de sociedad, debido a que sus bisabuelos una vez fueron dueños de
la mitad de Rosewood, se acercó y estrechó la mano del Sr. Marín. Fletch Huxley,
el alcalde de Rosewood, le dio un beso en la mejilla a Hanna. Un grupo de damas
de grupos locales de beneficencia y clubes de equitación tiraron besos de aire
y abrazos falsos. Miró a su alrededor para buscar a Gayle, pero ella todavía no
había llegado. Ni Aria ni Emily habían llegado tampoco.
Entonces, deslizándose a través de las puertas dobles como si fuera de la
realeza, estaba un muchacho que se le hacía familiar, de pelo negro con un
esmoquin ajustado y una niña en un vestido molestamente bonito color rosado
bebé que no se veía de puta en lo más mínimo. Era Mike y Colleen, enfrascado en
medio de una conversación.
El
corazón de Hanna comenzó a latir con fuerza. Había algo más que tenía que hacer
esta noche. Se agachó detrás de una columna para escuchar.
"No
sé qué puede haber pasado con esas fotos," Colleen estaba diciendo.
"El fotógrafo dijo que alguien las recogió por mí, ¡Pero eso es
imposible!"
Hanna
se mordió el interior de la mejilla. Ella realmente no quería aceptar el hecho
de que ella había robado las fotos de Colleen. Tal vez podría simplemente devolverlas
anónimamente y apuntarse el dinero que había pagado por ellas como si fuera el
precio que tenía que pagar para conseguir a Mike de vuelta.
En el
momento justo, Mike volvió la cabeza y vio a Hanna detrás de la columna. Hanna
miró hacia otro lado, pero Colleen también la vio, y suspiró feliz. "¡Besito
besito!", dijo extasiada, corriendo y besando a Hanna en ambas mejillas
antes de que Hanna pudiera detenerla. "Esto es tan increíble. ¡Muchas gracias por invitarme!"
Hanna
olfateó. "Yo no te invité",
dijo, las palabras eran como bilis en su boca.
El
rostro de Colleen cayó. Mike dio una mirada fulminante a Hanna, luego se
encogió de hombros y se fue a un grupo de chicos del equipo de fútbol, que sin
duda habían colado sus ginger ale con vodka en el frasco de alguien.
Colleen
vio a Mike irse, luego se volvió de nuevo hacia Hanna. Sus ojos se abrieron un
poco. "Uh, ¿Hanna?" Ella se inclinó hacia delante. "Tienes algo
pegado a tu zapato."
La
cabeza de Hanna miró hacia debajo de un golpe. Un pedazo largo de papel
higiénico estaba pegado en el talón de su tacón. El calor se disparó a través
de su cuerpo. ¿Cuánto tiempo había estado allí? ¿De verdad había saludado al
alcalde de Rosewood así? ¿Mike lo había visto?
Hanna
se agachó y tiró el trozo de papel higiénico, que estaba asquerosamente
empapado, y lo sacó de su pie. Cuando levantó la vista de nuevo, Colleen se
había unido a Mike en una mesa con sus amigos. Se sentía más furiosa que nunca.
A
medida que la habitación se llenó y el volumen aumentó, Hanna caminó por un
pasillo que mostraba una tira de ágata de Brasil y cogió su teléfono. Sacó el
comercial de yogurth y lo miró de nuevo, sonriendo a la cara estreñida de
Colleen. Invaluable. Luego puso copiar
y pegar el enlace en un nuevo texto y seleccionó a todos en su libreta de
direcciones de Rosewood Day como receptores.
Una vez
que se terminó, el dedo de Hanna rondaba el botón ENVIAR. Ella miró a la sala,
viendo como la banda se instaló y los asistentes a la fiesta congraciaban. Colleen y Mike estaban sentados en una
mesa con los amigos de lacrosse de Mike. Mike estaba enfrascado en una
conversación con el portero, que Hanna siempre había llamado Frankenstein por
su cabeza cuadrada. Colleen estaba sentado junto a él, bebiendo su agua con
gas, se veía un poco perdida. La pequeña
actriz perfecta no sabe cómo socializar, pensó con satisfacción. Supongo que la popularidad instantánea es un
poco más difícil de lo que parece, ¿no?
Pero,
de repente, la expresión de pez fuera del agua de Colleen desencadenó un
recuerdo. Hanna se vio a sí misma y Mona sentadas en la mejor mesa en la
cafetería. Colleen se acercó y preguntó si podía unírseles, y las dos se echaron
a reír. "No nos sentamos con chicas que usan zapatos Hobbit,” dijo Mona, apuntando
a los Mary Janes de punta cuadrada en los pies de Colleen. Y Hanna canturreó,
"El cir-culo de la vida",
porque Colleen había llevado una lonchera del Rey León hasta octavo grado.
Por una
fracción de segundo, el dolor fue evidente en su rostro, pero luego se encogió
de hombros y canturreó, “¡Está bien! Bueno, ¡tengan un almuerzo divertido,
chicas!" Mona y Hanna se habían derrumbado a reír cuando ella se alejó.
La cosa
era, no mucho antes Hanna se había reído de Mona cuando ella estaba en la
pandilla de Ali. Y no mucho antes de eso,
la Verdadera Ali se había reído de Hanna. Por la forma en que sus rollos de
grasa se salían por sobre sus jeans. Porque no podía hacer una voltereta en
gimnasia. Hanna recordó cuan humillada y avergonzada se había sentido. Y, sin
embargo, cuando le tocó el turno de llevar la corona de la Abeja Reina, había
molestado a la gente tan poco esforzadamente, como si nunca hubiera estado en
el otro lado.
La
Popularidad había convertido a Ali, Mona y Hanna en perras implacables. Pero no
había afectado a Colleen en lo absoluto—incluso saliendo con Mike, ella
seguía siendo exactamente la misma chica de antes. Y ahora Hanna estaba siendo
atormentado por la peor perra popular de todas—A. ¿Realmente Hanna quería
hacerle eso a alguien más?
Su
teléfono sonó de repente, estridente y ruidoso en la sala tranquila. Un nuevo mensaje
texto apareció en la pantalla. Frunciendo el ceño, Hanna salió del texto que
estaba planeando escribir y abrir el nuevo. El remitente era una serie de
letras y números mezclados.
Vamos,
Hanna. Envía el video. Tú sabes que lo deseas.
El
estómago de Hanna se sintió como si estuviera en llamas. ¿Quería hacerlo? Echaba de menos a Mike desesperadamente. Ella
quería que él fuera su cita aquí, no la
de Colleen, y que ellos fueran a correr y a colarse al cine y jugar por horas y
horas Gran Turismo, como lo hacían
antes. Pero ¿podría vivir consigo misma si la única forma en que lo lograría
seria enviar a todos el video? Le recordó lo que sentía cuando llevaba un par
de zapatos o una pulsera que había robado en tiendas: Fue increíble tener una pulsera
Tiffany alrededor de su muñeca, pero algo en ella la hacía sentir un poco sucia
también. Colleen podrá haber sido molesta, pero ella no se merecía su propio A.
Hanna
volvió al texto con el enlace de vídeo, respiró hondo, y pulsó SUPR. Haciendo
eso se sentía muy limpiador. Casi...
bueno. Como si hubiera ganado por mucho a A en el juego de A.
Una
risita aguda se arremolinaba en una de las esquinas, y ella se dio vuelta.
Pasos resonaron tras ella. De repente, Naomi Zeigler y Riley Wolfe caminaron
hasta Hanna, sus teléfonos en sus manos.
"Te has superado a ti misma en esta ocasión, Hanna," rió Naomi.
"Bien
hecho", agregó Riley, empujando un mechón de pelo de color rojo brillante
detrás de su oreja.
"¿De qué están hablando?" Espetó Hanna.
"Ese
video." Naomi agitó su teléfono hacia adelante y atrás. "No tiene
precio."
El
estómago de Hanna se desplomó a sus pies. ¿Video?
¿Naomi se refería a lo que ella creía? ¡Pero Hanna había borrado el texto! ¿Habría
A enviado el video de todas formas y dicho
que era de Hanna? "No fui yo, “dijo.
Riley le dio una mirada de loco. "Uh,
estoy segurísima de que se parece a
ti."
Acercó
su teléfono celular a la cara de Hanna. Hanna se quedó mirándolo, esperando
para ver Colleen en el comercial de yogurth Letón, pero una imagen de ella apareció
en lugar de eso. La primera parte del video era Hanna en la clase de baile del
caño. Su parte polera reveladora se levantaba y sus shorts se bajaban, haciendo
gala de una tira de su ropa interior de encaje. Sus caderas se veían enormes a
medida que hacía círculos y giros, y cuando ella trató de subir ese poste se
veía como un mono loco. La cámara captó una toma desafortunada de su entrepierna
cuando ella cayó al suelo.
"¿Qué?" Susurró Hanna.
El
video seguía. La siguiente parte mostraba a Hanna acechando entre los arbustos
en el centro comercial King James, mirando a Victoria’s Secret con binoculares.
El camuflaje hacía que su piel luzca de color rojo y con manchas y la cintura
mucho más grande de lo que realmente era. Y cuando salió de entre los arbustos,
tenía un par de hojas en su trasero. La cámara se acercó a ellos mientras
seguía a Mike y Colleen por el vestíbulo.
Hanna miró a las chicas, su corazón latía más rápido. "No entiendo."
"Haciendo un poco de espionaje, ¿O no, Hanna?" Rió Naomi.
El
video continuaba. El siguiente fue un clip de Colleen entrando en el estudio
del fotógrafo, Hanna escondida detrás de ella, se veía desesperada y ridícula.
Y luego mostró a Hanna apenas unas horas antes, retirando las fotos de Colleen,
mirándolas con enojo, y tirándolas en la guantera. El cuadro final fue un mensaje en negrita
y rojo. ¡Hanna Marin, acosadora
desesperada!
"Oh
Dios mío". Su estómago se hundió.
Naomi
se rió. "Siempre pensé que eras una perdedora al salir con un hombre más
joven, pero ¿espiarlo después de que te dejó? Eso es nuevo nivel de bajo,
incluso para ti. Y ahora todo el mundo lo sabe.”
"¿Todo el mundo?" Graznó Hanna.
Miró al
salón y obtuvo su respuesta. Un grupo de chicos de Rosewood Day miraban
asombrado a sus teléfonos, y luego levantaron la cabeza en masa y miraron boquiabiertos
hacia Hanna. "¡Te ves sexy en camuflaje, Hanna!", dijo Seth Cardiff. "¡Hey, Mike, tienes una admiradora
secreta!" Rió Mason Byers.
Mike. Hanna lo encontró a él y a
Colleen cerca de la ventana, mirando a su teléfono. Hanna podría señalar el
momento exacto en que Colleen llegó a la parte en el video donde Hanna robó sus
fotos. Se tapó la boca con la mano y luego miró a Hanna con una mirada
traicionada en su rostro. La cabeza de Mike levantó de golpe y también la miró,
con los ojos ardiendo. Colleen volvió y huyó hacia el vestíbulo. Mike la
siguió.
Hanna
dio unos pasos torcidos hacia atrás, casi tropezando con una larga cortina que
separaba la sala principal de un pequeño pasillo. ¿Cómo había sucedido esto?
¿Quién había estado siguiéndola? ¿Quién envió el video a todo el mundo?
Por
supuesto: A. Esta fue una razón para
animarla a espiar a Colleen: sacárselo en cara y asegurarse de que pierda a
Mike por siempre.
Traducido por: Eve
Corregido por: Daniela
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