Aria estaba de pie junto a la ventana en la casa de Ella en Rosewood, mirando afuera a la oscura calle. Sintió una mano en su hombro y olió el perfume familiar de pachuli de Ella. Su madre usaba una bata de artista salpicada de pintura y palillos chinos en su cabello. Recientemente se había inspirado para una nueva serie de pinturas, y entre su nuevo novio, su trabajo en una galería de arte en Hollis, y su tiempo en el estudio, Aria apenas la veía.
“¿Qué harán Noel y tú esta noche?” preguntó, apoyándose en el sillón orejero que ella y Byron habían comprado en una feria de las pulgas millones de años atrás. “A él estás esperando, ¿cierto?”
Un nudo se formó en la garganta de Aria. En realidad, estaba esperando que Noel no aparezca para su cita. De ese modo, Aria no tendría que romper con él.
La nota de A la había torturado todo el día, y se había debatido decir algo contra quedarse callada. Si guardaba el secreto, tendría que terminar. Por otro lado, si delataba al papá de Noel, Noel la odiaría y probablemente terminaría con ella de todos modos. ¿Y cómo rayos se había enterado A? ¿Cómo A sabía todo?
Aria no tenía duda de que A delataría el transformismo del Sr. Kahn si ella no actuaba pronto. Era suficientemente malo que ella aun se sentía como que había arruinado su propia familia—no podía arruinar la de Noel también. Aunque ¿Podría romper con Noel luego de todo lo que habían pasado? Lo amaba mucho.
Miró a su mamá y respiró con fuerza. “¿Aun me culpas por lo que pasó entre tú y Byron?”
Ella parpadeó fuertemente. “¿A qué te refieres con aun?
“Yo guardé el secreto. Si te hubiera dicho algo, quizás tú podrías haber…”
La mamá de Aria se hundió más en el cojín del sillón. “Cariño, tu papá te puso en una posición horrible. Nunca deberías haber tenido que tomar la decisión de decirlo o no decirlo. Incluso si me lo hubieras dicho antes, no hubiera cambiado nada al final. No es tu culpa.” Puso una mano en el muslo de Aria.
“Lo sé, pero te enojaste tanto conmigo por no decir nada.” Aria murmuró. Ella la había echado de la casa, y había tenido que vivir con Sean Ackard, su novio en ese entonces.
Ella meció un cojín tejido entre sus manos. “No debería haber reaccionado así. Estaba muy ciega, y tenía que descargarme con alguien.” Levanto la mirada. “Lo siento también, cariño. No deberías obsesionarte con esto. Las cosas pasan. Y ahora todos estamos más felices y más sanos, ¿cierto?”
Aria asintió, sintiendo un nudo en su estómago. “Pero si pudiéramos rehacerlo todo, ¿preferirías que te lo dijera antes?”
Ella pensó por un momento, corriendo su dedo sobre su labio inferior. “Quizás no,” dijo. “Creo que necesitaba estar en la oscuridad, al menos por un tiempo más. Necesitaba fortalecerme lo suficiente para saber lo que quería y darme cuenta de que yo era capaz de vivir por mi cuenta. Mudarnos a Islandia, conocer un nuevo país, eso realmente me ayudó, pero fue por tu padre que fuimos allí. Así que, de hecho, Aria, si hubiera sabido antes, nunca habría tenido esa experiencia. De una forma extraña, agradezco haberme enterado cuando me enteré.”
Aria asintió, comprendiendo esto en su mente. “¿Así que dices que si sabes un secreto sobre alguien, pero también sabes que alguien más no está listo para oírlo, deberías guardártelo?”
“Supongo que depende.” Ella arrugó su ceja, parecía sospechar. “¿Por qué? ¿Sabes un secreto sobre alguien?”
“No,” Aria dijo rápidamente. “Estaba hablando hipotéticamente.”
El celular de su mamá sonó, salvando a Aria de tener que dar más explicaciones. Pero luego miró por la ventana y vio el Escalade de Noel estacionado en la cuneta, su estómago se retorcía. El consejo de Ella tenía sentido, pero eso significaba que tenía que terminar con Noel.
Tragando saliva, se despidió de Ella, se subió el cierre de su chaqueta de mezclilla, y salió por la puerta. Su corazón se rompió cuando vio la cara sonriente de Noel mirando por la ventana. “Te ves maravillosa, como siempre,” dijo cuando ella abrió la puerta.
“Gracias,” Aria murmuró, a pesar de que estaba usando sus jeans más feos y un gran y gigantesco sweater que era uno de sus primeros proyectos de tejido. Quería verse lo menos atractiva posible para suavizar el golpe.
“¿A dónde quieres ir?” Noel se puso en marcha y se alejó de la cuneta. “¿A Williams-Sonoma para comprar provisiones? Escuché que la próxima semana haremos bollos huecos.”
Aria miraba los postes de luz pasando hasta que su visión se puso borrosa, manteniendo la boca cerrada. Estaba asustada de que si decía algo, se pondría a llorar.
“Está bien, no estás de ánimo para Williams-Sonoma,” Noel dijo lentamente, girando el manubrio. “¿Qué tal esa cafetería genial que encontramos en Yarmouth? O, oye, podríamos volver a la tienda psíquica junto a la estación de trenes. Donde todo comenzó.” Codeó a Aria juguetonamente. Se refería a cómo se habían unido en una sesión espiritista en la tienda el año pasado.
Aria jugaba con el cierre de su chaqueta, deseando que Noel se quedara callado.
“Último esfuerzo,” Noel dijo con ánimo. “¿Qué tal si vamos a Hollis, y solo nos emborrachamos?” Jugamos a los dardos y Beer pong, actuamos como idiotas…”
“Noel, no puedo,” Aria dijo.
Noel se detuvo en una luz adyacente a un gran centro comercial. “¿No puedes qué? ¿Tomar?” Sonrió. “Vamos. Te vi beber mucho en Islandia.”
Aria se sorprendió. Islandia solo movía más dolorosamente el cuchillo—era otro secreto más que estaba ocultando. “No, no puedo hacer…esto.” Su voz se quebró. “Tú y yo. No está funcionando.”
Una sonrisa congelada apareció en la cara de Noel. “Espera. ¿Qué?”
“Hablo en serio.” Miró los números rojos del reloj en el tablero. “Quiero terminar.”
La luz se puso verde, y Noel, sin decir una palabra cambió de pista y entró al centro comercial. Era una de esas plazas comerciales monstruosas que contenían un hipermercado de Barnes & Noble, un Target, una tienda de vino del tamaño de una bodega, y un montón de salones exclusivos y boutiques de joyas.
Noel se puso en un sitio para aparcar, apagó el motor, y la miró. “¿Por qué?”
Aria bajó la cabeza. “No lo sé.”
“Tienes que tener algún motivo. No es Klaudia ¿O sí? Porque yo no soporto a esa chica, lo juro.”
“No es Klaudia.”
Noel corrió sus manos por su frente. “¿Te gusta alguien más? ¿Ese tipo Ezra?”
Aria negó su cabeza con vigor. “Por supuesto que no.”
“¿Entonces qué? ¡Dime!”
Había una expresión importante, desesperada en su cara. Le tomó toda la fuerza de Aria el no estirar sus brazos alrededor de Noel y decirle que no lo decía en serio, pero la nota de A estaba marcada en su mente. No debería ser responsable de arruinar su familia. Necesitaba estar lo más lejos de Noel posible. Ella era como veneno para él.
“Lo siento, pero es algo que debo hacer,” suspiró. “Vendré mañana a buscar las cosas que dejé en tu casa.” Luego buscó la manija de la puerta y bajó sus piernas al pavimento. El aire frio asaltó sus sentidos. El aroma de pizza horneada entró por sus fosas nasales revolviendo su estomago.
“Aria,” Noel se acercó y la pilló del brazo. “Por favor. No te vayas.” Aria evitó las lágrimas, mirando en blanco los carritos de supermercado. “No hay nada más que decir,” dijo con voz muerta. Luego Salió del auto, cerró la puerta, y comenzó a caminar ciegamente hacia la tienda más cercana, una Babies “R” Us. Noel la llamó una y otra vez, pero ella siguió caminando, mirando sus botas, inhalando y exhalando, y asegurándose de que no la atropellen. Finalmente, el motor del Escalade prendió y el SUV retrocedió y se fue rápidamente por la salida.
Beep.
El teléfono de Aria sonó desde el fondo de su cartera. La pantalla estaba encendida cuando lo sacó. Había llegado un nuevo mensaje.
Kudos, Aria. El que quiere celeste, que le cueste, ¿cierto? Mwah! —A
Aria tiró su teléfono de vuelta a su cartera, con fuerza. Tu ganas, A, pensó, pestañeando entre lágrimas. Tú ganas cada maldita vez.
Estaba en la cuneta de Babies “R” Us ahora. Un mostrador de carritos ocupaba toda la ventana, y la tienda estaba decorada con banners de bebés felices y sonrientes. Mujeres embarazadas paseaban por los pasillos, comprando mamaderas, bodies, y pañales. Toda la felicidad que veía se sentía como una patada en el estomago. Sintió ganas de lanzar un carrito de compras a la ventana y mirar el vidrio estallar en dichoso escenario.
Las puertas automáticas se abrieron, y una mujer con un abrigo de lana negro que parecía caro sacó un carro lleno de bolsas de compras por la rampla. Se veía tan alegre como las otras, pero había algo en su expresión que se veía un poco presionado. Aria entrecerró los ojos con fuerza, su pulso se aceleró.
Era Gayle. ¿Pero qué estaba haciendo aquí? ¿Juntando cosas para cuando rapte el bebé de Emily?”
Sin cambiar el paso, Gayle miró a Aria. Sus cejas se levantaron, y guiñó un ojo, se veía complacida con ella misma. Probablemente porque ella había sido quien escribió el mensaje demandando que Aria y Noel terminen. Probablemente porque vio a Aria con marcas de lagrimas en la cara ahora y entendió por lo que Aria había pasado.
Porque ella era A y ella estaba tirando las cuerdas.
No puede ser Gayle! muy buen cap, gracias :)
ResponderBorrarLas chicas casi nunca están en lo correcto con A, asi que dudo que sea Gayle tambien...
Borrarla escritora me quito a Hanna y Mike, me quito a eEmily e Isac y ahora me sacó a Aria y Noel D: no puedo creer que sea tan sin corazón
ResponderBorrarTienes razon, esas parejas eran hermos, porque tiene que pasar eso con A
Borrartoda la razon, no soporto que aria y noel terminen!!
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