"Ok, el
GPS dice 500 pies más hasta la salida." Emily miró a la consola en el
desconocido Audi sedán. "Gira aquí, ¡gira aquí!"
"Em, lo
vi venir desde hace una milla de distancia." Hanna condujo el coche para
salir de la autopista en una salida nombrada CHESTNUT HILL y dio a Emily una
sonrisa preocupada. "¿Estás bien?"
Emily se
deslizó en su asiento y pellizcó la piel alrededor de su dedo pulgar. Esto fue
un par de horas más tarde en la tarde del lunes, y todas se habían amontonado
en el coche de la hermanastra de Hanna para ir juntas a la nueva casa de los
Baker. Sin necesidad de decirlo, Emily estaba nerviosa. ¿Y si llegaba allí y
los Baker se habían trasladado de nuevo? ¿Y si llegaban allí y el bebé se había
ido?
Era lo peor
que Emily podría pensar. A todavía podría tener a Violet. Aun podía estar
viviendo una pesadilla.
¿Podría A ser la Verdadera Ali, después
de todo? ¿Ella había hecho que Gayle pareciera el villano, robando el dinero del
buzón de Gayle, enviando textos a Spencer cuando estaba en Princeton, tal vez
incluso conduciendo a Gayle hacia la campaña del papá de Hanna? ¿La Verdadera
Ali atrajo a las niñas a casa de Gayle con la esperanza de hacerles daño? ¿Realmente
Ali tenía tan poco respeto por la vida humana?
Por supuesto que sí, dijo una
pequeña voz en la cabeza de Emily. De repente, su sangre comenzó a hervir. Esta
no era una trágica historia de una chica a la cual Emily podría rescatar—era la historia de una perra psicópata que quería llegar a
Emily de cualquier modo que pueda, incluso si eso significaba perjudicar a una
niña inocente. Si la Verdadera Ali era
A, entonces Emily haría todo en su poder para derribarla.
Fue una
revelación extraña. Por un lado, Emily se sentía vacía por dentro, como si
alguien le acabara de robar un órgano vital. Por otro lado, de repente se
sintió lúcida y firme, como si se hubiera hecho el tratamiento LASIK y pudiera
ver todo correctamente por primera vez. Esto la hacía sentir aún peor por haber
liberado a la Verdadera Ali. Tal vez ella había traído todo esto a sí misma.
El semáforo se puso en verde, y Hanna paso un Barnes &
Noble y un Starbucks. El teléfono de
Emily sonó, y ella saltó. Un texto de Isaac le había llegado. He pensado sobre las cosas, y quiero hablar,
decía.
Emily se
quedó mirando las palabras mientras que el auto se detuvo en una señal de pare.
¿Era un mensaje bueno. . . o uno terrible? La expresión de enojo y disgusto de
Isaac en la casa de Gayle se había quedado en ella. Tenía que estar enojado, ¿no? ¿Se lo habría dicho a su madre? ¿La Sra.
Colbert ya se lo decía a todo el mundo? ¿Iba a ser la vergüenza de Rosewood en pocos
días—horas?
Nuevamente,
esto va a salir a la luz tarde o temprano. La policía ya había rastreado a los
padres de Emily en Texas, diciéndoles que ella había sido testigo de un
asesinato. El primer vuelo que pudieron
conseguir era mañana por la mañana, y estarían de vuelta para cuando
Emily haya vuelto del funeral de Gayle. A pesar de que la policía no había
revelado el secreto de Emily, sus padres le harían preguntas. Tal vez sería
mejor si este secreto fuera expuesto. Tenía que ser ella la que les dijera. Lo
único que podía esperar era que no la mataran.
"Em,
este lugar es adorable", murmuró Aria. Emily miró por la ventana. Iban por
la calle principal en Chestnut Hill. Estaba llena de panaderías de moda,
pintorescos restaurantes, tiendas de muebles antiguos y boutiques de lujo. A la
izquierda había una enorme biblioteca con un gran display de niños en la
ventana, a la derecha varias iglesias viejas de piedra, y las calles laterales
se jactaban de sus bellas casas restauradas con camionetas y juegos de
columpios. Las familias caminaban con cochecitos y perros por las aceras. Los
niños corrían alrededor de un campo de béisbol.
Una sonrisa
de esperanza cruzó el rostro de Emily. Este lugar sí parecía agradable.
"Gire a
la derecha, y usted habrá llegado a su destino", anunció el GPS. Hanna
puso las intermitentes y se detuvo en una plaza de aparcamiento en la calle.
Las chicas se bajaron y empezaron a caminar por la acera, mirando a cada una de
las antiguas casas a su paso.
"Ahí
está", dijo Aria a mitad de la manzana, señalando una casa al otro lado de
la calle. "Número 86".
Emily tragó
saliva y se atrevió a mirar. La casa en cuestión tenía revestimiento blanco,
persianas negras, y un pórtico grande. Había una regadera verde en la escalera,
narcisos asomándose en los parterres de flores, y una guirnalda de frutas en la
puerta.
"Es muy
bonito, Em", susurró Spencer. "Mejor que el lugar viejo,
incluso."
Y entonces
Emily vio algo que hizo saltar su corazón. Allí, a través de la cerca de madera
en el patio trasero, había un garaje independiente. La puerta estaba abierta,
revelando dos botes plásticos de basura, una bicicleta de diez velocidades, y
un cochecito para trotar. Había una piscina para niños en forma de rana apoyada
contra la pared. Emily se llevó las manos a la boca, sintiendo las lágrimas
llegar a sus ojos. Cosas de niños.
¿Podría todavía su bebé estar aquí?
Como una
respuesta cósmica, la puerta de entrada de la casa se abrió. Emily gritó y se agachó detrás de Spencer. Un hombre familiar con cuerpo flaco y pelo
rubio arena salió primero. "¿La tienes?" Le dijo a alguien detrás de él.
"Ajá",
dijo una voz de mujer.
Emily miró
sobre el hombro de Spencer, justo a tiempo para ver a Lizzie Baker, pasar al pórtico
y cerrar la puerta. Lizzie se veía fresca y alegre, vestida con pantalones
negros de yoga y zapatillas deportivas Nike. En sus brazos tenía a una niña de
7 meses de edad con mejillas como de manzana, ojos brillantes, y sonriendo, vestida
con un vestido de pana rosado, y unas Marie Janes de marca, color negro. Ella
movía un sonajero en la mano y soltó un fuerte arrullo. Su pelo tenía
exactamente el mismo tono rubio-rojizo de Emily.
"Oh Dios
mío", dijo Emily, con lágrimas en los ojos. Era su bebé. Violet. Luciendo
hermosa y feliz y mejor de lo que ella imaginaba.
"Em",
fue todo lo que Aria dijo. Spencer agarró el brazo de Emily y se la apretó.
Hanna se apoyó en el hombro de Emily y dejó escapar una aspiración de felicidad.
Violet estaba
segura— ¡Segura! Era lo único que importaba.
Podía manejar a sus padres. Podía manejar a Isaac. También podía manejar a
todos los demás en Rosewood. Todo iba a estar—bueno, no bien, pero manejable. Si algo le había sucedido a
la niña, ella nunca se habría perdonado a sí misma.
Se volvió
hacia las demás. "Estoy bien ahora", susurró. ‘’Vámonos antes de que
nos vean."
Se movieron
para salir, cuando de repente la señora Baker se detuvo, notando a Emily.
Instintivamente, ella sostuvo a Violet un poco más fuerte. Su marido se volvió
para ver lo que su esposa estaba mirando, luego se palideció también. Tragando
saliva, Emily levantó la mano tentativamente
como diciendo Yo-no-significo-ningún-daño. Después de un momento, los Baker le
devolvieron el saludo. Entonces dijeron algunas cosas que Emily no pudo oír.
Después de un momento, la señora Baker, cruzó la calle en dirección a Emily,
con Violet en sus brazos.
"¿Qué
están haciendo?", Exclamó Emily, en pánico. Cuando levantó la vista,
Spencer, Aria, Hanna se alejaban. "¡No se vayan!"
"Vas a
estar bien", alentó Spencer, correteando alrededor de la esquina.
Emily se
volvió y vio que la señora Baker subió a la acera y levantó un poco más a
Violet en su cadera. Los dos se miraron la una a la otra por un momento. Emily
no tenía ni idea de lo que la señora Baker, podría decirle. ¿Cómo te atreves? ¿Lárgate de aquí?
"Wow",
exclamó la señora Baker. "Heather. Hola.”
"Es
Emily, en realidad," dijo Emily. "Emily Fields".
La señora
Baker se rio nerviosamente. "Lo sé. Te vi en un viejo ejemplar de People en el consultorio del pediatra.
No pude creer que no me había dado cuenta de que eras tú.” Entonces ella cogió
la mano de Violet y la hizo saludar. "Supongo que sabes quién es. Le
pusimos Violet.”
"Hola,
Violet." Emily casi no podía pronunciar las palabras. "Se ve maravillosa.
¿Es ella. . . feliz?”
La señora
Baker, empujó un mechón de pelo detrás de su oreja. "Bueno, no puede
hablar todavía, pero creemos que lo es. Nosotros somos felices, también.” Había
una mirada tímida en su rostro.
"Se han
mudado", señaló Emily.
La Sra. Baker
asintió. "Sí. Poco después de—bueno, ya sabes. Pensamos que la gente podía hacer preguntas.
Decidimos que era mejor si nos trasladábamos a algún lugar donde nadie nos
conociera." Cuando ella levantó la cabeza y miró a Emily de nuevo, había
lágrimas en sus ojos también. "No sabemos por qué cambiaste de opinión,
pero no podemos agradecerte lo suficiente. Esperamos que lo sepas"
Se sentía
como si ella hubiera inyectado a Emily con luz solar. Se secó una lágrima,
mirando de nuevo la sonrisa boba y pegajosa de Violet. "Yo no puedo
agradecerles lo suficiente a ustedes."
Un doble
pitido de un auto desbloqueándose sonó a través de la calle, y la señora Baker
volvió y señaló a su marido, que estaba cargando una camioneta Honda SUV.
"Le diré a todos acerca de la bebé", exclamó Emily. "Pero nunca
les contaré de ustedes.”
La Sra. Baker
asintió. "También vamos a guardar tu secreto.”
Se dieron una
mirada significativa. Había muchas otras cosas que Emily quería preguntar
acerca de Violet, pero tal vez no era su lugar el saberlas. Había renunciado al
derecho a ser madre de Violet. Lo único que podía esperar era que los Baker
dieran a su hija la mejor vida posible. Todo el dinero del mundo no podría
haber dado una mejor vida a Violet que el que los Baker le estaban dando.
Emily besó la
parte superior de la cabeza de Violet. "Manténganla a salvo, ¿de acuerdo? Manténganla
encerrada todas las noches. Nunca la dejen fuera de su vista. "
"Por
supuesto que lo haremos", dijo Lizzie.
"Bien,"
dijo Emily. Y entonces se dio la vuelta y caminó torpemente lo más rápido que
pudo para alcanzar a las chicas, con miedo de que si no se alejaba rápidamente,
ella nunca sería capaz de irse del lado de Violet de nuevo. Miró hacia atrás una
vez, viendo como Lizzie hizo que Violet se despida con la mano otra vez. Un
sollozo le subió por la garganta. Pensó en A acercándose por algún lugar cerca,
a la espera de arrebatar a Violet. No podía soportar la idea.
Tragando
saliva, ella se quedó mirando el tráfico de la carretera principal. Si el siguiente auto que pase es azul, Violet
va a estar bien, pensó. Si es rojo, A
le hará algo horrible.
Oyó el
gruñido de un motor y cerró los ojos, con miedo de ver lo que el futuro pueda
deparar. Nunca se había preocupado tanto por nada en su vida. Justo cuando el
coche pasaba, ella abrió los ojos y vio un adorno de Mercedes en el capó. Ella
dejó escapar un largo suspiro, con lágrimas en sus ojos una vez más.
El coche era
azul.
Traducido por: Eve
Corregido por: Veronica y Dani