domingo, 30 de diciembre de 2012

Ruthless - Capítulo 25: "¡Pero calla! ¿Qué luz se asoma en la ventana?"





        Hanna abrió sus ojos. Un reloj digital resplandecía un gran 2:14 A.M. rojo al otro lado de la habitación. Un gran poster de una banda llamada Beach House colgaba de la pared, y las ventanas estaban cubiertas con persianas. Esta no era ninguna de sus habitaciones. ¿Dónde diablos estaba?
        Los resortes de la cama chillaron cuando se sentó. Una luz pálida desde el pasillo se reflejaba en un espejo al otro lado de la habitación. Una cortina de mostacillas colgaba de la puerta del closet. Un aromatizante de trébol de cuatro hojas se balanceaba en el botón de la lámpara. Hanna vio una foto de una chica pelirroja enmarcada en un marco plateado de Tiffany en el escritorio. Junto a él, había cuatro libros de clases aplicadas.

Hanna inhaló intensamente. Era el dormitorio de Kelsey en Penn, ella recordaba algunos de los detalles de cuando se había metido el verano pasado. Pero ¿Cómo estaba allí ahora… y por qué?
        Una mano tocó su hombro. Hanna se dio vuelta y casi gritó. Allí, de pie frente ante ella, estaba una chica rubia que se le hacía familiar, con cara con forma de corazón y una encantadora sonrisa. Era la Verdadera Ali. Estaba vestida en una blusa Oxford azul, un blazer blanco, el cual había usado para la conferencia de prensa el año pasado cuando los DiLaurentis anunciaron su regreso a Rosewood.
        -“¿Buscas poner alguna trampa?” molestó Ali, inclinando sus labios.
        -“¡Por supuesto que no!” - Hanna escondió el frasco de pastillas tras su espalda. “¿Y qué estás haciendo aquí? Se supone que tu estas…”

-“¿Muerta?” - Ali se cubrió la boca y rió. “Tú sabes más que eso, ¿O no, Han?” Y luego se apresuró hacia Hanna, con los brazos extendidos.
        Hanna se levantó de golpe en la cama, jadeando. Corrió sus dedos por las frías sabanas y esperó que su pulso se calmara. Estaba en el pequeño desvan en la casa de su papá otra vez. El calefactor silbaba suavemente en el rincón. Su puerta estaba cerrada, y la TV estaba en silencio en una muy muy tarde repetición de Qué Pasó Ayer.

Pero la presencia de Ali aun se sentía tan real. Prácticamente podía oler su jabón de vainilla.

Bzzz. Hanna miró. Su iPhone se había iluminado con un nuevo mensaje de Liam.
        "Hey. Ve a tu balcón".
Cautelosamente se deslizó fuera de las sábanas y caminó de puntillas hasta la puerta doble que llevaban al balcón de Julieta. Dot se levantó de su cama de perro y la siguió. El pestillo crujió cuando se abrió. Las puertas sonaron cuando las abrió. Una ráfaga de frío aire entró, trayendo con ella el frío y muerto olor a invierno.
        “Boo.”
Hanna gritó. Dot soltó un agudo ladrido. -“¡Whoa!”- dijo Liam, tomando los hombros de Hanna. “¡Está bien! ¡Sólo soy yo!”

-“¡Me asustaste!” - gritó Hanna. Dot comenzó a ladrar histéricamente.

-“Shhh.” Liam se agachó para acariciar al perro. “¡Se supone que esto sería una cita secreta, no una fiesta para todos los vecinos!”

Hanna miró a Liam. Estaba usando un anorak de J.Crew, una gruesa bufanda negra, jeans oscuros, y botas de escalar. Luego ella miró la gran altura hasta el piso. “¿Cómo supiste donde vivo? ¿Y cómo subiste hasta aquí?”

-“Te busqué en Google,”- respondió Liam. -“Y escalé.” - y señaló un enrejado al costado de la casa.

-" No puedes estar aquí,” - susurró Hanna. “¡Mi papá está un piso más abajo! ¡Y creo que mi hermanastra sabe de nosotros!”
        Liam puso un mechón de cabello de Hanna tras su oreja. “Pensé que podríamos tener una pijamada.”

-“¿Estás loco?”- Hanna miró la puerta cerrada de su dormitorio, medio esperando que Kate asomara su cabeza, o peor, que su padre e Isabel aparezcan. ¿Qué haría con Liam en ese caso? ¿Empujarlo por el balcón? ¿Meterlo bajo la cama?
Liam tomó sus manos. “Dime que no me has extrañado.”

Hanna miró a sus pálidos pies saliendo de sus pantalones de pijama, luego miró al Rottweiler de peluche de Cornelius Maximilian en la cama. Podría perderlo todo si dejaba a Liam quedarse. Pero cuando miró los suaves y tibios ojos de Liam, su sonrisa coqueta, y el adorable hoyuelo en su mejilla derecha, su corazón se derritió.
        Sin una sola palabra, Hanna lo llevó a dentro de la habitación. Se tumbaron en la cama de Hanna e inmediatamente comenzaron a besarse. Las manos de Liam recorrieron todo el cuerpo de Hanna, y sus labios devoraban su piel. Ella sintió como él le chupaba su cuello, seguramente formando un moretón, pero no le importó.
        Luego él se recostó nuevamente en la cama y la miró. “Me siento tan cómodo contigo, como que podría decirte lo que sea y tu no me juzgarías. Ninguna otra chica me ha hecho sentir así antes.”

-“Me siento del mismo modo en cuanto a ti,”- dijo Hanna entusiastamente. -“Es increíble.”

-“Mágico,”- susurró Liam. -“No creía en almas gemelas antes, pero ahora cambié de opinión.”

Hanna apoyó su cabeza en su mano. “Dime algo que nunca le hayas dicho a nadie.”

“¿Mi confesión sobre las arañas no fue suficiente?” Liam se acostó sobre su espalda. Pasó un momento hasta que habló. “Tuve un amigo imaginario cuando era pequeño. Él era un vampiro.”

Hanna arrugó su nariz.- “¿En serio?”
-“Ajá. Su nombre era Frank, y se parecía a Drácula. Dormía en mi closet, de cabeza como un murciélago. Solía hacer que mi mamá pusiera un plato extra para él a la hora de la cena.”
Una pequeña risa salió de la boca de Hanna. “¿Por qué un vampiro?”

Liam se encogió de hombros. “No lo sé. Parecía una idea genial. Quería que Frank fuera mi papá en vez de mi verdadero papá. No nos llevábamos exactamente bien.” Le lanzó una mirada incómoda. “Y aun es así.”
        Hanna se apoyó en el cojín, sin ganas de hablar sobre el papá de Liam. “Yo tuve un montón de amigos imaginarios también. Mi papá y yo inventamos algunos de ellos, de hecho. Como una gran lechuza llamada Hortense, quien me cuidaba cuando yo dormía, le tenía miedo a la oscuridad, miedo a estar sola. Cuando estaba en cuarto grado y no tenía amigos reales, mi papá solía dibujarme a Hortense en mis bolsas del almuerzo. Era muy dulce”. Cerró sus ojos y se imaginó los temblorosos y toscos dibujos de su papá en las bolsas cafés de papel. Había guardado varios de ellos en su archivador escolar, y los miraba cuando se sentía sola. Pero entonces, en quinto grado, los dibujos cesaron abruptamente. Fue más o menos cuando sus padres comenzaron a discutir.

-“Es tan genial que tu padre esté ahí para ti,” - dijo Liam suavemente.

Hanna respiró. “Bueno, solía estarlo.”

“¿Qué ocurrió?”
        Dot roncaba en el rincón, durmiendo nuevamente. La pequeña línea de luz bajo la puerta era amarilla. Hanna visualizó a su padre en su cama tamaño King bajo las escaleras, con Isabel junto a él. Se imaginó a Kate en su cama tamaño Queen en la habitación junto a su padre e Isabel, con una máscara de dormir sobre sus ojos. El padre de Hanna dijo que no había dormitorios de huéspedes en su piso, pero cuando Hanna pasaba por el pasillo, notó un dormitorio al otro lado del de su papá, lleno de suministros para edredones de Isabel. ¿Por qué no habría puesto a Hanna en esa habitación? ¿No recordaba que Hanna solía tenerle miedo a la oscuridad y sufría pesadillas? Hanna habría estado mortificadamente avergonzada si él lo hubiera mencionado, pero hubiera sido lindo su lo hubiera ofrecido.

Era lindo que él hubiera encontrado a Cornelius, ¿Pero era realmente suficiente? Aun se sentía que la mantenía a distancia, aun considerándola aparte de su verdadera familia.
        Hanna miró a Liam, sintiendo que se llenaba de tristeza. “Mi papá y yo solíamos ser muy unidos,” dijo, “Pero luego las cosas cambiaron.” Le contó cómo se hizo amiga de Ali en el medio del divorcio de sus padres, pero incluso siendo la chica más popular de Rosewood Day no detuvo a su papá de irse. Contó el mortificante episodio en Annapolis cuando ella y Ali conocieron por primera vez a Kate. “Cuando Kate apareció, nunca me sentí suficientemente buena,” susurró. “Siempre pensé que mi papá la quería mas a ella.”
        Liam asentía y hacía preguntas, sosteniendo la mano de Hanna cuando sentía como que estaba a punto de llorar. “Las cosas están mucho mejor entre nosotros ahora, y no debería quejarme,” dijo. “Pero solo deseo volver al pasado cuando mi papá y yo éramos unidos. La cosa es que, ese momento al que quiero volver? Yo no era feliz. Podré haber sido popular, pero aun era gorda y fea y fui despiadadamente molestada por mi mejor amiga. Entonces ¿Realmente quiero volver a eso? Es como que añoro ese momento que no existió.”

Liam susurró “Yo añoro por el momento en que mis papás se llevaban bien.”

-“Lo siento por todo lo que paso entre ellos,” - susurró Hanna. -“Debe haber sido tan difícil.”
        Una mirada lejana apareció en la cara de Liam. Suspiró profundamente y tomó las manos de Hanna. “Tú eres la única cosa positiva en mi vida ahora mismo. Prométeme que no dejaremos que nada se interponga entre nosotros. Y prométeme que me dirás todo. No quiero que hayan secretos entre nosotros.”

-“Por supuesto.”- Un molesto pensamiento latía en el cerebro de Hanna. Ella ciertamente no le había dicho todo a Liam, no aun. Él no sabía sobre el Nuevo "A". O Kelsey. O Tabitha.
        La habitación de su sueño daba vueltas en su mente, fresca y vívida. En la noche que Spencer la había convocado a Penn, el camino desde Rosewood hasta Philly fue borroso. Hanna se estacionó donde Spencer le instruyó y encontró la entrada abierta sin problemas. Nadie la detuvo cuando marcó el código en la habitación de Kelsey. Nadie dijo nada cuando el pestillo hizo click y entró. Hanna sacó las pastillas de su bolsillo y las puso bajo la almohada de Kelsey, luego cambió de opinión y las puso en una cómoda vacía junto a la cama. Estuvo fuera de la habitación nuevamente medio minuto después. Dos minutos más tarde, estaba hablando por teléfono con la policía, diciéndoles exactamente lo que Spencer quería que dijera.
        La culpa no la golpeó hasta que estaba conduciendo a casa y pasó un policía al costado de la carretera administrando una prueba de alcohol a dos chicos. Uno de ellos se veía un poco como Kelsey, con cabello pelirrojo y delgadas y compactas piernas. De repente, Hanna se imagino por lo que la verdadera Kelsey estaba pasando en ese mismo instante, todo por culpa de Hanna. ¿No tenía suficiente de lo que sentirse culpable por lo de Jamaica? ¿Debería estacionarse, llamar a los policías, y decirles que había cometido un error?
        Hanna respiraba agitadamente ahora. Si le hubiera dicho a los policías que era un error, ¿estaría A—Kelsey—persiguiéndolas ahora? Quizás ellas se merecían la ira del Nuevo A. Quizás ellas mismas se lo buscaron.
        “¿En qué piensas?”
 Hanna pestañeó, regresando a la habitación. Liam había dejado de acariciar sus hombros y estaba inspeccionando cuidadosamente su cara. El secreto permanecía tan cerca, casi como una tercera persona en la cama. Quizás sería seguro contarle a Liam. Quizás él la ayudaría a averiguar qué hacer.

Pero luego un auto pasó afuera, su motor acelerando. Algo cosquilleó su nariz, y soltó un estornudo. Esas dos pequeñas acciones cambiaron el momento. Ella no podía decirle a Liam. Nada de eso. “Nada,” dijo suavemente. “Estoy feliz de estar contigo ahora mismo.”

Liam rodeó a Hanna con un gran abrazo. “Estoy feliz de estar contigo también.”
        Sonaba calmado y contento. Pero incluso después de que se durmió en los brazos de Hanna, Hanna miraba el techo, muy despierta. No importaba cuanto tratara, tenía el sentimiento de que ninguno de sus secretos se mantendría oculto por mucho tiempo.
        No si A tenía algo que hacer al respecto.


Traducción: Daniela

Corrección: Verónica



Capítulo 24 | Capítulo 26

sábado, 29 de diciembre de 2012

Ruthless - Capítulo 24: La vida imita al arte



La tarde del jueves, Spencer estaba hojeando el periódico cuando un anuncio llamativo captó su atención. ESTA NOCHE A LAS 8 P.M. UN ESPECIAL DE CNN: ¿ESTÁN SEGUROS TUS HIJOS DURANTE EL RECESO DE PRIMAVERA? TRES CASOS DE DIVERTIVAS VACACIONES DE PRIMAVERA SALIERON TERRIBLEMENTE MAL.

        Había una foto de Tabitha en la esquina. Spencer inmediatamente dio vuelta al periódico, y entonces, porque eso no era suficiente, lo hizo pedacitos y lo tiró a la basura. Incluso eso no parecía seguro. Miró los pedacitos, preguntándose si debería quemarlos.
        Vio un pestañeo por el rabillo de su ojo, y miró arriba hacia la ventana. Una figura se movió tras los árboles. Parecía como alguien rubio.
        Asesina.
        Spencer giró, con sus manos en ambos lados de su cabeza. La cocina estaba vacía. Beatrice y Rufus dormían en el piso, sus patas se movían. Si alguien hubiera estado aquí, estarían ladrando como locos, ¿cierto? ¿Qué diablos le estaba pasando a ella?
        Su celular soltó un fuerte sonido de ladrido de perro, y Spencer saltó. Lo tomó de la mesa auxiliar y vio que Emily le había enviado un mensaje. "Estoy volviéndome loca. "A" me acaba de empujar por una pendiente en el Sendero de Stockbridge".

Spencer miró hacia el estudio, pensando otra vez en los flashes y voz que acababa de escuchar. Amelia y los nerds de la orquesta no estaban ahí en ese momento, pero estaba estipulado que vendrían más tarde esa tarde. "Kelsey no estaba allí, ¿o sí?" Escribió de vuelta.

Hubo una gran pausa. Finalmente, la respuesta de Emily apareció en la pantalla: "No".

"Y ya no te estás juntando con ella, ¿cierto?". Escribió Spencer.

Emily respondió otra vez con una palabra: "No".

"Bien", respondió Spencer.
“Entonces aquí es donde lo de Ali ocurrió, ¿huh?”
Eran 40 minutos después, y Spencer y Beau estaban en el patio de los Hastingses, preparándose para otra sesión de entrenamiento de Macbeth. Spencer estaba segura de que estaría más que lista luego de ese día. Ya había hecho arreglos con el videocamarógrafo de la escuela para ponerle atención especial a ella en sus escenas en la presentación de la obra la noche del sábado. Incluso había compuesto un borrador de email para el comité de admisiones hablando sobre la obra; todo lo que necesitaba ahora era adjuntar un archivo de video de sus brillantemente ejecutadas escenas.

Beau miró alrededor a las retorcidas, ennegrecidas y arruinadas ramas de árbol del fuego que la Verdadera Ali había encendido aquí hace más de un año. A la izquierda estaba el granero original de la propiedad, el cual alguna vez había albergado una suite de invitados…hasta que la Verdadera Ali lo quemó también.

-“Sí,” - dijo Spencer suavemente. “Rara vez vengo aquí afuera. Es espeluznante.”

-"Te creo. Este lugar se siente encantado.” Beau pisó el sucio camino de tejas que solía guiar hacia el granero. Fue en este mismo camino en donde ella y Su Ali pelearon hace casi cinco años en la última noche de séptimo grado. La pelea había sido sobre Ian Thomas, a quien ambas adoraban. Spencer había empujado a Ali, quien cayó, luego rápidamente se levanto y corrió por el camino. Por largo tiempo, Spencer había asumido que Ali había ido a encontrarse con Ian, su novio secreto, y que luego Ian la había matado. Pero era su hermana gemela quien la había interceptado y asesinado.

-“Como sea.”- Beau se dio vuelta y miró a Spencer. -“¿Estás lista para meterte en tu personaje?”

Spencer se encogió de hombros. “Tan lista como podría estarlo.”
        Beau sonrió. “Lo hiciste genial ayer, pero hay otro ejercicio que creo que deberíamos tratar. ¿Recuerdas que te dije que yo conectaba el ser molestado con mi rol como Macbeth? Es tu turno de hacer eso. Trata de convertirte en ella. Imagínate deshaciéndote de la persona que está interponiéndose en tu camino al éxito. Quizás no querías hacerlo, pero cargaste con ello de todas formas.”
        Spencer lo miró. Eso sonaba como lo que había ocurrido con Tabitha… y Kelsey, también. “Supongo que puedo tratar,” dijo tranquilamente.
-“Sigue adelante,” - Beau instruyó. -“Repite las líneas que Lady Macbeth dice cuando se abruma de culpa.”

-"Fuera, maldita mancha,” - recitó Spencer.

-“Bien. Ahora, cierra tus ojos y dilas otra vez.”
        Fuera, maldita mancha,” Spencer repitió, cerrando sus ojos. “Fuera, maldita mancha.” Pensó en Lady Macbeth deambulando por la noche, tratando de limpiar sus manos ensangrentadas del remordimiento del que nunca se podría liberar. “¡Fuera, maldita mancha!” Pensó en la culpa que sentía por Tabitha. Abrió sus ojos, y miró sus palmas, imaginando que estaban cubiertas de sangre. La sangre de Tabitha, fresca de su caída desde el techo.

Se forzó a si misma a revivir esa horrible noche en Jamaica. Cómo Tabitha fue insolente con Hanna. Cómo peleó con Aria. Cómo Aria la empujó por el borde. Buscando el cuerpo de Tabitha en la orilla y no encontrar ni un rastro. Sintiendo terror de salir al océano cada mañana, segura de que el cuerpo de la chica habría aparecido en la orilla por la noche. Viendo esa horrible noticia sobre Tabitha en la televisión unas semanas atrás.
        Pero mientras dijo las líneas unas veces más, un recuerdo diferente superó sus pensamientos. Se vio a ella misma en esa caliente y pobremente iluminada estación policial en el campus de Penn. Era como media hora después de haber hablado con Hanna y definido su plan. Spencer no sabía si Hanna había seguido con ello, pero había escuchado un montón de discusiones y celulares sonando afuera. Finalmente, el policía volvió a entrar y la miró. “Estas libre,” dijo bruscamente, sosteniendo la puerta abierta para ella.

-“¿L-lo estoy?” - Spencer había balbuceado.
        Él le devolvió su iPhone. “Déjeme aconsejarle, Señorita Hastings. Termine su programa de verano y vaya a su casa en los suburbios. Sea una buena chica. No quiere envolverse con pastillas.”
        “¿Y que pasa con Kelsey?” - dijo Spencer mientras salía hacia el pasillo.

Las esquinas de la boca del policía se giraron en una fea sonrisa. En ese momento, la puerta de una segunda sala de retención se abrió. Dos policías llevaron a Kelsey por el pasillo. Ella gritaba y se sacudía. “¿De qué hablan?” - decía ella. - “¿Qué hice?”

-“Tu sabes lo que hiciste,” Los policías le gruñeron.
        Kelsey miró a los ojos de Spencer por un momento y le dio una mirada suplicante. ¿De qué están hablando? Pero había algo más en su expresión, algo en lo que Spencer no había querido pensar hasta ahora.

Furia. Como que sabía exactamente lo que Spencer había hecho.
        “Fuera, maldita mancha,” Spencer repitió una vez más, mirando sus manos, tal como Lady Macbeth lo hacía en la obra. De repente, sus palmas estaban llenas con pequeñas, blancas y redondas pastillas. ¿Eran… A fáciles? Temblando, las lanzó al aire. ¿De dónde habían venido?

Buscó a Beau, pero Beau no estaba. El patio estaba vacío “¿Beau?” gritó. Sin respuesta. Estaba oscuro afuera ahora. ¿Cuánto tiempo había pasado?”
        Los árboles susurraban en el viento. Una lechuza ululaba en la lejanía, y el más sutil olor a humo del incendio del año pasado cosquilleó en las fosas nasales de Spencer. Miró abajo a sus palmas otra vez; de algún modo, las pastillas A fácil habían vuelto. “¡Salgan!” gritó. Raspando sus manos con sus uñas hasta que rojas y abruptas líneas aparecieron en su piel. “¡No puedo ser vista con ellas!” gritó. “¡No me pueden atrapar!”
        Pero las pastillas no se movían de sus palmas. Girando y respirando violentamente, Spencer se dirigió al pequeño estanque tras el granero. “¡Salgan, salgan, salgan! Chillaba, bajando sus manos dentro del agua estancada, y medio congelada. Apenas sentía el frio. Movió sus manos por un momento y luego las retiró. Las pastillas aun estaban allí. “¡No!” Gritó, corriendo sus palmas húmedas por su cabello. Frígida y fétida agua corrió por su cara y siguió por sus orejas y boca.
        Otra ramita sonó. Spencer miró a sus pies, manos y cabello goteando. “¿Quién está allí?” gritó, su corazón latía fuertemente. ¿Eran los policías? ¿Estaban allí por ella? ¿Podrían ver las A Fácil en su palma y se la llevarían a ella?

Alguien se movió tras un arbusto. Shh, otra voz dijo. Dos figuras salieron de los árboles. Una era Kelsey. La otra era Tabitha. Estaban de la mano mirando a Spencer.
        “Hey, Spence,” Kelsey dijo, mirando las palmas goteando de Spencer. “¿Sintiéndote culpable por algo, asesina?”

“No puedes escaparte de nosotras,” susurró Tabitha. “Sabemos lo que hiciste.”

Sonrió misteriosamente y avanzó por la pendiente. Spencer retrocedió, su tobillo se enredó en una gruesa y retorcida raíz. En segundos, su trasero golpeó el banco del arroyo y su cabeza y hombro derecho se sumergieron en el agua congelada. Su cara instantáneamente se adormeció. Cuando abrió sus ojos, Kelsey y Tabitha estaban de pie sobre ella, con sus brazos extendidos. Listas para ahogarla. Listas para vengarse.
        -“¡Lo siento!” -dijo Spencer, sacudiéndose en la fría agua.

-“No lo sientes lo suficiente" -  dijo Kelsey, agachándose.

-“No lo sentías cuando lo hiciste,” - gritó Tabitha, apretando su cuello.

-“¡Lo siento ahora!” - Spencer luchaba para liberarse de las chicas, pero ellas la  sujetaban fuertemente. “¡Por favor! ¡No!”

-“¿Spencer?”
Alguien la levantó del riachuelo. El hielo se deslizaba por su espalda. El frío aire golpeaba sus mejillas. Cuando abrió sus ojos, Kelsey y Tabitha se habían ido. En lugar de ellas, estaba Beau de pie frente a ella, poniendo su chaqueta por los hombros de Spencer. -“Está bien,” - arrulló él. “Está bien.”
Spencer sintió a Beau guiándola fuera del bosque. Luego de un momento, abrió sus ojos y miró a su alrededor, medio llorando, medio hiperventilada. Estaba en su patio otra vez. Cuando miró sus palmas, estaban vacías. Pero mientras las visiones que había tenido de Kelsey y Tabitha se habían desvanecido, la verdadera Kelsey estaba de pie a unos cuantos metros en el césped con Amelia y otras chicas de la orquesta, para su práctica de la tarde. Sus ojos estaban ampliamente abiertos y había una sonrisa satisfactoria en su cara.
-“¿Qué anda mal con ella?” - dijo  Amelia en una voz disgustada.
        -“Está bien,” - respondió Beau, escoltando a Spencer hacia la casa. “Estamos haciendo algunos ejercicios teatrales.”

-“¿Qu-qué ocurrió?"- susurró Spencer aturdidamente mientras subían las escaleras del patio.
        Beau sonrió. “Estuviste increíble. Realmente fuiste por ello. Te sumergiste en el método, literalmente. La mayoría de los actores tienen que estudiar por años para hacer una conexión emocional tan grande. Serás genial en el papel mañana.”

        Mientras él la ayudo caminando por la puerta corrediza, Spencer trató de sonreír como si hubiera sabido lo que había estado haciendo todo el tiempo, pero en su interior se sentía débil y diezmada, como una ciudad devastada por un tornado. Y cuando se dio vuelta, la verdadera Kelsey estaba aun mirándola. Esa sonrisa aun estaba allí, como si supiera la raíz del extraño comportamiento de Spencer.
        Como si lo supiera todo.


Traducción: Daniela

Corrección: Verónica

jueves, 20 de diciembre de 2012

Ruthless - Capítulo 23: Emily es pan comido




           La tarde siguiente, Emily entró al sendero del estacionamiento de Stockbridge e inmediatamente vió el Toyota hatchback negro de Kelsey en uno de los espacios frontales. La lluvia de la noche anterior se había detenido y el sol había salido otra vez, haciendo que todos los arboles se vieran extra verdes y frondosos.

       Antes de salir del auto, se dio vuelta y echó un vistazo a los autos que iban y retrocedían en el camino serpenteante. Cuando un Mercedes coupe pasó, ella lo miró cuidadosamente. ¿Era ese el auto de Spencer, o el de ella era más plateado? Emily se mordió una uña. ¿Qué diría Spencer si viera a Emily y a Kelsey juntas? Cuando Kelsey le envió un e-mail a Emily esa mañana, preguntándole si quería ir a dar un paseo luego de la escuela, Emily había dudado, pensando en su encuentro con Spencer y las otras la noche anterior. Pero luego de un momento, dijo que sí. Spencer no podía decirle con quien podía o no ser amiga. La foto de Tabitha en el teléfono de Kelsey preocupaba a Emily, pero solo porque Kelsey haya estado en Jamaica al mismo tiempo que Emily y sus amigas, no significaba que fuera A. De todos modos, juntarse hoy con Kelsey era la oportunidad para que Emily averiguara algunas cosas y probarle a Spencer que estaba equivocada de una vez por todas.
      
Cerró su auto y fue por el terreno hacia Kelsey. Kelsey estaba tomando un gran trago de agua, vestida con pantalones de cargo color caqui, zapatillas de caminata, y una playera negra marca North Face que se veía exactamente igual que el que Emily estaba usando. Había algo nervioso en su caminar, sus piernas se movían agitadamente, su cuerpo saltaba mucho. Era tal como si se acabara de beber un montón de tazas de cafe expresso.

-“Este es uno de mis lugares favoritos,”- dijo Kelsey, su voz estaba un poquito inquieta también.- “Solía acampar aquí todo el tiempo.”

-“El sendero es hermoso.” Emily siguió a Kelsey al otro lado del gran letrero que tenía una lista de los horarios de uso de los caminos y un montón de advertencias sobre la borreliosis y señalizaciones. “A mí nunca me dejaban venir cuando era pequeña. Mi mamá estaba segura de que estaba lleno de secuestradores.”

-“¿Y tú también lo creías?” Kelsey la molestó.

-“Quizás,” - admitió Emily.

-“Y yo pensé que eras malvada.” Kelsey pinchó el brazo de Emily. “No te preocupes. Te mantendré a salvo de los grandes y malvados secuestradores.”

Comenzaron a subir la angosta subida. Una pareja mayor con un golden retriever los pasó en la otra dirección, y tres corredores desaparecieron por la curva. Emily puso mucha atención a sus propios pasos, cuidadosa de no pisar ninguna de las salvajes ramas que habían caído por el camino. Bajaba desde algún lugar más arriba del sendero una esencia de coco de un bloqueador solar, y las fotos de Jamaica que Spencer había robado del teléfono de Kelsey aparecieron en la mente de Emily otra vez. Aclaró su garganta. “Me gusta acampar, pero no es mi vacación ideal. Preferiría ir al océano.”

-“Yo amo la playa,” - dijo Kelsey efusivamente.

-“¿Has ido alguna vez al Caribe?”- preguntó Emily. Su corazón latía fuertemente, anticipando la respuesta de Kelsey.

Kelsey rodeó una gran roca. “Un par de veces. Estuve en Jamaica apenas el año pasado.”

-“Yo estuve en Jamaica el año pasado también.” Emily rezaba para haber sonado suficientemente sorprendida. “¿Fuiste durante el receso de primavera?”

-“Ajá.” Kelsey se dio vuelta, una sonrisa intrigada invadió su cara. “¿Tu también?”

Emily asintió. “Ahora descubriremos que nos quedamos en el mismo hotel,” bromeó. O al menos esperaba que haya sonado como una broma. “Yo me quedé en un lugar llamado The Cliffs. Tenía estas increíbles rocas de las cuales te podías lanzar al océano. Y un restaurant realmente genial.”

       Kelsey se detuvo en el sendero y pestañeó. “Estás bromeando, ¿cierto?”

       Emily negó con la cabeza, su boca más seca que una pasa. Buscó en la cara de su amiga cualquier señal de incomodidad o mentira, pero Kelsey se veía tan inocente, verdaderamente tomada por sorpresa. Si veo una ardilla en ese árbol, Kelsey es inocente, se dijo a si misma, mirando a un gran roble frente a ella. Como era de esperar, una ardilla se precipitó por una rama alta.

“¿En qué fechas tu escuela tiene el receso de primavera?” Kelsey preguntó.

Emily le respondió, y Kelsey exclamó que esa misma fecha St. Agnes había estado en receso también. “No puedo creer que no te noté,” Kelsey dijo luego de un momento. “Piénsalo. Podríamos habernos vuelto amigas mucho antes.” Tocó el brazo de Emily. “O quizás más que amigas.”

       Todas las terminaciones nerviosas en el brazo de Emily se estremecieron. Cuando respiró, el aire olía húmedo y fértil, como que todo en el sendero estuviera brotando. Miró los brillantes ojos verdes de Kelsey. O era una mentirosa increíblemente hábil, o realmente no sabía nada. Podría haberse encontrado con Tabitha en The Cliffs, pero no había modo de que ella supiera lo que le había ocurrido. Ella ciertamente no sabía lo que Emily y las otras habían hecho.

       De repente, Emily notó un cruce que se le hacía familiar en el sendero. “¿Podemos hacer un desvío por un segundo? Quiero ver si algo sigue aquí.”

       Kelsey asintió, y Emily bajó unos pasos por el cruce y subió sobre una pequeña fuente de agua de piedra que estaba junto a una abrupta y enlodada pendiente. Había dos manos marcadas en el cemento. Una decía Emily. La otra decía Ali.

       Kelsey se agachó y tocó el cemento. “¿Esto es tuyo?”

       “Ajá.” Emily se sentía medio atragantada al mirar la delgada mano de Ali, preservada perpetuamente. “Ali y yo nos escapamos aquí una vez. Habían puesto recién el cemento para esta fuente, y ella sugirió que dejáramos nuestra marca.

       Ella recordaba ese día como si hubiera sido ayer. Era primavera, unos pocos meses antes del fatídico beso con Ali en la casa del árbol de Ali. En su caminata por el sendero, Ali enlistó chicos de su clase, preguntándole a Emily si pensaba que alguno de ellos era lindo. “Necesitas un novio, Em,” Ali dijo. “¿O te estás guardando para alguien especial?”

       Ahora, Kelsey negó con la cabeza solemnemente. “No sé cómo se debe sentir el perder una amiga tan cercana.”

       Un grupo de chicos pasaron por el camino principal, riendo fuertemente. “La extraño, pero ahora no estoy segura de qué puedo extrañar,” Emily dijo en voz baja.

       “¿A qué te refieres?”

       “Por ejemplo, los bolos a los que fuimos el otro día. Ali nos llevó a mí y a mis otras tres amigas allí cuando habíamos comenzado a juntarnos. Ella estaba como ‘Quiero que pasemos tiempo a solas para unirnos.’ Solía pensar que eso era tan genial, como que ella realmente quería conocernos, pero ahora me pregunto si era solo porque ella era Courtney, adentrándose en la vida de Ali y pretendiendo ser ella. Quizás juntarnos por ahí no tenía nada que ver con nuevas amistades, sino que solo necesitaba tiempo para orientarse y no juntarse cerca de los chicos populares de Rosewood Day que su hermana alguna vez había conocido tan bien.”

       -"Eso es mucho que asimilar,”- dijo  Kelsey, con los ojos abiertos.

       “Lo sé.” Emily miró arriba al dosel de los arboles. “Extraño mis viejos recuerdos de Ali. Esos en los que yo solo pensaba que ella era una increíble nueva amiga. Ahora tengo que revisar toda mi historia con ella. Todo lo que pensé que era verdad, era una mentira.”

       “Debe alterarte.”

       “Lo hace. Especialmente porque…” Emily se distrajo, pensando en todos los sueños que había tenido sobre la Verdadera Ali este año. Todos los destellos de cabello rubio que juraba haber visto, todos los fantasmales olorcillos a jabón de vainilla que había olido. Su firme creencia de que ella aun estaba por ahí, mirando cada movimiento. “Trato de pensar solo en las cosas buenas con Ali y bloquear lo que realmente pasó. Es más fácil así. Entonces, como que, en mi cabeza, Mi Ali aun es esta alegre; una intoxicante chica quien tenía a todos en la palma de su mano.”

       “Supongo que ese es un modo de enfrentarlo.”

       Emily giró su cabeza y le sonrió a Kelsey. “Tú me recuerdas a ella un poco.”

       “¿En serio?” Kelsey se puso una mano en su estómago, pareciendo enferma.

       Emily tocó el hombro de Kelsey. “En un buen sentido. Nada la perturbaba. Ella era como….impresionante.”

       Kelsey llevó su labio inferior a dentro de su boca. Se le acercó un poco a Emily hasta que Emily podía oler el débil matiz de insecticida en spray en su piel. “Bueno, yo creo que tu eres muy impresionante también.”

       Rayos zumbaron de arriba a abajo por los brazos de Emily. Ella se acercó. Esperaba que Kelsey se alejara, pero ella se mantuvo donde estaba, a pulgadas de la cara de Emily. Emily miraba a las largas y pálidas pestañas de Kelsey. Las pecas en sus lóbulos de las orejas. La pequeña manchita de oro en sus ojos verdes. Sus labios se tocaron. El corazón de Emily latía fuerte.

       Luego de un momento, Kelsey se alejó, había una tímida sonrisa en su cara. “Wow.”

       Se acercaron nuevamente, apunto de besarse otra vez, cuando un grupo de chicos pasaron por el espacio hacia la fuente de agua. Kelsey giró a otro lado. Los chicos miraban lujuriosamente a Kelsey y a Emily y saludaron. Kelsey los miró, con los dedos cruzados. Su expresión era de nervios, una completa transformación de lo que había sido momentos atrás.

       -“¿Te importa esperar aquí por un segundo?” - susurró Kelsey en el oído de Emily luego de un momento. “Tengo que hacer pis.”

       -“Claro,” - dijo Emily.

       Mientras Kelsey se alejaba a los arbustos, Emily se mantuvo donde estaba, mirando su teléfono para no tener que conversar con los chicos. Luego de que todos ellos bebieron agua, desaparecieron por los arbustos otra vez y siguieron por el sendero.

       Se oyeron pasos de abajo por la pendiente, seguidos por el chillido de un halcón. Luego, todo fue silencio. Los arboles parecían tan cercanos alrededor de ella, provocándole claustrofobia. Cuando el sol se puso tras una nube, estuvo claramente oscuro. Emily miraba a los arboles, preguntándose en que se demoraba tanto Kelsey.

       De repente, Emily oyó el sonido de un cuerpo moviéndose por el arbusto. Una centésima de segundo después, dos fuertes manos la empujaron entre sus omóplatos. “¡Hey!” grito, tambaleándose hacia adelante. Sus pies se deslizaron, cayendo al barro. Antes de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, ella estaba cayendo por la brusca y enlodada pendiente, sus brazos no podían agarrase de nada para detener su caída. Ramas y arbustos y los muñones se elevaron ante ella, y ella salió disparada hacia ellos, afiladas zarzamoras cortaban su piel. Rodó sobre su costado, golpeando fuertemente sus codos. Sintió un agudo dolor, y gritó. Finalmente, luego de enterrar sus uñas en la tierra, sintió su cuerpo lento.  Vino a una parada al bajar la colina, atrapada en un enredo de zarzamoras y ramas secas, con sus jeans, manos , y brazos cubiertos en lodo. Sentía sabor a sangre en su boca y sintió algo húmedo y pegajoso en su mejilla.

       Su corazón latía, giró y miró arriba. Una persona estaba de pie en la cima del monte junto a la fuente de agua, entre las sombras. Emily jadeaba, asimilando el pelo rubio y la figura flexible. Una risilla fantasmal serpenteó entre los árboles, llenando el cuerpo de Emily con tiritones. ¿Ali?

       “¡Emily!”

       Cuando Emily pestañeó, la rubia había desaparecido. Un momento después, Kelsey estaba en su lugar, con su mano sobre su boca. “¡Oh dios mío!” gritó. Comenzó a bajar la pendiente, afirmándose de ramas para equilibrarse, sus zapatos se deslizaban en el lodo. Para cuando llegó a Emily, Emily se había parado y había determinado que ningún hueso estaba roto. Pero aun estaba prácticamente hiperventilada por lo que acababa de ocurrir…y a quien acababa de ver.

       Kelsey estudió a Emily a la distancia. Las esquinas de su boca estaban hacia abajo ansiosamente, y gotas de sudor salpicaban su frente. Aun tenía esa apariencia nerviosa en la cara, y sus manos estaban temblando. “¿Estás bien? ¿Qué pasó?”

       El estomago de Emily se revolvía de un lado a otro. Las raspaduras en su piel de las zarzamoras quemaban cada vez que se movía. “Alguien… me empujó.”

       Los ojos de Kelsey se expandieron. “¿Uno de esos chicos?”

       Emily negó con la cabeza, aun con dificultad para inhalar completamente. La risilla hacía eco en sus oídos. Aun podía sentir la presencia de alguien más, alguien amenazante cerca, mirando. Instintivamente, buscó su celular en su bolsillo. Como era de esperar, había un nuevo mensaje de texto. Con los dedos temblando, presionó LEER.

       "A veces todos necesitamos un pequeño empujón, Emily. Tú y tus amigas lo saben bien, huh? "—A


Traducción: Daniela
Corrección: Verónica